Mercedes Cárdenas, retenida 32 días en Dubai sin poder volver a Málaga
Tenía contrato y visado de dos años, pero dejó el empleo por el incumplimiento de las condiciones
Su pareja, el capitán del yate, tenía la misma relación contractual con la empresa y sí pudo regresar
La malagueña Mercedes Ylenia Cárdenas y su familia llevan 32 días exactos viviendo una pesadilla. Los mismos que han pasado desde que el 25 de noviembre la retuvieran en el control de Migración del aeropuerto de Dubai durante 14 horas y no la dejaron embarcar en el vuelo a Madrid. Tampoco pudo hacerlo al día siguiente, ni la han dejado abandonar Emiratos Árabes por tierra ni por mar, a pesar de sus múltiples intentos. En el control de pasaportes frenan su marcha y le dicen que no puede abandonar el país.
No tiene ningún documento oficial que explique el porqué, ni está detenida por ninguna causa. Solo sabe que tenía un contrato, y por tanto un visado, de dos años y que decidió dejar el empleo a los dos meses ante los múltiples incumplimientos del propietario del barco.
Mercedes y su pareja, José Luis Sánchez, han trabajado durante años en Puerto Banús. Él fue contratado como capitán y ella como marinera de un yate en Dubai durante dos años, con seis meses de prueba en los que, tanto empleados como empleador, pueden rescindir el acuerdo. Al llegar al barco, en el que también tenían que residir, vieron que sus condiciones eran no sólo precarias sino también peligrosas para los pasajeros.
“Contabilizamos más de 50 averías, desperfectos y ausencia de material requerido para la navegación y la seguridad a bordo”, relata José Luis Sánchez, que regresó ese mismo 25 de noviembre sin problemas mientras a ella la dejaron en tierra.
“Nos encontramos con un barco que no tenía nada que ver con lo que nos contaron y nos obligaban a trabajar con todos estos impedimentos para la seguridad de los pasajeros, del propio barco y del puerto”, afirma la pareja de Mercedes. Y señala que el yate no contaba con radar, ni luces de señales, ni carta de navegación, ni profundímetro, ni radio operativa, ni le funciona el timón, ni la hélice de proa, ni el medidor de combustible, entre otras muchas deficiencias.
“Hacíamos servicios charter, llevando una media de 50 personas a bordo, grupos de fiesta, despedidas de solteros, excursiones, etcétera, nos obligaban a trabajar unas 17 horas diarias y a vivir en camarotes sin ventilación, sin aire acondicionado, sin lavadora ni cocina, en condiciones muy poco saludables”, asegura Sánchez. Y ni hablar de medidas de seguridad frente a la pandemia.
“Ante eso decidí parar el barco, no se cumplía ni la normativa de seguridad, ni la laboral ni un mínimo de derechos humanos”, apunta el capitán. “La empresa me amenazó, me dijo que tenía que seguir trabajando, así que lo denuncié a la autoridad marítima del país, que mandó a un inspector a las 48 horas y comprobó que todo era cierto, que no podíamos seguir navegando ni viviendo en esas condiciones”, detalla Sánchez.
No obstante, la empresa les insistió en que tenían que navegar. “Como estábamos en el periodo de prueba, solicitamos al Ministerio de Trabajo cancelar el contrato y el propietario apareció con dos abogados y una patrulla de la Policía para echarnos a la calle sin pagarnos nada de noviembre”, recuerda.
Ante esa situación, decidieron volver a Málaga. Ambos tenían la misma relación laboral con la empresa y el mismo tipo de visado. José Luis pudo atravesar el control de pasaporte sin problemas y Mercedes no. Desde el primer día pusieron su caso en conocimiento de las autoridades competentes, de la Embajada de España, del Ministerio de Asuntos Exteriores.
“El 13 de diciembre mandó el Gobierno de España una Nota Verbal, que es el documento de mayor fuerza diplomática, pidiendo explicaciones al Gobierno de Emiratos Árabes, pero seguimos sin respuesta”, agrega Sánchez lleno de impotencia.
Asegura que Mercedes está destrozada y que mendiga cada día un lugar donde quedarse en una ciudad donde la vida es carísima. “Dada la evidencia de que no hay documento oficial por parte del Gobierno de Emiratos Árabes, cabe pensar que hay algún tipo de influencia velada que es la que esté paralizando esto de manera oficiosa”, supone Sánchez, que ha tenido la colaboración de la Presidencia de la Junta de Andalucía y la Alcaldía de Málaga.
Julio Andrade, del Comité de Seguridad de la ONU en España, asegura que lleva una semana con este asunto “complejo”. “Desde el Ayuntamiento lo que podemos hacer es ver que se están tramitando por parte de otras instancias, hacer gestiones y dar consejos”, apunta. “Hemos propuesto que le acompañe un representante de la embajada española al aeropuerto a ver si puede embarcar”, indica.
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