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Francisco Hernández (1932) llegó desde Melilla a Vélez-Málaga con tan sólo 7 años. El destino de su padre como militar marcó el suyo, que no lo movió de Torre del Mar salvó para viajar de muy joven a las capitales europeas para empaparse de las últimas vanguardias artísticas.
Antes incluso de ingresar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, pintó para el Altar Mayor de la Iglesia del Convento de Santiago de Vélez, el cuadro central y el friso. Tenía sólo 16 años. A su vuelta a Málaga, en los años 60, pintó más de una docena de murales en las iglesias de toda la provincia. En 1994 lo nombraron Hijo Adoptivo de Vélez y cinco años después, le otorgaron el Escudo de Oro de la ciudad.
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