A las 14:00 del 13 de enero sonaron todas las alarmas. Un niño de tan solo dos años se había precipitado por un pozo en la localidad malagueña de Totalán cuando su familia preparaba una paella. El rescate del pequeño se prolongó 300 horas debido a un reguero de dificultades que evidenciaron la enorme resistencia que opuso la montaña para auxiliarlo. Aunque los equipos de emergencias no desistieron en su empeño por sacarlo, finalmente murió sepultado. Una historia agónica y trágica que ahora Netflix lleva a la pequeña pantalla.

Bajo el título 13 días, esta serie documental narra de manera cronológica cómo se llevó a cabo la búsqueda de Julen. Desde el minuto uno que la Guardia Civil recibió una llamada de emergencia alertando de lo sucedido hasta el trabajo de los profesionales que participaron, sin descanso, en el rescate. 

La producción cinematográfica cuenta con tres episodios y recoge los testimonios de los padres del pequeño atrapado en el túnel, José y Victoria; el coordinador técnico del rescate, Ángel García Vidal; el exjefe de la Brigada de Salvamento Minero, Sergio Tuñón, y Nicolás Rando, miembro del equipo de Montaña de la Guardia Civil que rescató el cuerpo del niño, entre otros muchos.

"Hemos hecho una serie única, que va a conmover y sorprender a quienes la vean. La historia íntima, narrada día a día, del rescate del pequeño Julen, desde la visión de los padres y de los cientos de voluntarios que se lanzaron a ayudarlos. Con nueva información sobre la operación por pocos conocida", ha explicado el director del filme, Hernán Zin, en una entrevista para Secuoya Studios, productora que ha llevado a cabo el documental.

Cabe recordar que, tras la caída de Julen al pozo, llegó al Cerro de la Corona un equipo de rescate. Al día siguiente, con la certeza de que el pequeño estaba allí, los trabajos se centraron en la succión del tapón de tierra que obstruía el orificio.

No fue hasta el tercer y cuarto día que la brigada de salvamento minero se ocupó de los últimos tramos de la galería lateral y terminó de habilitar una plataforma para el túnel horizontal. De esta manera, se iniciaron las tareas para entubar el pozo. Sin embargo, se suspendió la construcción del túnel por desprendimientos.

El día seis surgieron nuevas complicaciones, ya que las máquinas se toparon con un macizo rocoso de pizarra. El siete, comenzó la perforación del túnel vertical paralelo al pozo y llegó la cápsula metálica diseñada por el jefe del Consorcio Provincial de Bomberos para bajar a los mineros.

Una vez acaba la excavación, fue necesario encamisar el conducto para protegerlo de posibles derrumbes. La extrema dureza de los materiales ralentizó el proceso. Así, el día diez se llevó a cabo una nueva perforación del túnel de 60 metros paralelo al pozo y el once comenzó el encamisado del túnel vertical.

Pese a las dificultades y el cansancio acumulado después de doce intensas jornadas, los equipos de rescate no perdieron nunca la esperanza de sacar con vida al pequeño. Si bien, el día trece, a las 1:25 horas, hallaron su cadáver. La autopsia reveló que murió el mismo día que cayó al pozo.