El Metro en superficie hasta el entorno del Hospital Civil parece abocado al fracaso. Al mayoritario rechazo que esta intervención genera entre los vecinos del distrito Bailén-Miraflores se sumó ayer nuevamente el compromiso del alcalde, Francisco de la Torre, que no avalará dicha actuación sin el acuerdo de los residentes y comerciantes del entorno. "Nada se hará si no hay un acuerdo vecinal", afirmó de manera reiterada el regidor en un encuentro celebrado en la tarde noche de ayer con más de un centenar de vecinos de la zona. Tras haber rebajado en los últimos tiempos su discurso critico con la propuesta tranviaria, objeto de un protocolo al que puso su firma en noviembre de 2011, De la Torre no dejó lugar a la duda ante la insistencia de la vecindad, que le reclamaba un compromiso en firme. "Absolutamente", dijo cuando uno de los asistentes le preguntó si se comprometía a respetar la opinión de los vecinos. "Lo he dicho siempre, hace dos años, en las reuniones con la presidenta de la Junta…", incidió el alcalde.

La posición de los mismos es claramente contraria al proyecto de prolongación a ras de calle del ramal del Metro procedente de Carretera de Cádiz. Al inicio de la sesión, uno de los vecinos pidió que se levantasen aquellos que estaban en contra del tranvía. Del orden del 90% se decantó por esta opción. Incluso, ante el planteamiento del regidor de dejar al menos a los responsables de la Junta exponer "las ventajas e inconvenientes" de la alternativa planteada, fueron muchas las voces que gritaron: "Es que no queremos el tranvía". "Tenemos unas líneas de autobús extraordinarias, no queremos nada más; lo que se haga será impuesto, le hemos dicho que no queremos tranvía", apostilló otro de los intervinientes. Fueron varios los que advirtieron que no permitirán el inicio de las obras.

"Ante una postura tan contraria, tengo que respetar esa postura", añadió De la Torre, quien no obstante, pidió a los vecinos "tranquilidad" a la espera de que la Administración regional celebre la reunión que ha convocado para mañana con varios colectivos vecinales. No obstante, al tiempo que lanzaba este mensaje, apuntaba la posibilidad, en el supuesto de mantenerse la posición contraria de los vecinos, a plantear el uso de la inversión prevista para el tranvía al Civil, de unos 41 millones de euros según las primeras estimaciones, a prolongar el soterramiento del Metro en la Alameda Principal. Argumento que ya empleó el Ayuntamiento cuando se inició el proceso de diseño del proyecto ahora en cuestión. Incluso, rememorando la propuesta que puso sobre la mesa hace ya dos años, cuando se debatió el cambio de modelo del ferrocarril urbano ante la necesidad de garantizar la financiación por parte del Banco Europeo de Inversiones, volvió a hablar del Metrobús.

Ante las dudas expresadas por varios de los asistentes al encuentro de ayer sobre la posición del alcalde, alguno de los cuales le dijo al alcalde que estaba "pillado", éste dijo sentirse "absolutamente libre" y justificó su aval al protocolo de 2013 en un ejercicio de "responsabilidad" con el Metro, en un momento en que se exigía un acuerdo institucional para que pudiese seguir adelante. No obstante, insistió en que el pacto alcanzado incluía "una cláusula de seguridad" para que fuesen finalmente los vecinos los que tuviesen la última palabra en la actuación. Al tiempo, criticó al Gobierno andaluz por no haber aprovechado los dos años transcurridos "para crear un clima favorable" al proyecto.