Andrés Fernández Martín. Licenciado en historia y arqueólogo

"La Historia es cíclica; hoy la 'Desbandá' está en Siria"

  • El historiador sostiene que exhumar las fosas del franquismo es abrir de par en par la puerta de la memoria

  • Define el éxodo de la carretera de Almería como un episodio mucho peor que Guernica

El historiador, fotografiado en los Jardines de Picasso.

El historiador, fotografiado en los Jardines de Picasso. / fotografías: javier albiñana

Andrés Fernández Martín no vivió la dictadura. Nació en Casabermeja un año después de la muerte de Franco. Pero es una pieza clave en la reconstrucción histórica de ese periodo en Andalucía. Licenciado en Historia y arqueólogo, ha participado en la exhumación de una veintena de fosas del franquismo, ha recuperado más de 3.100 cuerpos de represaliados y, junto a Maribel Brenes, ha documentado La Desbandá para las generaciones presentes y futuras.

-¿Cuántos años lleva exhumando fosas?

-Desde el 16 de octubre de 2006, que fue cuando empezamos en San Rafael.

-Lleva la fecha grabada...

-Porque es el proyecto de mayor envergadura que he podido realizar. Han sido tres años de exhumaciones. Coincidió que se terminó de exhumar el último cuerpo justamente el 16 de octubre, pero de 2009. Es importante por la cantidad de víctimas, por lo que suponía esa fosa en la represión y por la cantidad de familiares que solicitaron ese trabajo. El antiguo cementerio de San Rafael será el futuro Parque de la Memoria, que está en fase de construcción; con el panteón pirámide donde descansan los restos que recuperamos.

-¿Cuántas víctimas ha recuperado en todos estos años?

-Somos un equipo y en total hemos recuperado 3.103.

-¿Un trabajo así lo cambia a usted como persona y profesional?

-La diferencia entre trabajar en una fosa común en lugar de en un yacimiento arqueológico es la carga sentimental que tiene. Porque como técnico, darle respuesta a los familiares de las víctimas es gratificante. Coges empatía y amistad con los familiares. Con los abueletes vas aprendiendo de ellos... Esto es un trabajo desde que empiezas con la investigación documental y luego sigues con los restos óseos que son la prueba tangible de los fusilamientos... Es un trabajo que te lo llevas a casa porque le sigues dando vueltas...

-Dice que aprende de los abueletes ¿qué aprende?

-La bondad, la ternura, el intentar ser mejor persona, no guardar rencor, ser un hombre de palabra. Aquellos abuelos daban la palabra y era como una escritura.

-¿Y qué ha aprendido de las guerras con las exhumaciones?

-En la universidad, con la asignatura de Historia Contemporánea, sabes del episodio, que San Rafael era el enclave donde se fusilaba; pero trabajar en la fosa da una perspectiva que supera con creces la idea que tenía por mi formación académica.

-¿Esto de las fosas es pasado o presente?

-Es pasado, pero es historia reciente, viva. La memoria colectiva de los familiares y de los no familiares sigue viva, aunque cada vez menos porque en las generaciones más jóvenes el tema no cala tanto. Ahora con la Ley de Memoria Histórica y Democrática aprobada por el Parlamento de Andalucía uno de los apartados es que la memoria llegue a las aulas.

-¿Han tardado demasiado las exhumaciones?

-Sí. Estamos interviniendo en las fosas 80 años después. Los descendientes directos cada vez son menos y los que viven son octogenarios o nonagenarios. El objeto final de estas intervenciones es identificar los restos y es muy complicado porque han pasado muchas décadas. Sí, se ha hecho muy tarde. Los testigos directos que vieron aquellos episodios cada vez son menos y los testimonios orales no son los más exactos.

-¿La memoria es una forma de Justicia?

-La Justicia es aplicar las leyes a través de su entramado judicial. La memoria no hace justicia, pero sirve para concienciar a la sociedad y para que los familiares tengan reparación; porque muchos familiares aún no han tenido esa reparación después de 80 años.

-Su equipo rechazó una oferta para trabajar en el yacimiento arqueológico de Medina Azahara (Córdoba) y prefirió continuar trabajando en San Rafael ¿Por qué?

-Porque conoces a los hijos de las víctimas, escuchas su testimonio, empiezas a tener relación con esas personas y te comprometes con ellos. Por eso dijimos no nos vamos de San Rafael. Para mí ha sido el proyecto que más me ha llenado. Con los años ves que se consiguen cosas, no al ritmo que se debiera, pero se van consiguiendo cosas. Y cuando los familiares te llaman para preguntar cómo estás y darte las gracias, es indescriptible, no se puede describir con palabras lo que sientes.

-¿Ese trabajo en fosas cambia la visión de las guerras? Porque quizás usted vea Siria con otros ojos.

-Sí. Cuando ves los asesinatos, las muertes violentas, la visión sobre una guerra sí cambia porque estás trabajando día a día con la prueba tangible de la crueldad, del sufrimiento, del dolor.

-Con Maribel Brenes ha escrito un libro sobre la Desbandá (1937. Éxodo Málaga-Almería. Nuevas fuentes de investigación) ¿De dónde le viene el interés por ese episodio de la historia de Málaga?

-Fue a raíz de los proyectos de Memoria Histórica. En las entrevistas para recoger testimonios de familiares de víctimas que están en las fosas, siempre salía la Desbandá. Y no sólo en Málaga, sino en muchos municipios. Porque el éxodo hacia la carretera de Almería fue provincial. Como malagueño y como historiador, entendí que había interrogantes sin respuesta y [con Maribel] decidimos hacer un estudio en profundidad que nos llevó seis años.

-¿La Desbandá hasta hace unos años era un episodio histórico bastante desconocido?

