Niña Pastori se hace grande en Málaga

E L reloj marcaba las 23:32 del martes cuando los focos del escenario arrojaron una luz azul que tiñó el Auditorio Cortijo de Torres. Las palmas y los vítores callaron los murmullos. Niña Pastori estaba apunto de pisar las tablas y Málaga lo sabía.

No cabía ni un alma flamenca más. Había quienes llevaban esperando desde antes de las 21:00 para ver, escuchar y sentir a la de San Fernando. Las gradas repletas, incluso las escaleras que conducen al auditorio -desde donde no hay visibilidad alguna del escenario- estaban abarrotadas. Todo por ver a la hija de la Pastora, que siempre se ha sentido "mu quería" en Málaga.

La banda tocó los primeros acordes y el público hizo notar su entusiasmo, la gran mayoría sabía ya que el primer tema iba a ser Dime quién soy yo y estaban dispuestos a acompañarla en este son.

Niña Pastori llega, y pone los pelos de punta nada más entonar la primera nota. Un par de amigas, de no más de 17 años, se miraban y se abrazaban embriagadas con los movimientos de María Rosa García. Una de ellas tenía las lágrimas saltadas cuando la hija de la Pastora siguió el concierto conAmor de San Juan, un clásico que la de San Fernando lleva a cualquier escenario. "Una moneda tiré yo agua y mi deseo se enamoraba" coreaba el auditorio antes que la Niña se acercara al micro. La artista no puedo evitar sonreír a su público que la acogía en la noche del martes de la Feria de Málaga.

Los grandes éxitos de la artista, recogidos en su séptimo álbum Joyas Propias, fueron alternándose con los temas más recientes como los de su último disco Bajo tus alas, que tiene como vértices el flamenco y las nuevas tendencias musicales. En éste último lanzamiento que vio la luz en abril de este mismo año comparte micrófono con los malagueños Pablo Alborán y Vanesa Martín .

Un vendaval de sensaciones inundó el auditorio cuando Niña Pastori afinó uno de los temas por excelencia de su padrino, Alejandro Sanz, Cuando nadie me ve. Una versión que se lleva al terreno más flamenco con quejíos incluidos. "¡Qué bien lo haces y qué bonito te queda!" gritaron desde el público. El Cortijo de Torres estuvo entregado de principio a fin. Niños, jóvenes y mayores disfrutaron de la voz y bailes de la gaditana, que mostró una vez más el amor que le tiene a la tierra malagueña.

El arte, el compás, los sones y ritmos flamencos convirtieron el ecuador de la Feria de Málaga en una noche inolvidable, donde la de San Fernando brilló con luz propia en una ciudad que se vuelva con ella desde hace más de 20 años.