Málaga se acerca a la normalidad con eventos cada vez más concurridos
Procesiones, competiciones deportivas con público, clases presenciales en la UMA y mayor aforo en bares son posibles por la bajada de la tasa
La primera medio maratón desde el inicio de la pandemia se prevé para noviembre
Aulas de la Universidad llenas de alumnos, partidos con público, procesiones, más gente en los bares, chiringuitos llenos, teatros, cines y auditorios con la totalidad del aforo… La nueva normalidad empieza a asemejarse a la antigua.
Aunque los expertos advierten que ya nada será igual porque el Covid ha llegado para quedarse, lo cierto es que –tras 18 meses de pandemia y con más del 70% de la población inmunizada–, el coronavirus empieza a dar un respiro. Y se nota en los eventos, en los restaurantes, en los campos de fútbol... Pese a que no es la antigua normalidad, se disfruta sobremanera después de dos años sin Feria y sin Semana Santa.
La razón de esta progresiva relajación es que la incidencia del Covid está a punto de bajar a nivel de riesgo bajo de propagación del virus. Por ello, si sigue la tendencia descendente, el Comité de Expertos de Andalucía aflojará aún más en los próximos días las restricciones de aforos y horarios.
De momento ya se piensa en eventos casi como los de antes. Por ejemplo, se prepara la Media Maratón Ciudad de Málaga para el 7 de noviembre. Eso sí, con salidas escalonadas para tratar de mantener distancias. Se estima que participarán unas 7.500 personas. Durante esta crisis sanitaria ha habido algunas maratones poco numerosas. Ésta es la primera masiva desde el inicio de la pandemia. De hecho, la Media Maratón de 2020 no se celebró y ésta es la que debería haber tenido lugar en marzo de 2021, pero que se retrasó debido a la situación epidemiológica.
Otro ejemplo es Torremolinos, que ya prepara su Feria del Libro del 8 al 12 de octubre. O los centros de salud, que a partir de octubre prevén aumentar las consultas presenciales. Durante las últimas semanas también ha habido sobrados ejemplos de la vuelta casi, casi a la normalidad. El 14 de septiembre, la Junta de Andalucía dio luz verde a una cultura al 100%. Es decir, a que teatros, cines y auditorios tuvieran sus aforos al completo. Este viernes, numerosas personas acudieron a La Noche de los Libros, en La Térmica.
El pasado lunes, la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga (UMA)iniciaba el curso con aulas llenas de estudiantes. Ponía así fin un año y medio de clases telemáticas. Pablo Lara, el decano, apuntaba:“Han sido 18 meses muy duros. Este 20 de septiembre es un día para recordar porque se vuelve a la docencia universitaria con una presencialidad del 100%, que es lo que queremos”.
Otra muestra de que se va recuperando la normalidad fueron los traslados que tuvieron lugar el pasado domingo. La peregrinación para acompañar a las 13 imágenes a la Catedral con motivo de la veneración El verbo encarnado congregó a cientos de personas. Y muchas más han desfilado –y podrán hacerlo hasta el 13 de noviembre– por el principal templo de la ciudad para contemplarlas. Mas allá del sentimiento religioso, emocionaba ver las calles llenas de gente, como antes... Hay muchos más ejemplos de la aproximación a la anhelada normalidad. Como la caravana Ferrari que el sábado de la semana pasada recorrió el centro o la reciente carrera nocturna VIII MLK Tahermo &Trail, que subió al monte Gibralfaro. Ambos eventos congregaron un importante número de asistentes, como en los viejos tiempos.
Y para símbolo, la Feria Tecnológica celebrada esta semana en el Palacio de Congresos de Málaga: allí donde se llegaron a inocular a 2.000 personas diarias contra el Covid –ahora que el vacunódromo se ha cerrado porque ya no es necesario–, se congregaron el jueves numerosos asistentes. Incluso la política ha recuperado el antiguo formato de verse las caras. Esta semana, la Diputación provincial celebró el primer Pleno presencial desde el inicio de la pandemia.
Las gradas de los estadios también han vuelto a dejar imágenes de la afición animando a sus equipos. No son tantos como en otros tiempos, pero la normalidad está más cerca. En el caso de La Rosaleda, tiene un aforo de unas 30.000 personas. Dado que aún hay limitaciones, puede acoger a unas 18.000. En el caso del Palacio de los Deportes Martín Carpena, su capacidad es de unas 10.000 y se permite la entrada de alrededor de 4.300. El público en las gradas es noticia tanto como el resultado de los partidos.
Y mientras la presencia en los estadios y en las calles aumenta, la presión asistencial disminuye. En la actualidad hay poco más de un centenar de pacientes ingresados. Diez veces menos que a finales de enero, en el pico de la pandemia, cuando se pagaba la factura de la relajación navideña y los hospitalizados superaron el millar.
La economía también coge aliento. Los chiringuitos se han visto y se ven muy concurridos. El buen comportamiento del turismo nacional ha llenado estos establecimientos, que han registrado números que –a pesar de no ser los del año 2019, previo a la pandemia–, sí que se acercan. Así lo reconocía recientemente el presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de Málaga, Manuel Villafaina, quien destacaba la buena respuesta de los viajeros, tanto de Andalucía como del resto de España durante el verano.
Los hosteleros advierten de “situaciones dramáticas” por la caída de facturación
La hostelería también avanza hacia la nueva normalidad. Restaurantes y bares de copas se aproximan a ella con la ampliación de horarios y aforos. En cambio, las discotecas son “las grandes damnificadas”, según el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos).
Javier Frutos apunta que tras la ampliación de aforos, el sector está “algo mejor”. No obstante, matiza que en la pasada temporada estival, “con el aforo al 50% en el interior y sin poder usar la barra, la campaña de verano no ha sido todo lo buena que nos hubiera gustado”.
E insiste en un argumento que ha venido planteando en los últimos meses: “Nuestro sector ha sido el más perjudicado con las restricciones y donde se puso el foco. Llevábamos mucho tiempo solicitando la vuelta a la normalidad porque creíamos que éramos más útiles abiertos que cerrados para controlar los contagios”. Ya hay más gente en las mesas y más ambiente, como en la antigua normalidad.
“Pero ha habido una bajada de facturación importante. Llevamos dos años sin Feria ni Semana Santa, que son las grandes fiestas en la que coges fuelle”, afirma. Por eso insiste en que las empresas de hostelería llegan a la nueva normalidad “debilitadas económicamente”.
Denuncia además que pese a la bajada de la facturación, los gastos se han mantenido casi al 100% y las pocas ayudas que han llegado han sido a cuentagotas y por debajo de las necesidades. Además, advierte del “considerable nivel de endeudamiento” de muchas empresas que han tenido que pedir préstamos para sobrevivir.
Por ello, Frutos advierte de que cuando aquellos empresarios de la hostelería malagueña que solicitaron créditos ICO para “sobrevivir” tengan que devolverlos, “habrá situaciones verdaderamente dramáticas”.
Para el presidente de Mahos –que reclama que las ayudas lleguen y sean suficientes para que las empresas afronten esta situación inédita–, el sector está viviendo con “demasiada paciencia” el progresivo retorno a la nueva normalidad.
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