-Fuera de las familias que sufrieron ese episodio no era muy conocido. Unos por temor no lo hablaban y otros daban datos muy escuetos. Por parte de los franquistas no se le dio difusión porque murió población civil y no convenía publicitarlo. Y el Ejército gubernamental de la República no supo darle protección a la población civil. Es un episodio que fuera de Málaga y las familias que lo sufrieron no era conocido. Los documentos y testigos de la época estiman que el éxodo fue de unas 300.000 personas.

-¿Fue peor que Guernica?

-Sí, cuantitativamente hablando, sí. La misma importancia tiene una víctima que diez, pero en Guernica fueron unos cientos y aquí hablamos de miles de víctimas. Con nuestra investigación no hemos podido dar respuesta sobre el número de víctimas que murieron en el trayecto, pero hay estimaciones que hablan de 5.000, de 10.000.

-Me refería a que lo que ocurrió en Guernica se conoce en todo el mundo por el cuadro de Picasso, pero la Desbandá ¿tuvo una dimensión mayor ?

-Sí, muchísimo mayor. En cuanto a víctimas y al sufrimiento de miles de familias enteras que abandonaron su hogar. Incluso los que consiguieron llegar a Francia, allí siguieron sufriendo. La Desbandá es el episodio más cruel y más trágico de la Guerra de España.

-¿Cuando recupera un cuerpo de una fosa que le dicen los familiares?

-Te lo agradecen muchísimo. Cuando localizas las fosas y ven los restos, es un momento duro. Pero a la vez, les hace empezar a cerrar la cicatriz, que no cerrarla; pero sí cicatrizar una herida de décadas; porque han pasado penurias para criar a su familia sin un padre, sin una madre, sin un hermano... Aunque no se identifiquen los cuerpos, pero saben que están en un sitio y pueden llevarles unas flores; así pueden hacer el duelo. Con la identificación hay que ser muy realistas y no hay que crearles falsas expectativas a los familiares. Máxime cuando en Andalucía hay fosas de grandes dimensiones, con un número de víctimas considerable. Hay que decirles que la identificación es compleja y que se va a hacer lo posible. Recuerdo cuando localizamos una fosa de tres personas en Alfarnatejo, el hijo de una víctima, quiso darnos las gracias, pero se emocionó y una lágrima le cayó por la mejilla. No hubo palabras, pero fue el diálogo más intenso y más tierno que recuerdo. Lo dijo todo sin una palabra.

-¿Hay miedo en los pueblos todavía?

-Sí, en las personas mayores lo ves todavía. Temen que vuelva a pasar lo que pasó. El miedo sí está. Aunque en los últimos 10 años se ha ido perdiendo. Porque se ve la exhumación de fosas como algo natural, lógico, de justicia. La exhumación de las fosas ayuda a que se pierda el miedo. Antes no se podía ni hablar ni llevarles flores. El paso a poder exhumarlos es un cambio brusco.

-Conoce bien la provincia. ¿Qué déficits le ve?

-Tenemos un pequeño continente aquí, con sus comarcas y sus valores etnológicos. Las vías de comunicación son buenas, pero mejorables. Como arqueólogo, tenemos yacimientos arqueológicos importantes y ahí veo cierto abandono. Hay una ley que protege al patrimonio, pero sin dotación presupuestaria, es difícil cumplirla.

-¿Está bien protegido el patrimonio?

-No está mal protegido, pero hay yacimientos en los que hay cierto abandono. No está conservado con medidas preventivas que serían las más rigurosas para que llegue a las generaciones posteriores.

-Es arqueólogo ¿Cómo va la salida laboral en ese ámbito?

-Es complicada, como en todas las disciplinas. Es complejo porque hay más técnicos que trabajo.

-¿Qué le parece que el Museo de la Aduana cierre por la tarde?

-Tenía que tener un horario más amplio porque hay personas cuya jornada laboral coincide con las horas en las que está abierto. Debería abrirse más tiempo.

-El Museo tiene muchas piezas de Cártama ¿Le sorprendió que hubiera tantos restos arqueológicos en ese municipio?

-No porque tengo un compañero, Paco Melero, que es el técnico que lleva los trabajos arqueológicos en Cártama. Es un profesional involucrado hasta las cejas y él tenía conocimiento de lo que había en el subsuelo. Siempre lo comentaba. Allí el Ayuntamiento está apostando por ese patrimonio. Cártama tenía mucha entidad en la antigüedad.

-¿Un deseo profesional cumplido y otro por cumplir?

-Yo me siento realizado por haber participado en San Rafael. Es una satisfacción personal muy grande. ¿Y otro por cumplir? Que se recuperaran todos los restos óseos humanos que están en fosas, cunetas; no sólo en Andalucía, en España y en el mundo; que ninguna persona tenga los restos de sus seres queridos tirados como animales por ahí.

-¿La apertura de fosas es una metáfora de abrir la memoria?

-No, la memoria está abierta porque antes de abrir una fosa, tienes una solicitud de familiares para eso. Bueno, aunque si vamos a hablar metafóricamente, podría decirse que la memoria está entreabierta. Siguiendo con la metáfora, abrir la fosa es poner la puerta de la memoria de par en par porque no sólo lo ven los familiares, sino la sociedad. En general, los familiares quieren que se sepa lo que sufrieron, que lo sepa todo el mundo para que no se repita. Igual que con la Desbandá, que los bombardeaban por tierra, mar y aire. Porque la historia es cíclica. Ahora se está viviendo lo mismo en otros sitios, lo vemos en las noticias. Siria está viviendo ese éxodo masivo de población atacada, que huye con niños. Ese episodio pasó aquí hace 80 años y ahora se está repitiendo; cuando no es en Oriente próximo es en África. La Desbandá se repite.

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