Icomos vuelve a rechazar el hotel del puerto por su impacto sobre el paisaje de Málaga y la Farola
Sostiene que los problemas de la edificación son los mismos a pesar de la rebaja de altura planteada
Recomienda la renuncia del proyecto "por el impacto irreversible" dada la naturaleza permanente de la edificación
Málaga/El escenario de incertidumbre en el que actualmente parece instalado el futuro del hotel proyectado en el puerto de Málaga, suma un elemento que puede resultar clave: un nuevo informe contrario a su construcción emitido por Icomos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos. Un documento de especial relevancia por sí mismo y por el momento en que sale a la luz, cuando el Ministerio de Cultura ha abierto un expediente de estudio sobre el impacto que pueda tener esta construcción en el paisaje de la ciudad.
En la misma línea de lo ya planteado en febrero de 2018, en un primer posicionamiento sobre la torre, Icomos incide en su oposición a la propuesta, incluso después de que la misma haya rebajado la altura de la edificación, situándola, según los datos de los promotores, en unos 116 metros, frente a los 135 de la versión original.
Atendiendo al contenido del texto, los cambios introducidos "no afectan a las conclusiones del informe de 2018", ya que se mantienen los principales problemas ya detectados en su día. Esto es, "impacto inadecuado, profundo e irreversible en el paisaje urbano; ausencia de conocimiento de las características patrimoniales del paisaje de Málaga; y aumento de la presión de la dimensión privada frente a la pública en el modelo de ciudad y, en consecuencia, sobre su paisaje y patrimonio".
A estos detalles, este organismo no gubernamental, cuya labor de asesoramiento a la Unesco es reconocida desde hace años, suma la "incidencia" que la materialización del hotel tendría sobre la Farola, que destaca como "elemento patrimonial de valoración emergente desde el punto de vista técnico, edilicio, paisajístico y simbólico". En este sentido, incluso recuerda que apoyo en junio de 2019 su declaración como bien de interés cultural.
Sobre esta base, y en la línea de lo ya expresado hace ahora tres años, Icomos vuelve a recomendar "la renuncia del proyecto por el impacto irreversible por la naturaleza permanente de la edificación en las dos escalas analizadas: el paisaje patrimonial de Málaga y el de su puerto".
En ambos casos, sostiene el colectivo, "el impacto degradaría la imagen y los excepcionales valores paisajísticos de la ciudad, y muy particularmente los patrimoniales". "La inadecuación del proyecto al lugar se mantiene a pesar de la anunciada reducción en altura del inmueble y su readecuación morfológica; continúa siendo un elemento fuera de proporción que altera profundamente el paisaje de Málaga en dos escalas: la del puerto propiamente dicho y la del conjunto de la ciudad", incide.
Asimismo, subraya que el emplazamiento elegido para esta construcción, el dique de levante, es "extraordinariamente sensible y clave para mantener la dimensión histórica de la relación paisajística entre la ciudad y su litoral". Para los autores de la adenda, se trata de una ubicación que precisa de una "extraordinaria sensibilidad para no alterar, no solo la forma y el paisaje, sino el propio concepto actual y arcano de una de las ciudades más antiguas de las Europa suroccidental".
Por ello, Icomos conmina a las autoridades públicas pertinentes, Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Málaga y Autoridad Portuaria, "a no obviar la dimensión pública del paisaje patrimonial de Málaga y a establecer estudios que lo definan y sean la base de su protección". Pide, ademas, "no anteponer los derechos e intereses de los turistas (y de algunas empresas turísticas) a los derechos al patrimonio (y entre ellos al paisaje) de los habitantes de la ciudad".
"Málaga debe aprender de las consecuencias de un pasado no tan lejano en el que se trató con desdén y desprecio su patrimonio, incluido su paisaje", destaca, recordando la existencia de asignaturas pendientes en la ciudad, caso del cauce del Guadalmedina, que deben ser resueltas "antes de crear impactos y problemas en espacios donde no los hay (más allá de los volúmenes excesivos del vecino barrio de la Malagueta) y que suponen uno de los ámbitos en los que Málaga y su paisaje respiran hacia el mar".
Por ello, a juicio de Icomos la posición de las autoridades administrativas actualmente vinculadas al proceso es clara: "Han de escoger entre seguir el modelo del crecimiento fuera de escala del citado barrio de la Malagueta, incrementándolo hasta límites insoportables, o mantener las perspectivas amplias y diáfanas de las que aún dispone la bocana del puerto".
En una última recomendación, ponen el acento en la "conveniencia" de que la Farola sea declarada BIC, no sólo por "las sobradas razones intrínsecas" del edificio (en su continente edilicio como contenido técnico), sino también por su "crucial" aportación al paisaje malagueño, viéndose directamente afectada, "funcional y paisajísticamente, por la construcción del rascacielos".
La elaboración de esta adenda, fechada el pasado 11 de mayo, se produce tras tener conocimiento de los cambios realizados por el estudio de arquitectos responsable del protyecto, con José Seguí al frente. Esencialmente, el nuevo edificio baja en ocho las plantas y en 18 metros la altura del mismo. Por el contrario, crece el número de habitaciones en 26 y la capacidad del auditorio sube en 550 plazas.
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