Oxfam Intermón Málaga: la tienda solidaria que alimenta sonrisas en medio mundo
Esta ONG vende artículos elaborados con materia prima de África, Asia y Latinoamérica para ayudar a las comunidades que los producen
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Málaga/Una sola ojeada por los expositores de este local basta para recorrer medio mundo. El té es de Egipto, el café proviene de Nicaragua y el arroz se cultiva en Tailandia. Llenar la cesta supone alimentarse de muchas culturas. Pero también ayudar a que éstas sigan haciéndolo. Porque la tienda que la oenegé Oxfam Intermón tiene en la calle Casas de Campos, en el barrio del Soho, trabaja exclusivamente en régimen de comercio justo. Lo que significa que los beneficios van de vuelta a las comunidades de origen para que puedan prosperar.
No muchos malagueños lo saben, pero aquellos que conocen cómo funciona el comercio justo, y cuál es la calidad de las manufacturas, no dejan de abonar unos euros (o céntimos, incluso) de más con tal de ayudar a quienes más lo necesitan. Es decir, a pequeñas cooperativas de países asiáticos, africanos y latinoamericanos asociadas con esta organización sin ánimo de lucro, y que a diferencia de lo que ocurre con algunas grandes marcas trabajan con condiciones laborales dignas.
Inmaculada Luque y María Moreno son dos de las grandes artífices de esta tienda (de las casi 30 personas que la componen), a la que llegaron hace más de diez años, atraídas por el proyecto. Inmaculada es ama de casa y llegó a la organización porque quería contribuir a que "la pobreza se fuera reduciendo, aunque es algo con lo que no se puede acabar". Mientras que María, que era enfermera, lo hizo porque se considera "una persona muy afortunada, de buena familia, con buen trabajo" y quería aportar su "granito de arena".
En todo ese tiempo la tienda ha pasado por diferentes etapas. Empezaron en la calle Nosquera, para después mudarse a la calle Granada (donde un alquiler "desorbitado" las invitó a irse de nuevo) y acabaron en su ubicación actual, a menos de 100 metros del teatro de Antonio Banderas. "Antes estábamos en un sitio por el que pasaba mucha gente. Aquí es diferente. Hay veces que estamos toda la mañana y no entra nadie. Así no compensamos ni la luz que se gasta", lamenta María.
Aquellos que se deciden a llevarse algo, no obstante, suelen volver a aparecer. El cliente habitual es "malagueño y solidario", pero también acuden muchos extranjeros (fundamentalmente británicos), que conocen la oenegé de su país de origen. En el transcurso de la conversación aparecen dos ciudadanos nipones, que se acercan a preguntar. Serían los únicos.
Uno de los productos estrella es el chocolate, proveniente de la cooperativa de agricultores boliviana El Ceibo, que explota pequeñas parcelas utilizando métodos orgánicos, sin pesticidas, químicos ni fertilizantes. No se quedan atrás las prendas de ropa, que ocupan la mayor parte del local (tiene probador), realizadas con algodón importado de las comunidades locales hindúes. "Sobre todo se llevan calcetines y pijamas. No tienen un punto de comparación con los industriales. Y lo que te llevas te dura toda la vida". Lo mismo ocurre con los bolsos y carteras de piel, la bisutería de latón y los fulares artesanales.
Eventualmente, esta tienda también se desplaza al exterior. Tres días al año se instalan en la Escuela de Idiomas, frecuentan algunos institutos, venden libros cedidos a las puertas de los hospitales y el cuarto domingo de cada mes se dejan caer por el mercadillo de la calle Tomás Heredia; además de realizar conciertos solidarios de vez en cuando.
Los únicos deseos de Inmaculada y María en este momento es poder seguir participando en esta iniciativa solidaria y que aquellos que se sientan interesados por ella acudan. Aunque sea para hacer un regalo. "Es ideal, porque entregas un producto, pero todos tienen detrás una historia".
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