Málaga

Preguntas y respuestas en el Ártico

  • Biólogos de la Universidad de Málaga emprenden una campaña en el Polo Norte para estudiar cómo afrontan las macroalgas el cambio climático

Investigadores de la Universidad de Málaga (UMA) parten el próximo domingo rumbo a Ny-Alesund, base científica enclavada en Spitsbergen, la isla principal del archipiélago noruego de Svalbard. Se considera el asentamiento civil más septentrional del planeta y es, además, el punto elegido por más de decena de países para desarrollar investigaciones polares. España no tiene infraestructura científica en el Polo Norte, de modo que el equipo formado por los científicos Francisco Javier López Gordillo, Carlos Jiménez y Raquel Carmona investiga el impacto del cambio climático en este ingente laboratorio natural gracias a la generosidad del instituto alemán de investigación polar Alfred Wegener.

El grupo de la UMA explora el impacto del cambio climático en las macroalgas, base esencial de la vida en el Polo Norte. López Gordillo puede explicar en primera persona algunas de las transformaciones que están ocurriendo en el Ártico desde que comenzó a investigar en Ny-Alesund en 2002. El fiordo Kongs Fjorden en el que está enclavada la base científica permanecía congelado desde el comienzo del invierno hasta la llegada del verano. Sin embargo, hace ya una década no se congela, al tiempo que la banquisa polar retrocede. La llegada de aguas más cálidas procedentes de la Corriente del Golfo sumada a la subida de la temperatura local han provocado que un sistema Ártico puro tenga cada vez más similitudes con un sistema atlántico, con la salvedad de que está localizado a 79 grados norte y eso implica tres meses de invierno y oscuridad, seguido de un verano de luz permanente. "En el Polo Norte todo es más rápido y exagerado. Funciona como un sistema de alerta temprana del cambio climático", advierte el Francisco Javier López Gordillo.

El equipo trata de averiguar el comportamiento de las macroalgas ante estas transformaciones tan severas y súbitas. Los expertos del grupo Ecofisiología de Sistemas Acuáticos de la Universidad de Málaga han realizado a lo largo de los últimos lustros importantes avances en el conocimiento del metabolismo de estos organismos. López Gordillo subraya las estrategias extraordinarias que han desarrollado estas especies para adaptarse a un ambiente extremo. Durante el verano, a consecuencia de la falta de nitrógeno y fósforo, no crecen pero sí aprovechan la luz solar para almacenar carbono orgánico. Es decir, a lo largo de las semanas en las que viven bajo la luz solar constante engordan, de modo que durante el periodo de oscuridad la mayor parte de ellas utilizan esas existencias almacenadas para crecer. Sin embargo, si la temperatura aumenta, el metabolismo de las algas se acelera y quema los nutrientes más rápido. ¿Qué sucede en esas circunstancias? ¿Qué pasa si la alacena con las existencias de carbono orgánico se vacía antes de que llegue el verano y la luz? ¿Mueren las macroalgas? ¿Dejan de crecer? ¿Cuál es la consecuencia de permanecer menos tiempo bajo una gruesa capa de hielo y, por tanto, de disfrutar de mayores periodos de luz? Hallar respuestas a estas preguntas es uno de los objetivos del proyecto que codirigen los científicos Francisco Javier López Gordillo y Carlos Jiménez.

Las macroalgas son esenciales para sostener el ecosistema litoral en el Ártico. En un ambiente tan extremo, pocos actores juegan un papel tan esencial, con la excepción del fitoplancton que, por otra parte, apenas permanece de marzo a mayo. "Ejercen la función de bosque", explica el investigador, porque están en la base de la cadena alimentaria: son la base de la alimentación de pequeños crustáceos de los que se alimentan peces pequeños que, a su vez, son el plato principal de las aves acuáticas de las que constituyen una parte esencial de la dieta de focas en una gran cadena que se cierra con el oso polar. Pero esta no es su única función, además proporcionan refugio y espacios para la reproducción de los peces y desempeñan un rol muy relevante en el ciclo del carbono. "Son máquinas fotosintéticas" que captan dióxido de carbono para convertirlo en nutrientes.

El equipo de la Universidad de Málaga es el primero que estudia el comportamiento de las algas ante estos cambios. La investigación se realiza tanto con las muestras recogidas en mar abierto, como con ejemplares cultivados en laboratorio simulando atmósferas futuras alteradas por el cambio climático.

El proyecto, financiado con 80.000 euros con cargo al programa Retos del Ministerio de Economía y Competitividad, contempla el seguimiento estacional de varios tipos de macroalgas tanto en mar abierto como en laboratorio durante tres campañas anuales que se desarrollarán entre 2016 y 2019. El grupo tiene previsto desplazarse durante los meses de septiembre, marzo y agosto (principio y final del invierno y final del verano) a Ny-Alesund para analizar en cada ocasión la capacidad fotosintética, el carbono que almacenan y el estado fisiológico de una serie de variedades seleccionadas.

Uno de los hitos que el grupo se ha marcado para este proyecto es crear , a la vuelta de esta campaña polar que se prolonga tres semanas, una cámara de cultivo de macroalgas polares en la Universidad de Málaga. La iniciativa se ha encontrado con el obstáculo de la financiación, porque el presupuesto de 80.000 euros para tres años limita mucho el margen de maniobra, de ahí que en vez de contratar una empresa especializada para trasladar las muestras desde la base científica, ubicada a 1.200 kilómetros del Polo Norte geográfico, hasta la UMA. Por el momento, tratarán de sortear este problema trayendo personalmente las algas en una nevera como si se tratara de equipaje de mano, con la dificultad añadida de que las muestras deben permanecer en todo momento a una temperatura inferior a tres grados.

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