QUANTUM BABYLON

2023: El año de la Inteligencia Artificial

Fotomontaje realizado con la inteligencia artificial de Dall-e 2. Fotomontaje realizado con la inteligencia artificial de Dall-e 2.

Fotomontaje realizado con la inteligencia artificial de Dall-e 2.

Escrito por

José Francisco Alonso

Las IAs (Inteligencia artificial) están cada vez más presentes en nuestra vida. Aunque no nos demos cuenta ya las vemos y las escuchamos desde que nos levantamos hasta que nos vamos a la cama… incluso después, porque mientras dormimos, ya se nutren hasta con la información de los patrones de sueño que tan alegremente autorizamos a compartir desde nuestros smart watches.

No son algo nuevo, hace años que están presentes junto a nosotros, calculando las mejores rutas en los GPS, respondiendo en los asistentes virtuales o detrás de esa amable recepcionista virtual gestionando una devolución en el último pedido de ropa por internet. Todos ya sabíamos o intuíamos, que están detrás del sofisticado software del fisco para detectar fraudes o en la publicidad personalizada que constantemente nos bombardea, pero hemos ido un paso más allá.

Hasta ahora el cine y la literatura nos daban una imagen distorsionada de lo que realmente es y tendíamos a confundirla con la Conciencia Artificial, algo muy diferente de momento. Las diferentes aplicaciones conversacionales, las cuales por muy vivas que nos parezcan, como ChatGPT de OpenAI -el gran líder en esta revolución y propiedad de Elon Musk-, no dejan de ser complejos algoritmos y redes de información en constante crecimiento y evolución que han dejado paso a nuevas aplicaciones derivadas y más específicas capaces desde generar música e imágenes a poder diagnosticar una enfermedad de manera temprana.

Lo que más está llamando la atención con las nuevas IAs es sin duda como están desembarcando en los dominios del arte. Ya no es que opinen y filosofen con gran destreza con tan solo unas pocas indicaciones, si no que luego con Dall-e o Stable Difussion se lanzaron a crear obras impresionantes que si bien hace un tiempo nos recordaban a la restauración del Ecce Homo de Borja, con el aprendizaje continuado ya resulta muy difícil discernir su origen.

La Inteligencia Artificial ya cuenta hasta con su propia Eurovisión

Pero si pueden pintar ¿por qué no crear música? Ahora Google acaba de presentar su último desarrollo, MusicLM capaz de producir música en cualquier género a partir de una descripción de texto. Y no es la única, ya se han presentado otros sistemas de IA centradas en la música, como Riffusion, Dance Diffusion o Jukebox. De momento los resultados no son muy espectaculares y se parecen más a lo que generaría un adolescente tras llevar unos meses practicando con algún programa tradicional de música electrónica o las monótonas y cansinas melodías sin derechos de autor con las que nos machacan en muchos anuncios de YouTube. Sin embargo a nadie le cabe duda que en poco tiempo estas IAs van a competir en las listas de éxitos y por tener, tienen ya hasta su propio concurso para estrellas robóticas: AI Song Contest en la que por cierto, participo España y para sorpresa autóctona ha dejado el estandarte más alto que en muchos concursos humanos a los que acudimos.

La IA en el sector militar

En otros campos menos sonados y donde la Inteligencia Artificial lleva invertidos muchos miles de millones y tiempo es el sector militar, donde ya ha nacido una nueva era conocida como “La guerra fría de la Inteligencia Artificial”. De puertas a dentro se está desarrollando una nueva carrera armamentista en la que China, Estados Unidos y Rusia compiten por alcanzar la hegemonía.

China ha invertido en los últimos tiempos unos 150.000 millones de dólares en tecnología para sus programas de desarrollo armamentista con objetivos prioritarios como convertirse en país líder en IA para el año 2030. Y lo preocupante es que si miramos el número de patentes en este sector –un marcador muy importante para comprender quien va ganando la partida- China nos lleva la delantera, tan solo: Tencent y Baidu acumulan ya más de 9.500 patentes cada una.

Oriente puede que esté llevando la delantera de manera silenciosa en materia de Inteligencia Artificial y no seamos conscientes

Con la Inteligencia Artificial llega un momento que es difícil distinguir donde terminan las aplicaciones en un sector u otro de una aplicación, aunque en términos generales podemos decir que las fronteras cada vez se diluyen más. Un buen ejemplo de ello es la capacidad multidisciplinar para ofrecernos respuestas con la que nos sorprende ChatGPT y que ya supone una amenaza real incluso para los buscadores tradicionales a la hora de ofrecernos respuestas e información.

Derechos de autor y propiedad intelectual ¿Las IAs nos van copiar?

Muy alejados del imaginario colectivo de súper ordenadores megalómanos que dominan el mundo, el debate está servido, incluso están comenzando a aparecer temores muy reales, que se han materializado en demandas contra estas IAs por su glotonería con los datos y aprovecharse del trabajo de sus creadores humanos. Y es que no hay nada para escuchar los tambores de guerra como saltarse los derechos de autor y propiedad intelectual. Las IAs Midjourney y Stability destinadas a la creación de imágenes mediante una breve descripción de texto, junto a la plataforma DevianArt , han sido demandadas por un trío de diseñadores quienes afirman que con sus modelos de inteligencia artificial generativa las empresas han infringido los derechos de autor “de millones de artistas”.

Ya nos podemos ir preparando porque demandas contra las IAs las vamos a ver cada día más, con el fantasma de los despidos y la sustitución de trabajadores por este software que ahora mismo es capaz de programar o generar noticias automáticamente, haciendo temblar por ejemplo a la vapuleada profesión del periodismo. Es un problema muy real donde además podríamos estar provocando un agrandamiento de la brecha social y la desinformación donde esas IAs redactoras, al alimentarse de la información que le dan los humanos estarían bebiendo de sus propios sesgos y prejuicios, abandonando definitivamente la ética periodística en favor de los intereses descritos en los algoritmos de las empresas que las diseñan.

Si la evolución de la informática y la potencia de cálculo de los procesadores ha sido vertiginosa, con la Inteligencia Artificial va a suceder algo similar pero con una diferencia: los ordenadores evolucionaron al ritmo de los ingenieros que los crearon, mientras que las IAs están evolucionando al ritmo de miles de millones de usuarios mejorando los resultados y sus algoritmos. Intentar adivinar cómo terminará el año para esta disciplina es un esfuerzo inútil pero a buen seguro nos va a traer muchísimas sorpresas.

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