Tiempo para becarios

Unos 350 estudiantes realizan prácticas durante el verano con el programa Ícaro de la Universidad de Málaga Este año es la última oportunidad para los estudiantes de las licenciaturas La mayoría recibe una asignación mensual de 360 euros

J. M. Botello Málaga

22 de julio 2013 - 01:00

Como cada verano, y no sólo en época estival, los estudiantes y los recién titulados se proponen buscar una empresa en la que poder desarrollar sus conocimientos y donde acceder a una experiencia laboral. Así, la Unidad de Prácticas en Empresas de la Universidad de Málaga estima que más de 350 jóvenes harán prácticas sólo con su Programa Ícaro durante julio, agosto y septiembre. Para acceder es necesario estar matriculado en la Universidad y haber superado, al menos, la mitad de los créditos de la titulación. En cuanto a la remuneración, la mayoría de los becarios recibe una asignación mensual de 360 euros, aunque hay otro tipo de prácticas con mejor remuneración o, incluso, sin ninguna.

Uno de los casos más comunes, los de las becas Ícaro con 360 euros de sueldo, es el de Belén Andrade, de 22 años. A esta estudiante de la licenciatura de Bellas Artes le falta una asignatura para acabar la carrera y está haciendo sus primeras prácticas. Empezó en noviembre en el Rectorado, en el departamento de cultura, haciendo, entre otras tareas, de vigilante de la sala de exposiciones, algo que, asegura, se ajusta perfectamente a su perfil porque puede explicar a los visitantes las obras y su contexto. Ella afirma que estos meses han sido "una buena experiencia" e insiste en recomendar las prácticas. En cuanto a planes de futuro, cuando acabe este periodo quiere hacer un máster de diseño gráfico en Granada.

Para su compañera de beca, Pilar Hernández, recién licenciada en Historia del Arte y estudiante del grado de Geografía e Historia en la UNED, de 23 años, son sus segundas prácticas y asegura que sus tareas en el Rectorado "se ajustan bastante a lo que buscaba", aunque confiesa que, en sus ocho meses en el Centro de Arte Contemporáneo, donde hizo prácticas anteriormente aprendió "mucho más, sobre cómo funciona todo en general, desde vigilar niños, a controlar las grabaciones para la prensa o ayudar en la preparación de actos". Cuando la beca llegue a su fin le gustaría seguir haciendo prácticas, algo que ve difícil "porque al finalizar el plan de estudios de licenciaturas, no podré ampliar matrícula".

Veinticuatro años tiene Raquel Galindo, a quien le queda una asignatura para licenciarse de Administración y Dirección de Empresas (ADE). La joven trabajará hasta octubre como becaria en el departamento de ventas de la Fundación Vértice, donde dice sentirse completamente integrada en el equipo y estar aprendiendo mucho. "Antes no pensaba que fuera capaz de realizar un informe muy elaborado", asegura. Cuando finalice la beca, espera comenzar, como casi todos, un máster en Marketing.

También una materia le queda a Esther Argüelles para acabar sus estudios, la licenciatura de Psicología. Aunque a sus 27 años realiza su primera beca de prácticas, anteriormente estuvo compaginando sus estudios con un trabajo en una empresa de actividades extraescolares. Recomienda las prácticas, donde asegura que "me encanta hacer el seguimiento de los alumnos de distintos másteres y cursos", pero lo que realmente le gustaría es "presentarme a unas oposiciones para la Red de Igualdad de la Junta de Andalucía", aunque por desgracia no sabe cuándo volverán a convocarse.

Ana Jiménez, de 23 años, terminó la licenciatura de Periodismo el curso pasado y este año ha ampliado la matrícula, lo que le posibilitó acceder a las prácticas del sistema Ícaro. "Pero el año que viene no podré solicitarlas", se lamenta. También en la Fundación Vértice dice estar encantada porque en el departamento de Marketing gestiona la red social, las marcas y la comunicación externa, que es, según ella, "la parte de la comunicación que tiene más futuro". "Me siento una más y lo que se suele decir de becarios explotados, para nada". Entre sus proyectos para otoño tiene el iniciar un máster de comunicación y moda.

