Málaga

Marcelino Moreno, el policía local jubilado que enseña el oficio

Marcelino Moreno, junto con el temario para preparar las oposiciones.

Marcelino Moreno, junto con el temario para preparar las oposiciones. / Javier Albiñana

En el restaurante inaugurado en 1936 por el abuelo de su mujer, Casa Carlos –situado en La Malagueta– pasa grandes ratos. “Lavo platos de vez en cuando”. Otros, los invierte brindando esperanza a los demás. A sus 59 años, Marcelino Moreno Pérez acaba de colgar la gorra de policía local, pero continúa ayudando desinteresadamente con las oposiciones a aquellos que quieren entrar en el cuerpo

Natural de Málaga, se encontraba haciendo el servicio militar en Capitanía General en Canarias cuando le llegó la noticia de que saldrían nuevas plazas para la Policía Local de su ciudad natal. Tras un examen oral en el que tuvo que cantar algunos temas de derecho, consiguió entrar en el cuerpo en mayo de 1986. Aunque no tenía ningún antecesor en la Policía Local, su gran vocación por servir a los demás le condujo a esta profesión; una pasión que a lo largo de los años ha ido inculcando a aquellos que tenían las mismas inquietudes que él. 

Llevaba ya diez años en el cuerpo cuando un compañero de trabajo le pidió ayuda para su hijo, pues estaba preparándose las oposiciones para Policía Local. “Él me trajo a tres personas más y así se fueron multiplicando sucesivamente hasta que tuve que hacer reforma en mi casa para poder crear un espacio donde impartir clases”, explica. 

Siempre lo hizo desinteresadamente hasta que “la situación se desbordó”. Marcelino explica que entonces profesionalizó las clases y contrató a 14 compañeros para que también impartieran el temario. “En ese momento los alumnos sí tenían que pagar un poco, pero el dinero que reunía era para dárselo a los profesores, además de sacar las fotocopias y los libros”, asegura. 

Recuerda que mientras la academia estuvo abierta llegó a tener 350 alumnos que dividían en diferentes aulas según el nivel en el que se encontrasen. “Cuando entraban, estudiábamos su perfil porque no podíamos poner a un chaval que estaba empezando con un grupo avanzado”, explica. 

La academia cerró cuando comenzó a formar una familia por la imposibilidad de conciliar el terreno laboral con el familiar. Sin embargo, continuó impartiendo clases a algunos alumnos con la mera intención de ayudar a los demás. “Beneficios no he obtenido nunca porque ya tenía mi trabajo y no quería ganar dinero a costa de la esperanza de la gente, además de que mucha gente me pedía ayuda porque no podía permitirse un preparador”, asegura. 

Tras 36 años en la Policía Local de Málaga, Marcelino se ha jubilado hace apenas dos meses. Pero no ha dejado atrás a sus alumnos. “Yo sigo preparando esporádicamente a la gente que me lo pide, les doy el libro, les explico, me preguntan dudas...”, relata. Y es que desglosar el temario en esquemas, relacionar conceptos complejos con situaciones y vivencias personales o con películas son algunas de las técnicas que emplea y que le diferencian del resto. “Las generaciones van cambiando y hay que adaptarse a los nuevos tiempos y a sus gustos”, defiende. 

Rafael Rodríguez se enteró por su padre, conserje del edificio en el que vive Marcelino, de que el policía ayudaba a algunos jóvenes a prepara las oposiciones para acceder al cuerpo. Fue entonces cuando decidió dejar la academia a la que asistía y comenzar a formarse con él. “Él te da el temario, sus apuntes, te busca información que va saliendo en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y, además, lo hace totalmente gratis”, explica. Tras dos años preparándose, Rodríguez asegura que le ha ayudado mucho. “A los sitios a los que había ido te leen el libro y poco más, él te ayuda a entenderlo para no tener que aprenderte todo de memoria”.

Marcelino Moreno comenzó su andadura en la Policía Local en el Grupo de Intervención Inmediata, donde vivió algunas de las peores experiencias de su carrera. Tras solo un año de experiencia profesional, recuerda que asistió al famoso concierto de Genesis, el grupo británico liderado por Phil Collins en La Rosaleda. “Me cogieron de la corbata, me tiraron al suelo y me patearon”, relata. Una compañera que se encontraba de servicio con él consiguió apartarlos y fue entonces cuando el agente se pudo recomponer y recuperar su pistola, que también se la habían arrebatado, añade. 

Ahora, tras dos meses jubilado confiesa:“No me lo creo. Quiero hacerme con el hogar del jubilado de la Jefatura de la Policía Local de Málaga para poder seguir echando una mano a los que necesitan ayuda con las oposiciones. Hasta he pensado en hacerme un canal de YouTube dedicado al tema de la formación. No me puedo desligar y no creo que me desligue nunca...”.

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