Reparto de alimentos

Los Ángeles Malagueños de las otras Nochebuenas

  • La asociación sin ánimo de lucro reparte este 24 de diciembre más de 40.000 kilos de alimentos y 2.000 menús donados por asadores, particulares y empresas colaboradoras

  • En el comedor social la labor es constante y se preparan más de 600 comidas diarias

Voluntarios preparan las mesas para el reparto de alimentos.

Voluntarios preparan las mesas para el reparto de alimentos. / (Málaga)

Al otro lado del río, más allá de los brindis y las felicitaciones, de algunos villancicos tempranos en un bar de tapas, a unos metros de los brillantes decorados navideños, se vive un 24 de diciembre distinto. Quizás más auténtico, más fraterno y entregado. La Navidad en Málaga también es esa que protagonizan los más necesitados. Y Los Ángeles Malagueños de la Noche llevan una década repartiendo alimentos entre los que menos tienen. 

La Nochebuena empieza en el comedor social de la asociación, en la calle Fuentecilla, cuando aún no ha amanecido. Ya días antes han transportado cajas, clasificado y dispuesto los diferentes productos para mejorar la organización en un día tan señalado. Más de 40.000 kilos de comida donada se reparten por voluntarios y colaboradores de la entidad sin ánimo de lucro. 

"Vamos a dar 2.000 menús para esta noche", explica Paco Villalba, vocal de Los Ángeles Malagueños de la Noche. Antes de la una de la tarde ya hay más de 600 números repartidos entre los solicitantes para que cada uno sepa guardar su turno sin problemas. 

En las mesas han dispuesto cartones de leche, galletas, polvorones, aceite, azúcar, café, cacao en polvo, latas, sopas de sobre, arroz, legumbres, pasta, zumo y otros alimentos no perecederos. En la última parte de la fila, tortillas de patatas, pollos asados y las patatas asadas que cada año dona Manolo, que instala allí su puesto. 

Sesé y otros colaboradores colocan productos. Sesé y otros colaboradores colocan productos.

Sesé y otros colaboradores colocan productos. / (Málaga)

Los usuarios esperan pacientemente a que unas 200 personas voluntarias, al otro lado de las vallas, organicen el material para que el reparto se haga de la forma más ordenada. Llegan con sus carros de la compra dispuestos a llenarlos y tener una buena ayuda para los próximos días. 

"Estamos aquí para ayudar a las personas más necesitadas, nada más, ponemos nuestro trabajo porque nos gusta esta labor"

"Esto es importante para nosotros, estamos aquí para ayudar a las personas necesitadas, nada más, ponemos nuestro trabajo porque nos gusta realizar esta labor", agrega Villalba. El suyo no es el empeño de un solo día. En el comedor sirven unas 600 comidas a diario. "Hace tres años dábamos 2.000, al menos se aprecia que hay cierta mejoría en la sociedad malagueña", indica Villalba. 

Legumbres, pasta, arroces y otros productos no perecederos dispuestos a ser repartidos. Legumbres, pasta, arroces y otros productos no perecederos dispuestos a ser repartidos.

Legumbres, pasta, arroces y otros productos no perecederos dispuestos a ser repartidos. / C. F. (Málaga)

Para Paco, para la cocinera Belén y su marido Sesé el reparto de comida en Nochebuena es ya una tradición. "Cuando estábamos en Santo Domingo solo teníamos tres casetas para preparar la comida y se repartía en la calle, lloviese o hiciese frío", comenta el vocal de la entidad. Desde que hace tres años tienen el local la atención ha mejorado. El siguiente paso que quieren abordar será dar comida caliente también por la noche

Isabel Romero brindó su ayuda desde el principio de la entidad y asegura que es "voluntaria de corazón". "Hablo con todo el mundo de la cola, hay que animar a esta gente que, en muchos casos, está tan sola", apunta. Isabel se quedará hasta que se reparta alimentos a la última persona que lo solicite. 

"Hablo con todo el mundo de la cola, hay que animar a esta gente que, en muchos casos, está tan sola"

La veterana asegura que el agradecimiento de los usuarios, cuando los felicitan por la comida y quieren repetir, les llena de satisfacción. "Todo esto me hace muy feliz", reconoce. Destaca también la solidaridad de muchos que han "llegado con los maleteros de sus coches llenos para donarlo". 

Personas en la cola, con sus carros de la compra. Personas en la cola, con sus carros de la compra.

Personas en la cola, con sus carros de la compra. / C. F. (Málaga)

A la zona, muy cerca de Santo Domingo, llegan gentes de distintos barrios de Málaga, personas que duermen en la calle "y eso te da mucho sentimiento", afirma Isabel, contenta de poderles brindar su apoyo a través de la comida. También reparten mantas y ropa.

Hay usuarios que nunca antes se hubieran imaginado pidiendo un plato en un comedor social. Pero la escasez les hace vencer la vergüenza y solicitar ayuda. Es el caso de Sole, madre soltera de dos niños de 12 y 19 años, estudiantes los dos. Tiene diagnosticada una enfermedad rara y asignada una paga no contributiva, es decir, 390 euros al mes. 

"Es la primera vez que acudo a Los Ángeles Malagueños de la Noche, es muy difícil dar el paso y aceptar que necesitas ayuda"

"Es la primera vez que acudo a Los Ángeles Malagueños de la Noche, es muy difícil dar el paso y aceptar que necesitas que te ayuden", explica Sole. Pero, una vez hecho, agrade que "existan personas como ellos que ayudan a los demás".

Paco Villalba, Remedios Sánchez y otras voluntarias en la sede de la entidad. Paco Villalba, Remedios Sánchez y otras voluntarias en la sede de la entidad.

Paco Villalba, Remedios Sánchez y otras voluntarias en la sede de la entidad. / C. F. (Málaga)

Junta a ella, la voluntaria Pepi Sánchez, que igual hace de pinche que limpia y pone las mesas, destaca que este tipo de acciones "me dan la vida". Le ocurre lo mismo a Remedios Sánchez y su marido, de Cártama, que participan por primera vez con el buen deseo de ayudar. "Todos los que estamos aquí lo hacemos por voluntad propia y porque realmente nos da mucha satisfacción, recibimos más de lo que damos", considera. 

Entre el trajín de los que se preparan para dar y la espera paciente de los que recibirán, en esta concurrida plaza, nace cada Nochebuena una esperanza. Esa que sueña una sociedad más justa, más activa y solidaria, esa que no esquiva la mirada ante sus propias miseras. 

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