Salud anhelada en el 'frente Covid' del Hospital Regional de Málaga
Personal del Regional pide a los ciudadanos que sean responsables y se vacunen para contener la pandemia
Profesionales de diferentes áreas muestran su orgullo por su labor en la maquinaria asistencial, pero advierten que el primer eslabón contra el virus son los ciudadanos
Fotos: Los sanitarios malagueños despiden 'el año del coronavirus' y le piden salud a 2021
Miles de profesionales de los centros sanitarios han luchado y lo siguen haciendo contra la pandemia. Son el engranaje frente al Covid en Málaga. Porque todas las piezas, por pequeñas que parezcan, son esenciales para que la maquinaria que vela por la salud funcione. Son importantes los hospitales y los centros de salud.
Y los médicos, las limpiadoras, los celadores, los enfermeros, los informáticos, los administrativos... La lista es muy larga, pero todos engarzan con un mismo objetivo: curar.
Por ellos va este reportaje, a modo de homenaje y aplauso ahora que acaba el año de la pandemia.
Los profesionales expresan su deseo de “salud” para 2021 y recuerdan que la primera pieza del engranaje son los ciudadanos.
“Necesitamos su ayuda; que se vacunen, que aguanten los confinamientos y las restricciones para contener el virus”, argumenta Emilio Curiel, jefe de sección de Cuidados Intensivos del Regional.
El facultativo destaca que tuvieron que “reinventar la UCI” contrarreloj y que la prioridad siempre ha sido la máxima protección del personal para evitar contagios.
El reportaje va dedicado a todo el personal de la sanidad malagueña, aunque se hace en el Hospital Regional. A la hora convenida, un puñado de trabajadores bajan a la entrada. Otros se asoman a los balcones. Hay emoción, aplausos y algunas lágrimas. Muchos de ellos se han embutido en un EPI decenas de veces. Imaginarlos vestidos con esos equipos impresiona.
“Es difícil trabajar con el EPI; las gafas se empañan...”, explica Ana María Jáñez, técnica de rayos y coordinadora de Radiología. Su Servicio ha sido clave en la pandemia porque ante la sospecha de Covid siempre se hace una placa de tórax.
Ella ha visto las lesiones que el coronavirus causa en los pulmones. Por eso exhorta: “Es importante que se respeten las restricciones y que se extreme la higiene para que podamos acabar con esto”.
Además, todos coinciden en un mensaje a favor de la vacuna ahora que precisamente está en marcha el proceso de inmunización.
Miguel Ángel Salobreña, supervisor de enfermería de la UCI, insta a respetar las medidas marcadas para contener la pandemia. “Y hay que vacunarse porque es la única forma de salvar esto”, agrega.
Juan Mora también trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos. Es facultativo. “Lo importante es que la gente no llegue a una UCI. Pero si llegan, deben tener tranquilidad y confianza porque lo hacemos lo mejor que sabemos.
Esto es nuestra profesión y nuestra pasión. Es una enfermedad dura por el aislamiento y las estancias prolongadas, pero lo compensamos con esfuerzo y sacrificio personal. La población tiene que estar tranquila porque seguimos luchando con el único objetivo de sanar al paciente”, argumenta.
Juan Diego Ruiz también ha estado en el ojo del huracán. Es médico del área de Enfermedades Infecciosas, a donde van a parar los hospitalizados con Covid. Al igual que su compañero, lanza en mensaje de “tranquilidad”, pero apela a la “responsabilidad”.
Da dos claves para derrotar al virus: respetar las medidas para no acabar en un hospital e inmunizarse. “Hay campañas de los antivacunas, pero la vacuna es la manera de reducir la transmisibilidad del virus”, recuerda.
Pilar Pérez es neumóloga. Mejor que nadie sabe los estragos que causa el virus en los pulmones. Desea salud para 2021 y reitera los llamamientos a la responsabilidad. Y advierte: “Habrá muchas fiestas para celebrar, pero vida sólo hay una y debemos cuidarla”.
Cada trabajador va desgranando sus experiencias durante la pandemia. Muchos aprovechan para fotografiarse con los compañeros. Sonríen. Están satisfechos del engranaje asistencial que son y que ha salvado tantas vidas.
“Lo he vivido con bastante estrés”, confiesa Sonia Moreno, celadora. “Pero estoy orgullosa. Durante la pandemia hemos sido un equipo; todos a una; enfermeros, médicos... todos, todos”, agrega.
Reivindica el papel de su categoría. Recuerda que también los celadores han sido esenciales llevando pacientes a la UCI, al quirófano, a las plantas o a someterse a pruebas para su diagnóstico y tratamiento. Porque no sólo los sanitarios ponen en marcha la maquinaria asistencial. Sonia es un ejemplo.
