Málaga

'Showarmas', drogas y trampas

  • El dueño de un bar 'contrata' supuestamente a dos mujeres para que le escondieran hachís al propietario de otro establecimiento y lo denunciaran por sus desavenencias

Cuando el jordano Salman Salman vio que la Policía descubría que había 3,1 kilogramos de hachís detrás de la máquina de tabaco de su local de showarmas se quedó "blanco". Le "juró" a los agentes del Grupo de Investigación y Protección de la Policía Local (GIP) que la droga no era suya y tras ser detenido en un primer momento comenzó a atar cabos. "Sabía perfectamente quién había sido", asegura Salman, que mantiene desde el año 2005 "fortísimas desavenencias" con el dueño del establecimiento, también de comida rápida, situado justo enfrente del suyo, en la calle Cárcer. "Sé que él era capaz de eso y de más", señala ahora el empresario, asentado en España desde hace 23 años.

Fuentes policiales confirmaron a este periódico que este individuo había supuestamente contratado a dos mujeres para que le metieran la droga detrás de una máquina de tabaco y posteriormente lo denunciaran ante la Policía Local a través de una llamada telefónica. Los dos empresarios tienen cruzadas decenas de denuncias y dos órdenes de alejamiento. De hecho, ninguno de los propietarios puede acudir a su puesto de trabajo hasta que se celebre el juicio, previsto para el próximo 8 de mayo.

Según pudo saber este periódico, la Sala del 092 recibió el pasado lunes la llamada de una mujer en la que se denunciaba que detrás de la máquina de tabaco de un establecimiento de comida rápida había escondidos 100 kilos de hachís. Minutos después, agentes del GIP se personaron en este local situado en las inmediaciones del Teatro Cervantes y comprobaron que detrás de la máquina, en una zona hueca por las obras que se están haciendo en el local, había una bolsa de plástico. En su interior había 10 tabletas de hachís con un peso de 3,1 kilogramos. Salman, tras hablar con uno de los empleados, le aseguró a la Policía que esa misma tarde habían estado comiendo dos mujeres justo al lado de la máquina y que una de ellas la movió al caérsele varias monedas. "Fue en ese momento cuando me tiraron la droga", afirma el dueño de este establecimiento.

Esa misma tarde los agentes del GIP localizaron a una de las mujeres, de 43 años de edad, que reconoció los hechos. Minutos más tarde era sorprendida la otra mujer. Las dos se encuentran detenidas por un delito contra la salud pública y por otro de acusación y denuncias falsas. Una vez que las mujeres reconocieron que habían participado en la trama a cambio de 400 euros, los policías se desplazaron hasta el local de enfrente para interrogar a su dueño. No obstante, el individuo, que cuenta con numerosos antecedentes policiales, se encuentra en paradero desconocido y agentes de la Policía Nacional y de la Local tratan desde el pasado lunes de localizarlo. "Por culpa de este señor llevo ya tres años sin ir a mi negocio. Ha arruinado mi vida", se lamenta Salman, que regenta otro establecimiento en la calle Calderería de la misma cadena.

Pese al "terrible susto" que se llevó, Salman se siente "aliviado". "Menos mal que uno de mis empleados se dio cuenta de que estas mujeres estaban haciendo algo raro, de lo contrario, a lo mejor, no hubiera podido demostrar que este hombre estaba detrás de toda la trama para inculparlo", mantiene el dueño de este establecimiento. Según asegura, cuenta con una orden de alejamiento porque el otro empresario, que se encuentra en paradero desconocido, denunció qué él había apuñalado a su hermano. "Eso es rotundamente falso y se demostrará. Lo que ocurrió el pasado lunes es un episodio más de las jugarretas que me ha hecho desde 2005. Este hombre tiene muchas causas pendientes", afirma Salman, que fue puesto en libertad tras el testimonio de una de las mujeres que participaron en la trama para inculparlo. "En esta ocasión ha ido muy lejos porque me podía haber metido en un problema muy grave. Ojalá que lo detengan y se ponga fin a esta pesadilla".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios