El Seprona halla un criadero ilegal con 5.000 animales exóticos en Cártama
La investigación sigue abierta para determinar la procedencia de todos los ejemplares que se han encontrado en la finca · Los vecinos se quejaron hace un año del mal olor y movimientos sospechosos
Los vecinos de la zona llevaban más de un año quejándose de los malos olores y los movimientos sospechosos que se producían en el interior de una finca del término municipal de Cártama. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Coín inició entonces una investigación que derivó ayer en la inspección de lo que resultó ser un centro de cría ilegal de especies exóticas, que alberga alrededor de 5.000 animales.
Tortugas, iguanas, camaleones, cobayas, guacamayos, papagayos, cacatúas y hasta un mono, entre otras muchas especies exóticas, encontraron ayer los agentes del Seprona y los veterinarios de la Oficina Comarcal Agraria (OCA) que estuvieron durante toda la mañana registrando las instalaciones, que no contaban con los permisos exigidos para realizar esta actividad.
El número de animales que detectaron en el interior de la finca era tan elevado que el Seprona no tuvo tiempo de comprobar la documentación de todos ellos para determinar la procedencia de cada uno y ver cuántos habían sido adquiridos de forma irregular. Sólo en aves, los agentes del instituto armado contabilizaron en torno a un millar, aunque entre ellas también había especies que no son exóticas como canarios y periquitos.
El seguimiento de la actividad del dueño de este centro, que al parecer se trata de un conocido importador de especies animales incluso en el ámbito internacional, comenzó hace aproximadamente un año, pero no fue hasta el miércoles por la tarde cuando la Guardia Civil lo interceptó cuando trataba de trasladar por carretera para su comercialización a algunos de estos animales.
Hoy está previsto que los agentes del Seprona continúen la inspección de la finca que no contaba con unas adecuadas condiciones higiénico-sanitarias, según confirmaron a este periódico fuentes cercanas al caso. Los vecinos han denunciado en varias ocasiones durante el último año que los animales vivían hacinados en las naves donde eran criados y que apenas tenían espacio. Muchos de ellos podían verse incluso desde el exterior de las instalaciones por la falta de espacio para permanecer en su interior.
El mal olor y el ruido continuo que producían estos animales alertó a los vecinos que viven en las fincas aledañas a este centro de cría ilegal desde donde se distribuían.
El propietario podría enfrentarse a diversas infracciones administrativas por el incumplimiento de la Ley de Contrabando en el caso de las especies sujetas al convenio CITES, la Ley de Sanidad Animal por las malas adecuadas higiénico-sanitario en la que se encuentran algunos de los ejemplares y la Ley de Protección Animal por carecer de la autorización para la cría de estas especies.
Aún no se ha decidido qué ocurrirá con los animales, aunque todo apunta a que podrían quedar intervenidos en la propia finca como medida cautelar a disposición de la autoridad competente hasta que se resuelva el expediente.
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