La increíble historia del cuarto cheque
Roca y sus socios en Crucero Banús, un negocio que les reportó 6 millones de beneficios, pierden la memoria en un careo para aclarar si el cerebro de Malaya puso o no dinero en la operación


El presidente del tribunal que juzga el caso Malaya, el magistrado José Godino, ordenó ayer un careo entre el principal acusado por esta trama de corrupción urbanística y política, Juan Antonio Roca, el promotor inmobiliario y teniente de alcalde de Marbella hasta 1998, Pedro Román, y el abogado Juan Hoffmann. El objetivo: esclarecer cómo y de qué manera participó Roca en Crucero Banús, una operación inmobiliaria que reportó 6 millones de beneficios en 2001.
Pedro Román aseguró la semana pasada que Roca entregó tres cheques bancarios, dos en dólares, emitidos por la oficina del Dresner Bank de Nueva York, y otro en euros expedido por la sucursal de esta entidad en Marbella, con los que afrontaba su participación al 15% en la compra de los suelos ubicados en Puerto Banús. Los cheques, según su versión, se los había entregado al abogado Juan Hoffmann, socio al 7,5% en el negocio y encargado de darle forma jurídica a la operación.
El 13 de diciembre, o sea el día anterior, Hoffmann había explicado que recibió los tres cheques de manos de Roca o Román y que él los ingresó en una cuenta en Suiza denominada Paula. Sin embargo, el pasado lunes Juan Antonio Roca precisó que no eran tres, sino cuatro cheques más 50.000 euros en efectivo los que había aportado para el negocio y que se los entregó a Román.
Ayer, durante el interrogatorio al que le sometió el abogado del Ayuntamiento de Marbella, que ejerce la acusación particular, Roca agregó que ese cuarto cheque se ingresó en la cuenta bancaria de Lispag del Reitchmuth Bank en Suiza y de hecho pidió que se exhibiera un listado de movimientos bancarios de esta sociedad, que fue la utilizada para formalizar la compra de los terrenos de Puerto Banús en 2001. El letrado del Ayuntamiento, Alberto Peláez, sin embargo, expuso que ese cheque bancario había vencido, por lo que no existiría ninguna garantía de que realmente hubiera sido cobrado. El principal acusado de Malaya, sin embargo, le restó importancia a este matiz porque únicamente era necesario que el destinatario final del cheque lo volviera a validar ante el Dresner Bank.
Y llegado este punto de tiras y aflojas fue cuando el tribunal, a iniciativa propia, instó a Pedro Román a que se sentara en la primera fila del banquillo de los acusados y ante el desconcierto general comenzó el careo.
Sin embargo, el encaramiento de los tres procesados arrojó poca luz sobre la historia que vivió el cuarto cheque. Román matizó que no podía recordar si fue él quien recibió los cheques y se los dio luego a Hoffmann y si en vez de tres en realidad eran cuatro y el último se ingresó en Lispag. " No lo recuerdo con exactitud. Roca tenía el 15% en una operación que yo tripulaba pero no me fijé en los detalles de las aportaciones de cada uno", aclaró. Juan Antonio Roca, llegado ese punto, aseguró que en ese instante ponía "en duda" si entregó los cheques a Román o a Hoffmann. Y finalmente el abogado apuntó que no recordaba "el detalle" del cuarto cheque, pero sí que, sin lugar a dudas, "Roca dio su aportación".
En definitiva, que el hombre fuerte del urbanismo de Marbella en los tiempos del gilismo puso su parte, que no sería entonces como sugieren las acusaciones una comisión encubierta, aunque ninguno pudo precisar con exactitud cómo. El amparo que los coprocesados se prestan entre sí dejó ayer en el juicio por el caso Malaya nuevos ejemplos. Así, Juan Antonio Roca, que constantemente alude "al alcalde", aunque sin nombrar a Jesús Gil, como el único responsable del urbanismo de Marbella afirmó que Julián Muñoz, en 2001 teniente de alcalde del municipio, se limitaba a "ir a firmar cuando el alcalde lo llamaba, porque el señor alcalde no firmaba nunca nada".
También le echó un capote a Juan Hoffmann, considerado por la Fiscalía Anticorrupción el artífice de la estructura de sociedades en el extranjero de Roca. Indicó que el letrado tenía poderes suyos para operar con sus cuentas suizas porque desde 2002 tenía prohibido judicialmente salir de España, pero que quien "mi estructura en Suiza" fue Karl Reitchmuth, presidente del Reitchmuth Bank.
A este banquero, con el que llegó a reunirse en España, le había confiado sus intereses en aquel país y era a quien pedía cuentas sobre el rumbo de sus inversiones en el exterior. También agregó que no estuvo al tanto de los detalles de la operación Crucero Banús porque "sólo participaba al 15%.
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