Málaga

Padrinos más allá de lo profesional

  • Formadores y mentores de los premiados fueron quienes les entregaron por sorpresa los galardones

Ninguno de los Malagueños de hoy 2015 sería lo que es sin el apoyo y las enseñanzas de sus mentores. Desde su familia hasta compañeros de trabajo, universidad, amigos o profesores. Todos ellos fueron clave en el éxito cosechado y les ayudaron en un camino no tan lleno de rosas. Por eso, esta edición fue también una reivindicación a esos orientadores, que entregaron en persona los galardones a los premiados.

Diego Gallegos creció frente a los fogones de la mano de Cristóbal Blanco, cocinero malagueño y profesor jubilado de La Cónsula que le entregó el galardón. "Desde que entró en la escuela se le veían maneras de campeón porque estaba dispuesto a todo. Esto es un reconocimiento al trabajo bien hecho", expresó Blanco, deseando al mismo tiempo una solución en 2016 para los problemas económicos que atraviesa la escuela de hostelería.

Una de las personas más determinantes de la vida de la empresaria María Salas fue su tía, Marisa González, pedagoga, psicóloga y sexóloga que le hizo entrega de la placa. De satisfacción y orgullo se llenan las palabras de González al hablar de su sobrina: "Es una chica joven ejemplo de que las mujeres pueden llegar a ocupar cargos de responsabilidad en empresas y jugar un gran papel". González no quiso desaprovechar la ocasión para instar a las instituciones que en el próximo año "den facilidades a los emprendedores para cumplir sus deseos".

Siete años de constante entrenamiento se hacen duros sin una persona en la que apoyarse. Visiblemente emocionado y sorprendido, el karateca Damián Quintero recibió su premio de las manos de su entrenador, Miguel Ángel López Castellanos. "Para mí es un orgullo porque lleva conmigo desde que era pequeño. Hemos viajado juntos y he entrenado día a día con él; por eso para 2016 deseo que siga la línea que lleva", indicó el maestro madrileño.

Muchos mentores han sido importantes en la vida de Belén Higueras: desde su familia hasta las enfermeras que le ayudaban en Toledo. Pero también la calidez humana de la Universidad de Málaga, como la de Manuel Chaparro, vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación y uno de sus profesores favoritos. "Entregarle el premio es un homenaje también para mí porque es una alumna ejemplar y especial sobre todo por su talla humana: desde que la ves te dan ganas de sonreírle a la vida", expresaba Chaparro, quien reivindicó para el nuevo año "aprender a ser más críticos y constructivos como desafío tanto desde la Educación como desde el Periodismo".

Ambos aprendieron el uno del otro más allá de la música. Para la carrera de Arturo Díez, Luis Naranjo fue una de sus influencias clave. Amigo de su familia, especialmente de su abuelo, Naranjo destacó el trasfondo generacional del compositor y director malagueño: "Este es un premio no sólo al mérito individual sino también a la representación de un legado de varias generaciones". Uno de los artista que, junto a muchos otros de distintas disciplinas, Naranjo espera que lleven a Málaga a ser "referente a nivel nacional".

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