A Daniel le han cuidado sus bisabuelos hasta que ha cumplido los 2 años. Pero ya tocaba ir al cole y ayer fue su abuela, que aún no ha cumplido los 50, la que alargó sus vacaciones para hacer con él el periodo de adaptación. Su madre es maestra y también a ella le tocó incorporarse a su escuela. El pequeño no lloró. Junto a su tutora Cristina, a la que acababa de conocer, fue haciéndose con su clase y sus compañeros del centro Aula Futura, en la zona de Olletas, que era un hervidero de niños, padres y madres, maestros, monitoras, periodistas y personal de Educación con la delegada Patricia Alba a la cabeza.

Este centro con 11 años de trayectoria, que inicia septiembre con 96 alumnos de 0 a 3 años y su aforo completo, fue el elegido para la visita institucional de apertura de curso. "Hoy [por ayer] es un día un poco caótico, en el buen sentido, porque permitimos una adaptación en la que los padres son protagonistas y pueden estar con ellos los días y el tiempo que estimen oportuno", explicaba José María de Castro, copropietario del centro junto a su hermano Gonzalo. En su caso hay lista de espera. Pero no ocurre igual en todos. Aún quedan vacantes el 15% de las plazas ofertadas.

La Junta de Andalucía ha aumentado en más de 450 su oferta de plazas en la provincia con respecto al año pasado y aún quedan 2.747 sin cubrir, un 15% del total. Para este curso se han matriculado por el momento 15.908 alumnos en los 18.655 puestos disponibles en las 288 escuelas malagueñas. "Quiero destacar el esfuerzo que realiza la Junta de Andalucía para incrementar las plazas y mantener las bonificaciones y los precios públicos", comentó la delegada. El curso pasado el 95% de las plazas tuvieron alguna ayuda pública, lo que supone que una gran parte del ingreso de los centros procede de la administración regional. El problema es que los pagos se alargan a 60 días -aún no han cobrado los 1.000 euros por unidad correspondientes al mes de agosto- y peligra la liquidez de las escuelas más pequeñas y con mayor porcentaje de niños subvencionados en su totalidad.

La plataforma Escuelas Infantiles Unidas ya pidió a la Junta el año pasado la consideración de una batería de medidas para paliar su situación. Entre ellas, la subida del precio público de la plaza, que se mantiene invariable desde 2009 en 278,88 euros, la subida del precio de comedor o poder cobrar a las familias servicios como el aula matinal. "Estamos en continuo diálogo con las escuelas infantiles, en verano se nombró a un nuevo equipo y estoy segura de que predominará el consenso", dijo Alba sin dar mayores explicaciones.

Pero es que mantener un equipo compuesto por más de 20 personas como el de Aula Futura no es fácil para ningún empresario si las mensualidades no llegan. En este centro de siete aulas -tienen dos más construidas sin que puedan ser ocupadas a la espera del convenio de plazas- cuenta con una piscina climatizada para hacer psicomotricidad acuática, con un huerto escolar en el que participan los niños, con clases de música y con el inglés como parte fundamental de su día a día gracias a un proyecto bilingüe que desarrollan desde 2013. Y ante todo, su filosofía. "El respeto hacia el ritmo evolutivo de cada niño, mucha atención y mucho cariño", comentó De Castro. También mantienen un proyecto solidario y publican cada año junto a la librería Luces un poemario cuyos beneficios se destinan a la ONG Justalegría.

Su alumnado es muy heterogéneo, ya que su zona de influencia llega hasta el centro o la parte alta del Limonar, y el 80% de los progenitores están en situación laboral. A partir de ahora, todos los días no festivos sus puertas abrirán desde las 7:30 de la mañana para poder hacer compatible a las familias el trabajo y el cuidado de los hijos. En centros como éste, los niños encuentran un lugar en el que crecer en buena compañía.