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¿Podemos seguir hablando de nuevas generaciones como lo hemos hecho durante siglos?

¿Podemos seguir hablando de nuevas generaciones como lo hemos hecho durante siglos? ¿Podemos seguir hablando de nuevas generaciones como lo hemos hecho durante siglos?

¿Podemos seguir hablando de nuevas generaciones como lo hemos hecho durante siglos? / QUANTUM BABYLON

Escrito por

Juan Pablo Castillo

La semana pasada acaeció a nivel personal una anécdota generacional que bien merece ser extrapolada al interés general: una amiga, me contó como su prima pequeña, de unos doce años de edad, tras salir con un grupo de “amig@s” y no regresar a la hora acordada a su casa, recibió el esperado discurso sancionador. Hasta ahí todo bien, pero lo mejor fue la sorprendente respuesta restándole importancia de la preadolescente que dejó confusos a los progenitores.

En su defensa, la avispada jovencita alegó que no tenía importancia porque en el grupo “había un 08”; esto querido lector significa que uno de los integrantes de dicha expedición veraniega había nacido en el 2008, con lo que tendría 15 años. Como era de esperar los padres atónitos no entendieron nada y la díscola hija tuvo que explicarles a modo de comprensivo docente que significaba aquello.

Para mi propia sorpresa, mi amiga me confirmó que ahora las nuevas generaciones se identifican con el año en el que vinieron al mundo, y es que parece ser que no es lo mismo ser un 06, un 07 ó un 08. Lejos parecen quedar ya las etiquetas de generación X, millenialls y generación Z donde se aglutinaban a personas nacidas en la misma década. Esto en parte puede deberse a la velocidad frenética con la que han cambiado las cosas en los últimos tiempos y al modo en el que la hiperconectividad ha acercado a personas, independientemente de su ubicación geográfica, de una forma que nunca se había visto pero también las ha etiquetado y diferenciado a unos niveles tampoco conocidos.

Llegados a este punto, podríamos hablar de cómo las redes actúan como caja de resonancia y fuentes de endogamia donde agrupan a personas de cualquier parte con las mismas ideas para autopotenciar su creencia de la verdad absoluta alrededor de su corpúsculo, por diminuto que este sea. Pero esto sería quedarse en la superficie, vamos a verlo desde la más rabiosa y aparentemente “salsera” actualidad.

Hagamos una sencilla prueba, supongo que muchos de ustedes saben que este domingo pasado se jugó la final del Grand Slam de Wimblendon. Más allá del resultado final, que por cierto, mi sincera enhorabuena a Carlos Alcaraz, seguro que han visto las imágenes del actor Brad Pitt observando el espectáculo acompañado de su colega de profesión, el director Guy Ritchie. El actor estadounidense siempre se ha caracterizado por afrontar una gran diversidad de proyectos para, entre otras muchas cosas, desquitarse de esa etiqueta de guaperas de Hollywood sin una carrera decente en el mundo de la interpretación; lo que ocurre, es que no siempre uno puede desviar la atención de determinados comportamientos y pensamientos. Seamos sinceros, es que no deja de ser sorprendente como cerca de cumplir sesenta años está como muchos ya quisieran con cuarenta (o con treinta).

Esto significa que la remesa de actores de la siguiente generación, -y no me refiero a los nacidos solo 10 años después- es la que se encuentra en estos momentos en primera plana, gente como Ansel Elgort, Kaitlyn Dever, Tom Holland, Zendaya, Gal Gadot o el mismísimo Timotheé Chalamet están considerados los nuevos DiCaprio ó Scarlett Johansson, con todo lo que ello implica para unos y otros.

Y es que, si con esto ya nos encontramos un poco desubicados, en cosas como las relaciones sociales que desarrollan los nacidos en este siglo el lio puede llegar a ser aún mayor, puede representar una sorpresa similar a la de quien se da cuenta de repente por la música que escucha que ya no es el joven que creía ser.

