El pedir un paquete por internet es algo que cada día es más común en los hogares, pero el problema llega cuando van a dejar el pedido en una casa y no hay nadie ¿Qué se puede hacer? ¿Se lo dejan a un vecino, al conserje o se va a recoger a un punto? Muchos son los que han estado buscando una solución a esto. De ahí que a Miguel Ángel Rodríguez, un sevillano afincado en Málaga desde hace 15 años, se le ocurriera crear una bolsa con un código de seguridad para que los repartidores dejen los paquetes en su interior si el cliente no está en casa.

De una necesidad a una realidad. Así nació Pomopack. La idea comenzó a rondarle la cabeza hace un par de años al vivir de primera mano como hacía pedidos online y cuando acudían los repartidores a su casa a dejarlos, se encontraba fuera por trabajo. Tras muchas vueltas, diseñó una bolsa de un material resistente que finalmente es poliéster, que se engancha al pomo de la puerta del domicilio con unas bridas de plástico duro o un candado, cuenta con una cremallera curva y tiene un código de seguridad de tres dígitos, muy parecido al que tienen las maletas de viaje. Además, en el mismo caben cajas de varios tamaños y también es plegable, por lo que se puede guardar cuando no se utilice.

Con este invento, el repartidor abriría la bolsa con el código que previamente se le ha facilitado y dejaría el paquete en su interior. Rodríguez remarca que “en la aplicación de Amazon tengo la instrucciones de dejar el paquete en el Pomopack, entonces llega el mensajero, introduce el código y listo”. De igual forma, señala que otras empresas de mensajería que ha utilizado ya conocen el funcionamiento de la bolsa.

Hasta hace pocos meses este proyecto era solo una idea que primero dibujó en un papel y más tarde pasó a ser un prototipo en cartulina, con el que empezó a calcular cuál podría ser el tamaño exacto para que encajaran los paquetes de tamaños habituales. Ahora es una realidad y Pomopack se fabrica en China. “De la primera partida que he traído están volando, entran muchos pedidos al día”, señala el inventor. En este sentido, añade que lo que más le preocupa ahora mismo es quedarse sin stock y hacer a los clientes que han comprado la bolsa esperar por su pedido. Por ello, ha pedido a China más productos para que cuando se agoten los que en la actualidad tiene pueda reponerlos rápidamente.

Este reciente crecimiento de los pedidos, Miguel Ángel lo achaca a que son los propios clientes los que recomiendan el invento. Por ello, asegura que “los pedidos vienen del boca a boca, las personas lo prueban, les gusta y se lo dice a un amigo y eso es lo que me gusta, que los clientes que llegan vengan por recomendación de algún conocido”.