Málaga

Vivir en barco en Málaga: libertad y naturaleza

Barcos atracados en Puerto Marina, en una imagen reciente.

Barcos atracados en Puerto Marina, en una imagen reciente. / Mercedes Bryan (Málaga)

Han elegido vivir rodeados de aquello que les apasiona: el mar. Se despiertan con el sol y se acuestan con el atardecer. Algunos, como Siro Altamirano, decidieron hace tiempo cambiar el colchón de casa por el camarote; otros apenas acaban de empezar esta aventura. Pero todos comparten la misma versión: vivir a bordo de un velero es la definición exacta de libertad.

Altamirano confiesa que se mudó al barco por una "acumulación de circunstancias" hasta que se dio cuenta que pasaba más tiempo en el velero que en su casa. Eso ocurrió hace seis años. Desde entonces no se plantea cambiar de amarre –vive en Puerto Marina– o mudarse a una vivienda habitual. "Soltar el barco para irme a un bloque de miles de plantas, con miles de vecinos y ruidos, a mí no me compensa. A un vecino que hace ruido no lo puedes cambiar. A mí si me toca un vecino malo puedo coger el barco y llevármelo", bromea.

Siro Altamirano, en su barco frente a las islas de Puerto Marina. Siro Altamirano, en su barco frente a las islas de Puerto Marina.

Siro Altamirano, en su barco frente a las islas de Puerto Marina. / Mercedes Bryan (Málaga)

Para Alejandro López las ventajas de pasar sus días a bordo de un velero se traducen en tener la libertad de salir a navegar siempre que le apetezca. Él lo hace cada tarde. A veces se lleva su gitarra con él. Allí toca, se relaja, y luego vuelve a Puerto. "Yo vivía en un piso en el centro de Málaga y no me aportaba felicidad el tener un piso, y tener un barco sí. Sales del estrés que puede producirte la responsabilidad de trabajar y terminas y llegas aquí y sales a navegar, y es como vacaciones, pero vacaciones todos los días”.

López, quien reconoce que todos sus veranos de niño "eran a bordo", también admite que para irse a vivir a un barco "tienes que ser consciente de que te apasiona y que sabes dónde te estás metiendo". En este sentido, López alude a uno de los principales inconvenientes de vivir a bordo: el mal tiempo. "En una casa estás resguardado y aquí no". No obstante, reconoce que “en Málaga salvo tres meses que hace fresquito, el resto del año puedes disfrutarlo y con condiciones muy buenas”.

Imagen panorámica del velero de Alejandro López durante una travesía. Imagen panorámica del velero de Alejandro López durante una travesía.

Imagen panorámica del velero de Alejandro López durante una travesía. / M. H. (Málaga)

Aunque no es la primera vez que vive a bordo –estuvo tres años embarcado en el Buque escuela de la Armada Española, Juan Sebastián Elcano–, López tenía claro que en algún momento de su vida se decidiría a dar el paso, que llegó este pasado junio. Fue entonces cuando se lanzó a guardar todas sus pertenencias en un trastero y se llevó al barco solo lo imprescindible: ropa náutica, bermudas y unos cuantos bañadores.

Alejandro López posa en la popa de su velero. Alejandro López posa en la popa de su velero.

Alejandro López posa en la popa de su velero. / Mercedes Bryan (Málaga)

Algo parecido le ocurrió a Manuel Durán. A la espera de que le entreguen la vivienda que se acaba de comprar, en mayo pensó que por qué no probar esta aventura, algo que "siempre había querido hacer".

Para él lo mejor de la vida en un velero es el contacto con la naturaleza. "El hecho de despertarte rodeado de naturaleza, el ver salir el sol, es un sitio privilegiado". Además, respecto a la vida en un piso, reconoce que "un piso lo tienes y no te mueves de donde estás. Tienes un balcón y ves el mar, pero no ves más. En el velero estás en el mar, en primera línea, que no es igual a estar en la playa. Son cosas diferentes. Yo salgo a navegar, tiro el ancla y me baño en agua limpia, sin ruido, sin soportar el calor..."

Manuel Durán, en su barco. Manuel Durán, en su barco.

Manuel Durán, en su barco. / Mercedes Bryan (Málaga)

Respecto a los gastos que supone el cuidado y el amarre del velero, Durán asegura que "aunque la gente en general tiene la idea de que es algo caro, en realidad no lo es tanto". Los gastos de mantenimiento de un velero de 11 metros de eslora, como el suyo, giran en torno a 1.500 euros anuales y su amarre en Puerto Marina, 5.000. Además, los barcos de hasta 12 metros de eslora en Puerto Marina tienen incluida en su tarifa de amarre anual la luz y el agua, con lo que los gastos se reducen.

Manuel Durán, en su velero 'Nostromo' Manuel Durán, en su velero 'Nostromo'

Manuel Durán, en su velero 'Nostromo' / Mercedes Bryan (Málaga)

Pablo García decidió cambiar su Pamplona natal por el Mediterráneo en enero de este año. No sabe cuánto tiempo durará esta experiencia, pero cuando decida marcharse, se irá hasta Francia, de donde es su barco. En su caso, el ser autónomo le permite compaginar su trabajo con la navegación, una afición que mantiene desde hace 25 años.

El velero de Pablo García, durante una salida al mar por el Mediterráneo. El velero de Pablo García, durante una salida al mar por el Mediterráneo.

El velero de Pablo García, durante una salida al mar por el Mediterráneo. / Cristina Martínez (Málaga)

Su día a día en Puerto Marina transcurre entre salidas al mar. Unas por placer; otras por obligación. Ahora alquila su barco para rutas de dos horas por el mar. Suelen navegar por Málaga, Torremolinos, Benalmádena y Fuengirola. Los días que no trabaja, García reconoce que "me levanto y salgo a navegar solo para ver la salida del sol y entonces ya me tomo un café en el mar tranquilamente. Otras veces salgo por la noche y vuelvo a Puerto de madrugada".

Pablo García, en su barco. Pablo García, en su barco.

Pablo García, en su barco. / Cristina Martínez (Málaga)

A pesar de confesar que en el barco "hay menos confort" al contar con un espacio reducido, para él "eso sobra, porque aquí tienes la libertad de poderte mover por donde quieras y como quieras y estás todo el día al aire libre". A él la experiencia le compensa. Al resto también. Han convertido su pasión en su estilo de vida. Y no parecen arrepentirse.

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