Diego Pérez, ingeniero de Informática y Mantenimiento, es otro. Cuenta que su área se encargó de la logística, de los movimientos de camas para ganar espacio para más pacientes e incluso de la instalación del Hospital Auxiliar de Carranque en poco menos de dos semanas.
“Hemos ido salvando todos los obstáculos que nos ponía la pandemia, reacomodando espacios y ampliando el hospital por dentro”, explica. Su área fue la responsable de transformar la cafetería en una UCI y luego, cuando mejoraron algo las cosas, en una Observación. Porque no se trata sólo de mover camas, aclara. También hay que crear las correspondientes tomas de oxígeno para tratar a los enfermos.
Pedro Bandera pertenece a otra de esas áreas que pasan desapercibidas para los usuarios, pero que son esenciales. Es el jefe del Servicio de Informática. Recuerda que cada movimiento interno de camas debía tener su correlación informática para organizar la asistencia y que el papel del área ha sido fundamental para recopilar datos estadísticos de cara a combatir mejor el Covid.
Además, su trabajo ha sido imprescindible para que el Ministerio de Sanidad, la Consejería, el laboratorio de Microbiología, el área de Medicina Preventiva y todos los demás servicios estuvieran interconectados. “Ha habido muchos cambios y han sido contínuos”, explica.
Detalla además que ha sido Informática la que ha dado soporte para el teletrabajo de decenas profesionales, tanto desde sus domicilios como desde el Hospital CHIP, al que se trasladó temporalmente Neurocirugía.
María José Morales, facultativa de Farmacia Hospitalaria, también reivindica la labor de su área. Los “miedos” iniciales cedieron pronto. Contrarreloj tuvieron que protocolizar los tratamientos contra el coronavirus. Fue uno de los retos que les planteó la pandemia.
El otro desafío fue garantizar los fármacos a los pacientes crónicos manteniéndolos alejados del hospital. Para ello crearon la telefarmacia, un servicio que no existía y que permite que, tras una llamada de teléfono, el enfermo reciba en su domicilio la medicación correspondiente.
La mayoría de los infectados de Covid llegaban por Urgencias. Y ahí estaba, entre otros, Lucía Olea, enfermera: “Al principio lo viví con un poco de estrés. Pero sorprende la capacidad humana de adaptarse. Esta experiencia nos ha unido. Hemos aprendido muchísimo; sobre la marcha, pero muchísimo. Yo me quedo con ese ejemplo de superación y adaptación”.
Otra área especialmente sensible en la pandemia ha sido Medicina Interna. Allí trabaja Iván Pérez, facultativo. Confiesa que teme una tercera ola después de las fiestas navideñas. “Porque esto no ha terminado”, alerta. “No se pueden relajar las medidas porque en cuanto se baja la guardia, los contagios suben”, añade.
Recuerda que debido a las largas estancias hospitalarias que requiere esta enfermedad, estos pacientes –si hay un número muy alto de ingresados– acaban colapsando el sistema sanitario. Como los demás compañeros, apela a la responsabilidad porque apunta que los damnificados del Covid no sólo son los que contraen el virus, sino también todos los “perjudicados indirectos”, entre los que están familiares, profesionales de los centros sanitarios, trabajadores en ERTE y de todos los empleados de sectores económicos sacudidos por la pandemia.
“En cualquier momento nos puede cambiar de forma radical la vida, que es el bien más preciado que tenemos”, considera Mónica Devolx, jefa del área de Vigilancia de la Salud del Hospital Regional de Málaga. Por eso, demanda “responsabilidad” a la ciudadanía mientras piensa que las medidas del Gobierno deberían de haber sido más estrictas para estas fiestas.
“Aunque suene a tópico a 2021 le pedimos salud, es más necesario que nunca”, agrega Devolx y subraya que en estos meses el trabajo ha sido tan duro como intenso. “El hecho de que en este hospital desde principios de marzo utilizáramos obligatoriamente las mascarillas y fuéramos pioneros en realizar pruebas ha evitado muchos contagios, aunque hayamos trabajado muchísimas horas”, concluye.
Pilar Valverde es médico de Urgencias y para su servicio el coronavirus supuso “enfrentarnos a algo desconocido”. Por eso, “hemos aprendido a trabajar más que nunca en equipo, a mirar a los ojos de tus compañeros y saber lo que estaban sintiendo en ese momento ante un paciente Covid”.
Fuera de los muros del centro sanitario, “hemos aprendido a ser más empáticos, a luchar por los demás y a valorar el sistema sanitario que tenemos”, estima Valverde. También subraya que “en esta parte de la pandemia la población nos ha ayudado mucho”.
