La UMA instala los contenedores del futuro edificio del jardín botánico

Trabajadores de la división de reparaciones de módulos de transporte marítimo de la naviera danesa Maersk procedentes de Algeciras (Cádiz) han comenzado la instalación de la treintena de contenedores de barco en desuso que se utilizan para levantar el edificio del jardín botánico de la Universidad de Málaga (UMA).

La estructura del edificio está prácticamente lista: dos líneas de módulos sobrepuestas se alinean en el frontal norte del jardín. Los operarios ya han cortado los paneles interiores, creando los espacios interiores de acuerdo con la división de las diferentes dependencias.

En conjunto, el edificio consta de 780 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas, que albergarán un centro de exposiciones, laboratorios, áreas de investigación, aulas y oficinas. El presupuesto que la UMA ha destinado a este edificio se eleva a 400.000 euros.

El catedrático de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga y director del Jardín Botánico, Alfredo Asensi, explicaba la pasada primavera que el ahorro de esta fórmula arquitectónica prácticamente alcanza el 50% de la convencional. Al escaso coste del material básico (2.000 euros por contenedor) se suma el recorte de gastos derivados de la cimentación, puesto que únicamente necesita una plataforma sobre la que se asientan los módulos.

El proyecto lo dirige el arquitecto Alberto Campo que también se encargó de la construcción del Espaciu, un centro cultural de la universidad en el que también se utilizaron contenedores de barco en desuso. A diferencia del Espaciu, donde los módulos marinos están descubiertos en el exterior, el edificio del Jardín Botánico irá enfoscado tanto en el interior como en el exterior.

En este momento faltan las instalaciones internas, así como la colocación de materiales aislantes y los recubrimientos de las paredes, techos y suelos, una tarea en la que todavía se emplearán varias semanas.

El edificio se espera que pueda estar listo a finales de septiembre, después de que los plazos iniciales tuvieran que alargarse primero por la huelga de transportes de la pasada primavera y después porque se tardó en localizar el volumen de módulos que se necesitaban .