Málaga

De la Torre quiere soterrar el Metro al Civil y lo usa como arma electoral

  • Plantea negociar con la Junta esta solución después de haber pactado que iría en superficie

La bomba de relojería sobre la que se viene sosteniendo el proyecto del Metro de Málaga desde el arranque de las obras, a mediados de 2006, inicia su particular cuenta atrás. El alcalde de Málaga y candidato a la reelección el próximo 24 de mayo, Francisco de la Torre, siembra de nuevos interrogantes el futuro inmediato de la infraestructura al meterlo de lleno en la campaña y utilizarlo como arma electoral. Lo hace en el momento en que aboga claramente por llevar soterrado hasta el entorno de los hospitales Civil y Materno Infantil, usando como argumento a su favor el posicionamiento de los vecinos del entorno.

Tanto es así que el planteamiento forma parte de una de las 20 líneas estratégicas con las que da forma al programa con el que concurrirá a los comicios municipales. Un documento que, a lo largo de la mañana de ayer sufrió una variación significativa. Si el dado a conocer en su comparecencia de prensa decía "negociar con la Junta para soterrar el Metro a su paso por Bailén-Miraflores", el corregido y finalmente remitido rebajaba la contundencia del mensaje, que quedaba en: "consenso con los vecinos para determinar cómo llega el Metro a Bailén-Miraflores, ya que lo demandan soterrado". La respuesta del Gobierno andaluz fue escueto pero claro: "Los acuerdos están para cumplirlos".

La modificación sobre la marcha no esconde el verdadero deseo de De la Torre, quien desde hace meses viene dejando sobre la mesa la idea de no permitirá la obra del Metro hacia el norte de la urbe sin el previo consentimiento de los vecinos. Una autorización que, de antemano, da por negativa. El planteamiento choca radicalmente con la solución constructiva que fue objeto de acuerdo entre la Junta y el propio Ayuntamiento, así como de la concesionaria encargada de la explotación del suburbano y del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en noviembre de 2013 para desbloquear la situación de parálisis en la que entraba el proyecto como consecuencia de la falta de financiación.

Pero lo que hace ahora el PP en su programa es poner en situación de debilidad la hoja de ruta trazada y pactada, que fijaba la llegada a finales de 2017 de los trenes no sólo hasta la mitad de la Alameda, dentro del tramo soterrado al centro, sino también al Civil, en superficie. Todo ello con el fin de garantizar un movimiento anual de unos 20,5 millones de pasajeros, cifra que consideran los responsables del proyecto, permitirá dar viabilidad económica a la actuación.

De la Torre se amparó en que, a pesar de existir el citado acuerdo, siempre lo condicionó al aval de los vecinos. "Conocemos una posición no favorable a la misma", dijo el también candidato popular, que consideró que no se debe renunciar a la posibilidad del Metro soterrado. "La solución en superficie preocupa mucho a los vecinos", añadió.

¿Qué decía el protocolo en el que el propio alcalde puso su firma? El documento oficial nacido de la reunión del 11 de noviembre concluía que la línea 2, desde la estación Guadalmedina, se prolongará, "en superficie, hacia el norte, hasta alcanzar el entorno del Hospital Civil y el Materno", mientras que el de la línea 1 (procedente de Teatinos) se prolongaría hacia la Alameda "con un tramo subterráneo con estación a la altura de la calle Torregorda". No alude en ningún caso a los vecinos de Bailén-Miraflores.

E incluso enfantiza que los trazados descritos "forman parte de un acuerdo global que completa el proyecto, tanto desde los aspectos constructivos y de la explotación como de la financiación a aportar por las administraciones". El acuerdo tercero alude a que las dos administraciones "se comprometen a introducir fórmulas de difusión y conocimiento del proyecto que se elaboren entre el vecindario de las áreas de influencia de este nuevo trazado e incluyendo fórmulas de participación ciudadana en el proceso de formulación definitiva".

Es de reconocer que el pacto al que dio validez el regidor no le satisfizo, ya que le obligó a dar marcha atrás en sus posiciones iniciales. Un pensamiento que quedó claro cuando el propio regidor, en la noche del 11 de noviembre, al finalizar la reunión, justificaba la firma del protocolo en "la imposición política y dogmática" de la Consejería de Fomento. Ese acuerdo liberó al Metro y le otorgó, al menos por un tiempo, un escenario expedito para echar a andar a principios del pasado mes de julio.

Bien es cierto, como explicó el regidor, que la posición de la Administración autonómica en este asunto está marcada por el estancamiento. A pesar de anunciarse en varias ocasiones una reunión por parte de la Consejería de Fomento para tratar esta cuestión, la misma sigue sin celebrarse y no parece que tenga lugar en las próximas semanas. Esta cita es clave para que se avance en el diseño del proyecto constructivo, ya en marcha. "El problema es que no conocemos cuál es la postura ahora de la Junta, si es la misma que la de los anteriores responsables de la consejería", se cuestionó De la Torre.

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