"Málaga debe dejar de mirarse tanto y aparcar la biznaga y la mantilla"

Artista desde los 15 años, Hernández reclama de la capital de la Costa del Sol un compromiso mediterráneo en su apuesta cultural y le aconseja que se mire en ciudades como Barcelona y Valencia

Francisco Hernández, en su taller de Torre del Mar.

25 de abril 2010 - 01:00

Francisco Hernández es una persona intensa. Tanto como sus pinturas. Es un artista visceral. Tanto como los colores de su paleta. Entusiasta, generoso y cordial. Un amante de los clásicos y un creador de relaciones de luces y espacios. A Francisco Hernández le gusta hablar, disfruta mostrando sus pensamientos y con ellos, su trabajo. Para él, es un milagro haber estado toda su vida sin hacer otra cosa más que pintar.

-De no ser pintor, ¿qué hubiese sido Francisco Hernández?

-Criminal, como decía Gutiérrez Solana [risas]. Hubiese sido cualquier cosa que requiriese un compromiso disciplinario y rigor. Cualquier cosa cuya entrega estuviera dirigida a algo útil.

-Usted habla de remover las entrañas y de tener una disciplina espartana, ¿cómo afronta un trabajo?

-Con paciencia de santo. Es muy complicado. Desde que uno se levanta se da cuenta de que la vida es un proyecto donde surgen muchas variantes. Es el fenómeno sorpresivo. Lo desconocido influye mucho en la concepción de una obra. Eso es lo que te tiene, despierto y vivo. Hay que tener interés. Otra cosa sería un zapatero remendón que acude todos los días a hacer su oficio. El arte no tiene que ver con esto. Tiene que ver con el abismo y con aquello que te sorprende. Hay quien se retira por miedo al precipicio, a no saber qué hay.

-¿Ser un buen artista tiene algo que ver con las ventas?

-De esos buenos artistas, o de esos que se lo creen, el responsable es el marketing, un representante, un amigacho o un buen apellido. Pero luego pasa factura y el fracaso es inminente. Vas a una exposición y está vacía. Sin contenido.

-¿Le enorgullece que la gente reconozca sus cuadros sin leer su firma?

-Primero tiene un mensaje que te transmite. Tiene una divisa, que quizás es lo más difícil de conseguir y lo más grande. ¡Hay tantas criaturas a las que le ha costado la vida por no encontrarla! Tengo un gran respeto por todos los que lo intentaron siendo honestos y auténticos. Por los que se enamoraron de la belleza y de su realización.

-¿Es cierto lo que dicen, que Dalí "lo pensaba como un pintor cercano a él"?

-Dijo que después de él era el mejor dibujante que existía. Dijo, 'un chico de Málaga, un tal Hernández'. Es un gran piropo, pero no dice nada porque siempre te encuentras retado. Eso es la pintura. Un espacio en blanco, sea papel o tela, que te la tienes que jugar en cada momento y en cada instante. Es una trampa al vanidoso porque lo hunde. Los aromas le embelesan, pero hay que estar con la flecha pendiente para saltar. Hay que tener un espíritu muy fuerte.

-¿Ve a Málaga con opciones para la Capitalidad Europea 2010?

-Málaga no se puede quedar en el costumbrismo, como está, y debe de dejar de ser decimonónica. Debe dejar de mirarse tanto, y aparcar la biznaga, la mantilla, el Cenachero y el boquerón de plata. Eso está muy bien para que lo ubique en el Museo de Artes Populares. No hay porqué destruir pero que no entorpezca la dirección y el compromiso mediterráneo, sólo tiene que mirar a Barcelona y a Valencia. También debe mirar a Europa, que es por la que está compitiendo. Tiene que, definitivamente, seguir el espíritu de Picasso. El pintor universal de Málaga. Renovar y educar como él.

-¿Cómo cree que se está gestionando el Museo Picasso?

-No está mal. Aunque yo admiro el de Nueva York. España no sabe lo que tiene con Picasso, ha sido un hombre que ha demostrado hasta el final de su vida su amor por este país y por el trabajo.

-¿Y el Museo Municipal o el Centro de Arte Contemporáneo?

-Eso son cosas de políticos. El Ayuntamiento de Málaga me tiene comprada cuatro obras de formato mayor que no se dónde están. No sé por qué pero no están expuestas. No quiero complicarme ni complicar, pero espero que se solucionen con el mejor fuste.

-¿Y que espera del futuro CAC que la Junta de Andalucía está construyendo en Vélez-Málaga?

-Todo lo que se mueva a nivel cultural en Vélez me parece importante, y estoy pendiente de ello. Animo a que sean responsables y creen ese museo que tanta falta hace en la Costa del Sol oriental.

-De vuelta a la capital, ¿Qué va a aportar el Museo Thyssen?

-Mucho. Todo lo que sea construir museos es importante. Figueras, Barcelona, el Pompidou, el Prado o el mismo Thyssen en Madrid, siempre tienen colas. Están abarrotados. Es un consuelo para la sociedad actual.

-¿Y porqué hasta hace muy poco los políticos no se habían preocupado por este tipo de equipamientos?

-Por la incultura y anafalbetismo. No hay que olvidar que Andalucía es una cultura milenaria y agraria. El andaluz es paciente y servicial. En el norte, mucho más industrial, tienen otra actitud. Andalucía tiene que despertar. Es universal por los hijos que da individualmente de súbito, pero se fugan.

-¿Y ahora sí se invierte en cultura para atraer a los turistas?

-Málaga siempre ha sido fenicia pero lo incomprensible es que se convierta en destructiva cartaginesa. En Sevilla, desde niño se le tiene amor a su ciudad. Málaga no se quiere a sí misma. Lo he vivido allí. Se respira españolidad y respeto a su ciudad.

-¿Y se le da cancha a los jóvenes que empiezan a despuntar con sus creaciones?

-Los jóvenes deben ser comprometidos, y a pesar de los túneles oscuros no deben desfallecer en el intento. Siempre hay un futuro y un horizonte luminoso. El que es serio, riguroso, honesto y honrado, triunfa. Hay que tener desvelo por las últimas vanguardias a través de publicaciones, pero no para copiar, sino para amar tu época y crear libremente.

-¿Es que para usted faltan creadores?

-No hay individuos creadores de entrañas. Todos viven pendientes de lo que se hace en Nueva York y ojeando publicidad. Todos son productos de influencia. Yo admiro a Goya que fue el único. Sobran teóricos y eruditos, y falta un profundo respeto al creador y a la creación. Siempre hay que aportar algo, para enriquecer, para enamorarte de un tiempo. Hay que ser combativo y tener conciencia. Hay que crear ilusiones y esperanzas si no es un disparate. Los creadores se cuentan con los dedos de la mano, están los pintores malos, y luego, los conocedores del oficio.

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