Vuelta a casa por Feria

Amigos de la infancia que emigraron por amor se reencuentran en Málaga para disfrutar de la fiesta y la familia

José Manuel Ariza, Rubén González y Rafael Soto (de izquierda a derecha), con sus mujeres y sus hijos, ayer, dispuestos a iniciar un día de Feria.
José Manuel Ariza, Rubén González y Rafael Soto (de izquierda a derecha), con sus mujeres y sus hijos, ayer, dispuestos a iniciar un día de Feria.
Leonor García

21 de agosto 2015 - 01:00

SON simplemente tres parejas jóvenes disfrutando con sus niños de la Feria. Pero, al mismo tiempo, son mucho más. Son el reflejo de los cambios sociales: matrimonios con nacionalidades cruzadas y malagueños que trabajan en el extranjero.

"Yo emigré por amor", se apresura a aclarar Rubén González. Este ingeniero informático por la Universidad de Málaga, de 40 años, tenía trabajo en Madrid, pero se casó con una española que vivía en Oxford. Y allí que se fue. Desde 2010 se dedica a dar servicio de software a empresas petrolíferas. Tiene una niña de 1,5 año, británica.

Ayer, a las 13:00, Rubén, su mujer, sus dos amigos, sus esposas y los niños llegaban al centro para disfrutar de un día de fiesta. Los más pequeños iban vestidos de faralaes y corto para la ocasión. Los tres amigos son malagueños. Se conocen desde la escuela primaria. Uno vive en el Reino Unido, otro en Suecia y otro en la capital de la Costa del Sol. La Feria es la excusa para reencontrarse entre ellos, volver a su tierra y ver a la familia.

"Si yo pudiera me volvería", confiesa Rubén. Pero a continuación reconoce que es con la crisis es complicado: "Nos fuimos por amor y porque quisimos; pero ahora no podemos volver aunque queramos. Porque allí tenemos buenos empleos y no podemos regresar de cualquier manera. Aquí, ahora, no hay trabajo ni buenas condiciones laborales. