Aunque francesa de nacimiento, durante las últimas cuatro décadas, más de la mitad de su vida, Olivia Valère fue marbellí. Por esos sus restos descansarán en Marbella, a pesar de que ha muerto este jueves en París. Su estado de salud se había agravado y fue trasladada a la capital francesa para seguir con el tratamiento médico cerca de sus hijos. Un cáncer de estómago que venía sufriendo desde hace un año ha sido la causa de su fallecimiento, a los 75 años de edad.

Durante cuatro décadas fue una empresaria de éxito, la reina indiscutible de la noche, el icono de la fiesta en Marbella y sus locales, el paso obligado en la ruta nocturna de numerosas personalidades públicas desde los años 80. 

En la última entrevista concedida a este periódico el pasado 6 de marzo, en un especial sobre el Día de la Mujer, Valère destacaba la importancia de la formación para romper el techo de cristal y favorecer el emprendimiento femenino.

Fue en 1981 cuando la francesa abrió su primera discoteca en París, llamada Olivia Valère, una época en la que "solo había hombres que se ocupaban del ocio nocturno". En esa primera etapa, con los obstáculos propios del negocio y los problemas añadidos de género, tuvo que "trabajar mucho, casi 18 horas al día". A esto tuvo que acompañar sus labores como madre. 

Según explicaba en la entrevista, el club que creó en Marbella “es una pequeña copia” del parisino, caracterizado por ser “un sitio de moda al que los famosos del mundo venían como clientes a pasar una buena noche con sus amigos” y que permaneció abierto hasta 1995.

En 1984, Valère descubrió Marbella de la mano de su “amiga”, la cantante Kimera, que la invitó a su “cumpleaños” en la ciudad costasoleña. “Quedé enamorada inmediatamente” y como “en París había menos trabajo en verano”, decidió “abrir un club en Marbella”, además de contar con otros en Marruecos, Argentina o Líbano. 

Valère fue una emprendedora en unos años en los que la mujer tenía muchas menos oportunidades que ahora. “Primero, hay que demostrar que tú eres capaz, y cuando la gente ve que eres profesional poco a poco empieza la admiración, pero primero hay que demostrar eso y con el trabajo es muy importante”, explicaba. Trabajadora y luchadora, Valère ha perdido esta última batalla pero ha dejado una huella que servirá de molde a las nuevas generaciones.