Llevar la atención temprana cerca de los usuarios y hacerla lo más accesible y efectiva posible. Esa es la lucha de la Fundación Antonio Guerrero desde que comenzaron a trabajar como plataforma, hace ya más de un lustro. Después de abrir el centro de atención infantil temprana (CAIT) del Polígono Sur de Sevilla, la fundación va a poner en marcha el próximo mes el CAIT de Pizarra. Con él se pretende dar cobertura a un centenar de pacientes de todas las edades. 

El centro, que será gestionado por la Fundación y que ha sido cofinanciado por la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Pizarra, contará con una sala multisensorial, una sala de psicomotricidad y seis gabinetes, además de tener la cesión de uso de la piscina municipal climatizada para realizar sesiones de hidroterapia. 

El local cedido por el Consistorio ha sido completamente restaurado y "el Ayuntamiento está dispuesto a hacer una inversión para ampliarlo si hiciese falta", explica Antonio Guerrero, presidente de la fundación. En cuanto se resuelva el concierto social con la Junta de Andalucía podrán atender a los niños menores de 6 años que van a cargo del sistema y después de Reyes iniciarán el trabajo con la atención post temprana, los mayores de 6 años y los que acuden de forma privada. 

"Abrimos con cuatro profesionales pero tenemos a otros cuatro en reserva, a medida que vayamos teniendo más niños se irán incorporando, son todos profesionales con una dilatada experiencia", comenta Guerrero. Y subraya que en el centro se atenderán todo tipo de problemas, motóricos, de la comunicación, hipotonía, autismo, etcétera. "Tenemos un equipo multidisciplinar de primer nivel formado por logopedas, psicólogos, fisioterapeutas, hidroterapeutas y terapeutas ocupacionales", agrega el presidente de la fundación. 

Señala Guerrero que el CAIT de Pizarra quiere servir para las familias que vivan en Pizarra, en el valle del Guadalhorce y en el entorno de la Sierra de las Nieves, donde no hay ningún centro de este tipo y, en muchas ocasiones, tenían que llevar a sus hijos hasta Marbella. 

José Antonio pinta la fachada del CAIT de PIzarra.

Igualmente, es un CAIT itinerante, lo que les permite tener atención domiciliaria o hacer la terapia en el entorno escolar, familiar o social del pequeño, "en su barrio, en un parque, donde el especialista entienda que la terapia va a ser más efectiva", agrega. La logopeda Vanessa González Naharro va a dirigir el centro, cuya fachada está decorando José Antonio Ruiz, un joven con síndrome de Asperger. 

"Desde recién nacidos hasta los 6 años son los niños sostenido por el sistema público, por otro sistema atendemos desde los 6 años hasta el resto de su vida, si tenemos que trabajar con una persona con autismo de 40 años lo vamos a hacer", indica Guerrero y apunta a su proyecto de crear centros ocupacionales para dar un futuro laboral a sus pacientes al llegar a la edad adulta. 

También indica que el Ayuntamiento de Pizarra les ha cedido el uso y disfrute del recinto ferial para organizar encuentros de familias, talleres, encuentros deportivos, actividades teatrales y respiro familiar cuando la pandemia lo permita. "Cuando una familia tiene un miembro con discapacidad, toda la familia lo padece y hay que atender a todo el entorno, favorecer la armonía familiar y ayudar a todos", apunta Guerrero. 

El año que viene la Fundación Antonio Guerrero intentará llegar a la Axarquía, ya que consideran que en esta comarca los niños no se están desplazando a los CAIT y están muy desatendidos.