No acaba aquí el esfuerzo: “Necesitamos que sigan comportándose igual de bien que hasta ahora y que sean conscientes que de ellos depende que no llegue la tercera ola”. El deseo más intenso de esta médica para este año nuevo que comienza es “que la gente no tenga miedo a vacunarse, los profesionales seremos los primeros en ponernos la vacuna y necesitamos que el resto siga luchando como hasta ahora”.
Las enfermeras de la planta Covid del Hospital Regional han aprendido que “hay cosas mucho más importantes de las que valoramos normalmente, somos muy valientes y podemos ser muy fuertes”, opina Inés Castro. Pero lanza una advertencia: “De esto nadie está exento, por cualquier cosa en cualquier momento puedes contraer la enfermedad, nos afecta a todos, por lo que todos somos protagonistas”.
Castro ha visto en su servicio cómo gente de mediana edad, jóvenes también, lo han “pasado muy mal” con el coronavirus, por lo que es fundamental tomárselo “muy en serio, con mucho respeto”. Su mayor deseo para el futuro inmediato es “que podamos vivir sin mascarilla y volver a abrazarnos, regresar a la normalidad que no apreciábamos, achucharnos de nuevo”.
Lo vivido que se quede para el recuerdo, ese mes que estuvo sin ver a su hija por miedo a contagiarla, esos viajes al hospital con ojos llorosos al ver las calles desiertas y tristes. “Ha sido muy duro”, dice la enfermera y no quiere “que se desborde otra vez”.
Mercedes Pérez Ruiz es microbióloga y la trasladaron desde Granada para encargarse de desarrollar en Málaga el proyecto Opentrons. El equipo se instaló a finales de mayo y permitió analizar hasta 2.400 PCR diarias. “Teníamos que dar respuesta al aumento excesivo de la demanda de pruebas de detección del coronavirus”, explica. Hasta el pasado 13 de diciembre, en el Hospital Regional habían hecho más de 177.000 PCR, eso sin contar los test serológicos. “También hemos dado respuesta a los hospitales comarcales”, indica.
“Esta pandemia nos ha enseñado que tenemos que adelantarnos a las circunstancias, que tenemos que estar preparados y no apoyarnos solamente en plataformas comerciales”, apunta Pérez Ruiz. Las crisis también generan oportunidades y esta ha servido “para desarrollar un laboratorio de microbiología puntero para próximas pandemias o alertas sanitarias de origen infeccioso, tenemos el equipamiento, el personal y hay que mantenerlo para dar respuesta a una tercera ola”.
Para la microbióloga, el principal deseo es “que la Organización Mundial de la Salud publique un comunicado para dar por finalizada la pandemia y que la vacuna sea efectiva”. Antes de ello, la responsabilidad personal es la clave.
Sin equipamiento médico hubiera sido imposible el trabajo de estos meses. Jerónimo López, maestro industrial de electromecánica, ha sido uno de los encargados de mantener en óptimo estado la maquinaria del Hospital Regional, desde los respiradores a los saturómetros. Su equipo lo forman profesionales públicos y privados.
"En los inicios estábamos desbordados de trabajo, se ha duplicado el número de equipos en muchos servicios, en UCI, en Urgencias, ahora estamos mucho mejor que hace unos meses, se han notado notablemente, han llegado monitores, escáneres, ecógrafos…”, relata el técnico.
Para él, la población malagueña está concienciada pero, “en cuanto nos dejan un poco, nos desmadramos, hace falta un poco más de responsabilidad personal, queremos vencer al virus y poder dejar atrás esta forma de vida, con mascarilla y distancias”.
Loly Romero es miembro de la Unidad de Control de Operaciones. “Nos encargamos de las necesidades de dotación del hospital, pedidos de material, rotura de stock, falta de suministros, etcétera”, comenta. En definitiva, su trabajo consiste “en que el hospital tenga todo lo que necesita, estamos para resolver cuando hay un problema de dotación, localizamos también materiales de préstamo”.
Y marzo llegó como un tsunami. “Todos hemos estado trabajando al 100%, festivos, fines de semana, teníamos que hacer todo lo necesario para atender al personal asistencial y que no le faltara nada al paciente”.
Para Loly es importante “que se reconozca la sanidad y lo que estamos haciendo” y que este año que comienza “todos hagamos los deberes, pongamos de nuestra parte para cumplir las normas, que pensemos más en los demás que en nosotros mismos y volvamos a una sociedad más colectiva”
Durante poco más de una hora, estos trabajadores del Regional enumeraron sus vivencias durante la pandemia, sus deseos para 2021 y sus mensajes para los ciudadanos. Y estos son básicamente dos: responsabilidad y vacuna.
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