La Policía protege a casi 1.000 mujeres y a 30 menores por riesgo de maltrato

Los agentes controlan a unos 30 agresores por pulseras telemáticas e instruyen 50 atestados al mes.

Celina Clavijo Málaga

21 de marzo 2016 - 01:00

Unas 965 mujeres viven en Málaga bajo protección de la Policía Nacional al encontrarse en situación de riesgo por maltrato, aunque en ningún caso es alto. Los últimos datos que maneja el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad reflejan que en torno a 30 adolescentes de entre 14 y 17 años están custodiadas por los agentes y forman parte del sistema de seguimiento integral de los episodios de violencia machista, que recoge el mapa de este fenómeno a fecha de 31 de enero. En el 66,6% de estos casos, el agresor permanece en prisión. Los protagonizados por adolescentes son, en palabras del inspector Álvaro B., responsable de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía en Málaga, "los más complicados". "El Ayuntamiento ha creado un grupo de tratamiento de menores. Los han llamado rebeldes de género. Están en fase de rebeldía. Su personalidad se está formando", sostiene.

El protocolo de actuación para las víctimas que aún no han cumplido 18 años es similar a la del resto, aunque el policía reconoce la dificultad de que pongan nombre a la violencia que sufren. "Tenemos pocos casos, pero hay una cifra negra muy elevada", resalta. Tras la denuncia presentada por la mujer, es necesario valorar qué riesgo existe de que el maltratador ataque de nuevo. A partir del resultado, el caso se califica con riesgo no apreciado o apreciado. Este último recoge cuatro niveles: bajo, medio y alto. Se eleva a extremo si la Policía no tiene localizado al autor. Aquellas mujeres que viven bajo riesgo extremo, el más grave y también prioritario, tiene vigilancia policial constante.

La víctima con bajo peligro dispone de un teléfono de contacto directo con las Fuerzas de Seguridad. El agresor queda informado de que su ex pareja cuenta con protección. El riesgo medio conlleva una vigilancia ocasional y aleatoria en casa de la mujer y en el trabajo. Se le acompaña a gestiones, se le da teleasistencia y se comprueba si el hombre cumple el alejamiento. El nivel alto supone una protección frecuente y aleatoria. El hombre es controlado esporádicamente" y lleva una pulsera telemática, mientras que el riesgo extremo implica una vigilancia permanente y un control exhaustivo de éste.

La Policía, según las cifradas aportadas por el portavoz de la UFAM, controla los movimientos de 28 agresores que portan, por orden judicial, dispositivos de control telemático como método de seguimiento del cumplimiento de las órdenes de alejamiento respecto a sus víctimas. El Ministerio tiene contratada la prestación de este servicio con una empresa privada, encargada de realizar las tareas relacionadas con la instalación de estos medios y control de las alarmas. El centro de control Cometa se ocupa de comunicar si el individuo ha manipulado la pulsera o bien se le ha agotado la batería.

En palabras del inspector, el primer objetivo de la mayoría de los agresores estriba en aislar a la víctima. "Es el maltrato invisible. Intenta que rompa todos sus vínculos para hacer con ella lo que quiera cuando esté bajo su control", detalla el agente, quien subraya que la pobreza "ya no es signo de delincuencia". "Aquí hemos visto de todo. Alguno hasta dirigía una empresa. La violencia de género se puede dar en todas las esferas", señala.

Durante este primer año de funcionamiento, que se cumplirá en mayo, la Unidad ha registrado una media de 50 atestados mensuales por delitos contra la libertad sexual (si no existe relación entre la víctima y el autor), violencia doméstica (es necesaria la convivencia y en ella quedarían enmarcadas las agresiones protagonizadas por una mujer o entre miembros de una familia) y violencia de género, que suele ser predominante y que, para considerarse, debe haber existido un vínculo afectivo. Pero además, el juzgado ha remitido a la Policía medio centenar de oficios judiciales tramitados a partir de partes médicos de urgencias. La coordinación de las actuaciones de la Unidad de Familia y Mujer UFAM protección -antes, la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección a la Víctima (UPAD)- que ofrece protectores y un teléfono de contacto a las víctimas asignadas las 24 horas del día, y UFAM investigación -centrada en los ilícitos penales- ha permitido aumentar la eficacia y proporcionar una "protección integral". Un total de 36 policías forman parte de la unidad, además de un funcionario que está de guardia para atender las denuncias los fines de semana.

El inspector policial está convencido de que la clave para frenar esta violencia escalonada no es sino la educación. Y ahí, añade, entran en juego los medios de comunicación, las redes sociales e incluso los anuncios de televisión, "que siguen teniendo un trasfondo de género. "Hay que erradicar el papel dominante del hombre", apostilla. La denuncia del maltrato, asimismo, es el único recurso que permite activar el proceso y puede llevar consigo la rehabilitación del autor. Desde que se denuncian los hechos y hasta que termina el procedimiento o la orden de protección cesa, "pueden transcurrir 15 años". "Se entiende que el autor se ha rehabilitado y puede acercarse a la víctima. Las penas, hoy en día, no son un castigo sino una forma de reinsertar a estas personas en la sociedad", sentencia el inspector.

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