Málaga

Vecinos del Centro de Málaga, Teatinos, El Palo y Huelin unen fuerzas contra el ruido

Terrazas de bares en Huelin.

Terrazas de bares en Huelin. / M. H.

La desesperación de los vecinos contra el ruido que provocan los clientes de terrazas y bares es una constante en distintas barriadas de la capital malagueña. El Centro Histórico y Teatinos, que llevan algunos años en la lucha contra esta problemática, se han sumado ahora a El Palo y Huelin con el objetivo de unificar fuerzas, que el Ayuntamiento les escuche y les dé una respuesta eficaz.

Representantes de la plataforma Stop Ruidos Huelin y de la asociación de vecinos del Centro Antiguo, con el apoyo de la organización contra el ruido de El Romeral (Teatinos) y la asociación de vecinos de El Palo,  mantuvieron la tarde del miércoles un encuentro “muy fructífero”. Así lo califica José Luis Rueda, vecino de Huelin y miembro del comité creado para hacer frente al ruido y la “invasión” de la vía pública por la mesas de las terrazas de los bares de la zona. 

Según el presidente de la asociación de vecinos Centro Antiguo, Carlos Carrera, el encuentro fue una primera tomar de contacto para compartir experiencias y respaldar la protesta que en estos momentos lidera Huelin. Aunque de momento no han concretado ninguna medida, no descartan elaborar en conjunto un manifiesto o crear una plataforma contra el ruido, así como recurrir a la vía judicial.

Medición de ruido en calle Larios. Medición de ruido en calle Larios.

Medición de ruido en calle Larios. / JAVIER ALBIÑANA

Por su parte, la asociación de vecinos de El Palo también ha mostrado su apoyo a los habitantes de las calles Tomás Echevarría y Río Rocío,  ya que “la contaminación acústica aquí también está siendo muy importante”, explica su presidenta, Mercedes Pirez, quien pide al “Ayuntamiento que deje mirar para otro lado y haga cumplir las normas”. 

“Nuestro objetivo principal ahora mismo es que todos los vecinos que estamos teniendo el mismo problema nos unamos para presionar al Ayuntamiento, que nos escuche y entienda que esto no es un hecho aislado de barrios concretos, que esto afecta a toda Málaga y tiene que atajarlo cuanto antes”, manifiesta a este periódico Rueda. 

Con este propósito, portavoces de Stop Ruidos Huelin se reunirán el próximo lunes con el concejal del distrito Carretera de Cádiz, Luis Verde. “Nuestras peticiones serán sencillas, que cumplan con los acuerdos tomados por unanimidad en la Comisión del Pleno de Sostenibilidad Medioambiental, celebrado el 20 de julio de 2020, así como con la ordenanza municipal”, explica Rueda, al tiempo que insta al Área de Medioambiente a “llevar a cabo medidas acústicas y, en caso de sobrepasar los niveles establecidos, adoptar la decisión pertinente para atajar el problema, además de redoblar los esfuerzos en las inspecciones para el control del cumplimiento de las ordenanzas medioambientales y de vía pública”.

Este vecino de Huelin reconoce que confía llegar a un entendimiento con el Consistorio y que este lo cumpla. De lo contrario, advierte que emprenderán medidas legales y, “si no queda más remedio”, llevarán a cabo movilizaciones. 

Y es que no sería la primera vez que el Ayuntamiento de Málaga se enfrenta a un pleito por esta cuestión. En septiembre del año pasado, los  vecinos del centro histórico de Málaga decidieron plantar cara al Consistorio por la vía judicial. Tras tantos años de lucha para combatir los altos niveles de ruido, el juzgado de lo contencioso Administrativo número 6 de la capital emitió una sentencia contra la “inactividad” del Consistorio ante las denuncias de los afectados.

La sentencia hizo visible “la existencia de un grave problema de ruidos en la calle [en el entorno de la Plaza Mitjana], donde los recurrentes son propietarios y usuarios de viviendas”. El juez afirmó que “brillaba por su ausencia una intervención de inspectores municipales o siquiera de agentes de la Policía Local para afrontar dicha nefasta situación. Así, se reconoció una indemnización de 13.440 euros anuales para cada uno de los recurrentes y se dictó una orden para que el Ayuntamiento “cumpla y haga cumplir la normativa legal vigente sobre control de ruidos”. Una condena que ratificó en mayo de este año el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

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