¿Recuerdan la famosa escena de Los Simpsons donde esto le acurre a Homer?, pues ahora imaginen que nuestro querido personaje zampa donuts descubre a su vez, como alguien 15 años más joven que él mismo se encontrase con el mismo problema de desubicación frente a Bart Simpson, pero a la vez le ocurriese a otro con tan solo 10 años más que su gamberro mozalbete y se sintiese ya desplazado siendo prácticamente un adolescente todavía! ¿Captan la paradoja?

Resulta un poco difícil de comprender y definir este nuevo fenómeno sociológico, pero en definitiva se reduce a un acortamiento acelerado de los segmentos de edad que nos agrupan o nos dividen. Esto puede que signifique a corto plazo profundos cambios en una sociedad al ser capaz de diferenciar un grupo de otro por apenas una variación de una unidad en una cifra.

Es debido a aspectos de la vida como lo que acabamos de relatar, como a mucha gente la inmersión virtual le ha cogido a contrapié y le desconcierta. Esto no significa que sea culpa suya, en absoluto, pero sí que indica que es una situación con la que hay que lidiar y ejemplifica un problema social y psicológico de dimensiones todavía incalculables.

Por ello puede que les choque que haya personas que puedan tener más seguidores jugando a la Play Station que un locutor de radio reputado, o que sean posibles las interacciones de tú a tú con personalidades relevantes conocidas por millones de personas en todo el planeta a través de las RRSS.

Justo aquí, y la importancia del acelerado cambio en los equilibrios de poder que aportan las nuevas relaciones generacionales surgidas de la digitalización, es donde entran las figuras de Mark Zuckenberg y Elon Musk, pues parece que el sudafricano estaría preparando una demanda contra el CEO de Meta por el próximo lanzamiento de su nueva red social (THREADS), la cual se parecería sospechosamente en alto porcentaje a Twitter. Esto trae viejos recuerdos rememorando la famosa demanda que Steve Jobs interpuso a Bill Gates en temas similares, y puede que acabe de la misma forma, ya que se establece que las ideas no se patentan, y tampoco tendrían derechos sobre cómo es imitada; lo que tendría como resultado una demanda perdida. Sea como fuere, lo que sí que es cierto es que Zuckenberg ha sabido reconvertirse durante muchos años adquiriendo empresas como WhatsApp, o creando las suyas propias cuando no ha sido así el caso; recordemos que Instagram nació a partir de la negativa de los creadores de Snapchat a ser adquirida por el magnate de las RRSS. Por ello ha resultado tan llamativo la obcecación en META siendo como era un proyecto que todavía no gozaba de la tecnología necesaria para ser su nuevo éxito; pero bueno, las inversiones tienen estas cosas, hasta Steven Spielberg ha fracasado alguna vez en taquilla.

La idea principal sobre la que debemos reflexionar es que a pesar de que puedan existir movimientos muy rápidos dentro de lo que son las innovaciones tecnológicas, y aunque no alcancemos a comprenderlos, forman parte del gran puzle lógico que es la historia y solamente seremos capaces de verlo una vez completado con el transcurso de los años.

¿Recuerdan los más longevos a qué velocidad pasamos de disponer de un “ciber” en el barrio para poco más tarde disponer de Internet en casa y finalmente tenerlo en un Smartphone? Todo ello pasó en menos de una generación, cambiando el mundo mucho después de que Brad Pitt enamorara a Thelma y Lousie. Así que si ya tienen una edad o queridos lectores, están a la última con los últimos tik-tokers, va a ser necesario un esfuerzo adicional, para no acabar viéndonos reflejados en la citada anécdota de Los Simpsons o sentirnos viejos frente al Brad Pitt de turno. Hay que comprender que no nos hemos quedado anclados en un tiempo lejano creyendo que es el actual, sino que simplemente el concepto de generación se está diluyendo a la velocidad de las redes de fibra óptica.

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