El Materno opera de cataratas a niños de media Andalucía

El hospital interviene al año unos 20 casos · El origen puede ser hereditario, un síntoma más de otras patologías de naturaleza infecciosa o metabólica o desconocido

Oftalmólogas del Materno realizan una prueba a un niño.
Leonor García / Málaga

25 de julio 2011 - 01:00

Suena a una enfermedad típica de las personas muy mayores, pero puede padecerla también un recién nacido. Las cataratas congénitas no son una patología muy frecuente, pero sí grave. "Un niño con una catarata congénita bilateral total es ciego", explica la jefa de la Sección de Oftalmología Infantil del Carlos Haya, Julia Escudero. Al año, el Materno -que depende del principal hospital malagueño y en el que se concentra la atención oftalmológica a menores de 14 años- opera a una veintena de niños por esta patología. El centro sanitario está especializado en cataratas infantiles e interviene a bebés de casi media Andalucía, ya que además de pacientes de Málaga recibe también de Cádiz, Almería, Granada y Melilla.

Existen diferencias entre las cataratas de los ancianos y las de los niños. Las de los mayores son por un proceso degenerativo derivado del envejecimiento. Las infantiles son un proceso patológico. El síntoma más evidente de la catarata congénita del recién nacido es la pupila blanca. Un adulto que no se opere, aunque con la visión mermada, puede hacer su vida. Un bebé sin intervención estaría condenado a la ceguera.

Salvador Villalobos, oftalmólogo del Materno, aclara que tras la operación, "los adultos recuperan de inmediato la visión, mientras que en los niños no es así". Los ancianos después de ser intervenidos casi nunca tienen que usar gafas. En el caso de los niños no solo tienen que llevarlas en la mayoría de los casos, sino que además deben realizar una rehabilitación visual. "Sin ella, la operación no sirve de nada. Además, no vamos a saber la visión que ha ganado hasta que no hayan pasado varios años", explica Escudero.

Las cataratas infantiles pueden ser -a partes iguales- hereditarias, de origen desconocido o un síntoma más de otras patologías de naturaleza infecciosa o metabólica. Escudero explica que analizando los ojos se pueden descubrir dolencias que van más allá del campo oftalmológico. "Viéndole el ojo al niño podemos diagnosticar una enfermedad general; el ojo puede poner de manifiesto el comienzo de una patología reumática o metabólica". Y como algunos niños muy pequeños no saben aún expresarse, el estudio del ojo puede servir para diagnosticar otras enfermedades.

La consulta de Oftalmología Infantil del Materno está cerrada con una cortina para mantener una penumbra imprescindible a fin de que no haya reflejos exteriores que confundan al facultativo. No es fácil el trabajo de estos especialistas. A veces, tienen que recurrir a anestesia general para hacer exploraciones oculares en los niños más pequeños. A diferencia de la Oftalmología de los adultos, que es una especialidad muy independiente, la infantil está íntimamente ligada a otras ya que suele haber una relación directa entre las patologías del ojo y otras dolencias.

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