Luis Daniel Caro, de 26 años, está haciendo prácticas en Instalvía Telecomunicaciones. Hace tres años terminó la Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones y actualmente estudia la Ingeniería Superior en Organización Industrial. Este verano, en la empresa, es asistente de un jefe de proyectos y se dedica al mantenimiento de diferentes aparatos como ordenadores o monitores. "Me gustan mucho mis tareas porque así compagino conocimientos de mis dos carreras", asegura. Asimismo, espera poder ampliar su periodo de prácticas que termina en octubre, pero si no pudiera, quiere centrarse en su formación.

Fuera ya de las becas del programa Ícaro", se encuentra Federico Valle, que a sus 26 años, está a apunto de terminar la licenciatura en ADE. Actualmente está de prácticas en Aidei, la empresa de inserción laboral de la asociación Arrabal, con una beca del Banco Santander, que tiene una remuneración algo superior a las becas normales de la Universidad, 600 euros frente a 360. Asegura Federico que cuando lo llamaron de Arrabal se sorprendió porque él pensaba que el objetivo de estas becas era trabajar en alguna sucursal bancaria. "Nunca pensé que podía implicarme en el lado social de la economía", confiesa. Pero ahora quiere quedarse en la asociación, aunque asegura que todavía es muy pronto para saber si existirá esa posibilidad. Ahí se dedica a "delimitar la idea de negocio, ayudar a redactar el plan de empresa o planificar la viabilidad económica" para "personas de colectivos desfavorecidos".

Otro tipo de prácticas son las curriculares, que generalmente no son remuneradas. Se tratan, normalmente, de grados o másteres que incluyen en sus planes de estudios unos créditos prácticos.

Maite Díaz, de 25 años, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursa este año el Máster de Estudios Ingleses de la Universidad de Málaga. En julio comenzó unas prácticas curriculares en la agencia de comunicación Proactive Press en la capital malagueña. Aunque no le pagan nada, ella recomienda que "de hacer un máster y tener la posibilidad de elegirlo con o sin prácticas, siempre se elija con prácticas". Debido a su pasión por el inglés y el mundo internacional dice estar "disfrutando mucho de esta experiencia, donde hablo con los medios de otros países y redacto notas de prensa para ellos". Le gustaría continuar en la empresa una vez acaben sus prácticas a mediados de agosto, pero de no ser así se iría al extranjero a seguir formándose.

Otro tipo de prácticas, también no remuneradas, son las que realiza Juan Francisco Serrano, de 21 años, estudiante del Grado de Gestión y Administración Pública. En este caso son de corta duración, tres semanas, en la Asociación Arrabal. En realidad se trata de la parte práctica de un curso de auxiliar administrativo que Juan Francisco realiza porque le sirve "para obtener puntos de cara a futuras oposiciones", ya que quiere ser funcionario. Confiesa que le sorprendió trabajar con población reclusa y que las prácticas le están sirviendo par afianzar lo aprendido en su curso, pero que es una pena que sean tan cortas. "Cuando casi consigues conocer cómo funciona todo, logras integrarte plenamente en el equipo de trabajo, las prácticas terminan".

También fuera de la legalidad, sin ningún tipo de contrato, se realizan prácticas, como las de David Jiménez (nombre ficticio). Este recién titulado en Ingeniería Técnica Industrial de 26 años, empezó a finales de junio en un estudio de ingeniería, donde no recibe ningún tipo de remuneración. "En contraposición, tampoco trabajo demasiadas horas", afirma. "Hago estas prácticas porque para optar a cualquier puesto de trabajo te piden experiencia previa y ésta es la única manera que he encontrado de adquirirla de momento", confiesa. Asegura que está aprendiendo mucho, pero ve muy difícil "encontrar algo".

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