“Barcelona posa’t guapa”
Roca, minucioso e inalterable, maneja la escena
No pierde la compostura. Decide con precisión cuando toca ser soberbio o mostrarse humilde
Juan Antonio Roca asombra en el banquillo. Durante tres horas de interrogatorio no ha perdido el aplomo ni en un solo segundo. Se ha mantenido inmutable cuando ha respondido las preguntas de acusaciones y defensas como si diera explicaciones a un consejo de administración. También cuando ha contestado a determinados abogados con la actitud de quien tiene que poner a prueba su paciencia o cuando se ha investido de soberbia y con un punto de chulería ha marcado distancias. Roca siempre es pétreo, minucioso y cerebral.
La exquisita corrección con la que respondió el lunes a las preguntas del fiscal contrastó ayer con la jactancia con la que afrontó el interrogatorio del abogado del Ayuntamiento de Marbella al que espetó frases del tipo "es la cuarta vez que se lo explico" o "esto funciona así", además de contestarle pidiendo la exhibición de folios concretos y puntuales del sumario o acusándole de hacer "afirmaciones gratuitas".
Incluso llegó a anticiparse a las intenciones del tribunal cuando el letrado Luis Juega planteó que si estaba cansado, tras dos horas de declaración, se podía pedir un receso. "Seguro que el tribunal cuando usted termine dará un descanso", provocando un acceso de risas generalizadas.
Este aplomo sin fisuras se mantiene también fuera de la vista oral. En esos momentos saca al maestro de ceremonias que lleva dentro. Roca nunca entra en la sala sin saludar al tribunal. También tiene palabras para los agentes judiciales que lo custodian y se dedica a repartir saludos entre los coacusados que cada día se arremolinan como un enjambre a su alrededor, dejando claro quién es quien reparte cartas en esta mano.
Su supuesta "enemistad manifiesta" con Julián Muñoz ha debido quedar pulverizada a la vista de la animación con la que ahora se entregan a la charla en los recesos. Y esto no es óbice para mantener el control sobre quiénes ocupan el fondo de la sala, distribuir sonrisas y besar fugazmente a su mujer.
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