Memoria viva de la banca malagueña

Luis de la Maza se jubila tras casi tres décadas presidiendo la Caja Rural de Málaga y, posteriormente, Cajamar · Ingeniero agrónomo de profesión, deja la entidad con la tranquilidad de ser líder en España con 1.700 oficinas o 7.000 empleados

Memoria viva de la banca malagueña
Ángel Recio / Málaga

25 de noviembre 2012 - 01:00

Pocas personas, por no decir ninguna, conocen mejor la historia y la realidad del sistema financiero en Málaga que Luis de la Maza, un referente de la economía local que, tras presidir primero Caja Rural de Málaga y copresidir después Cajamar desde 1984, acaba de retirarse de la primera línea de batalla. Se jubiló a finales de marzo aunque ha ejercido la copresidencia de Cajamar en funciones hasta este pasado 5 de noviembre tras hacerse efectiva la fusión con Ruralcaja. Se marcha con la tranquilidad de un trabajo bien hecho, ya que la nueva entidad tiene unos activos totales medios superiores a 45.000 millones de euros, 1.700 oficinas, 7.000 empleados y una cuota de mercado del 50% en el segmento de las cajas rurales españolas.

Luis de la Maza recibe a este diario en su casa con su habitual simpatía y educación. Se sienta en un sillón para hacerse una de las fotografías, un lugar que le da alegrías continuas ya que es donde suele recibir y mimar a sus cuatro nietos. Coge un álbum donde tiene algunas fotografías y recortes de prensa antiguos. "Mi mujer antes me los guardaba todos pero luego ya se aburrió porque había muchos", señala entre risas. La complicidad con su esposa es total, hasta el punto que "lo hago todo con ella salvo embarcarnos porque se marea".

Nació en Granada en 1945, inició el bachiller en Cantabria y estudió la carrera de Ingeniero Agrónomo Superior en la Universidad Politécnica en Madrid. Trabajó en diversas ingenierías en Madrid hasta que se trasladó a Málaga en 1977, donde realizó proyectos de industrias agrarias como plantas de aderezo, almazaras, mataderos, fábricas de piensos o instalaciones de riegos. Su padre fue uno de los primeros socios de la Caja Rural de Málaga, en concreto el número 99, por lo que De la Maza tenía un contacto muy cercano con esta entidad. Se hizo socio hace 33 años y fue elegido presidente en 1984. "Ahora regreso a la base", afirma relajado.

Siempre ha defendido la unión entre cajas rurales para que todos se beneficien. "Mi atención prioritaria todos estos años ha estado centrada en los socios, los empleados y en adentrar la caja en la sociedad malagueña. Ese fue el origen de la fusión con la Caja Rural de Almería en el año 2000, quería que los socios tuvieran más posibilidades financieras y más atenciones. Esa era la filosofía, crecer para tener más medios", señala.

A finales de los 80, el Banco de Crédito Agrícola, con José Barea y posteriormente con Luis García de Blas a la cabeza, ya intentó unir todas las cajas rurales españolas. No fue posible, pero sí se consiguió entre Málaga y Almería. "Cajamar es hija de esos deseos de unión. Juan del Águila en Almería y yo aquí dimos los pasos, hoy es una gran realidad y estoy muy satisfecho", apunta.

Su vida, como el propio De la Maza reconoce, ha sido "muy activa". Está casado desde 1974, tiene cuatro hijos y cuatro nietos. Además de dirigir la Caja Rural de Málaga, presidió durante una década, entre 1985 y 1995, el Consejo Regulador de Denominación de Origen Málaga; la empresa M-Capital desde 2004 hasta marzo de 2012; el Consejo de Administración de Rural Grupo Asegurador desde 1997 a 2001; o ha sido miembro del Consejo Social de la Universidad de Málaga durante ocho años.

Señala que ha pasado momentos buenos y malos pero, dado su carácter optimista y vital, resume que "en la vida solo hay que acordarse de las cosas buenas". Cerca de 30 años presidiendo una caja da para muchas anécdotas. Una mañana, a finales de los 80, en la oficina de la Caja Rural de Málaga en la calle Tomás Heredia, el director general se le acercó cariacontecido y le comunicó que el cajero le había comentado que creía que les estaban robando. Habían entrado unos hombres de un furgón de transporte de dinero que no eran los habituales. Le dijeron al cajero que eran policías y cogieron las sacas. "Llamé al gobernador y le pregunté si era verdad. Me dijo que sí, que pensaban que un comando del Grapo quería atracar furgones blindados y que habían metido a policías en su interior. Al final no pasó nada, pero le comenté al gobernador que me lo podía haber dicho con anterioridad porque hubo momentos tensos", rememora De la Maza. En el Consejo Regulador no había tantos sustos, pero sí bastante trabajo por delante. "Los consejos eran intensos porque buscábamos un entendimiento entre agricultores y bodegueros que no era fácil. No obstante, dimos pasos importantes para que se creara un reglamento y se marcaron las bases para el futuro", indica. Hoy en día el Consejo Regulador de Denominación de Origen Málaga y Sierras de Málaga está plenamente consolidado con cerca de medio centenar de bodegas y un crecimiento continuo a escala nacional e internacional.

La jubilación le va a permitir "descanso para aclarar las ideas". Siempre le ha encantado el deporte -en su juventud jugó al rugby o practicó atletismo- y ahora dedica sus ratos libres a mejorar su handicap 18 en el golf. La naturaleza es otra de sus pasiones. La pesca, la caza clásica, salir a coger setas en Cortes de la Frontera o pasear y ayudar a sus hermanos en la finca familiar de olivos en Mollina se llevarán buena parte de su tiempo.

"He vivido siempre conforme venían los acontecimientos y me he preocupado por ver por dónde se volvía de los pasos que daba", explica De la Maza, quien asegura "poder dormir bien todas las noches", renegando históricamente de ambiciones desmedidas. Eso ha sido, precisamente, su mejor legado y su mejor tarjeta de presentación.

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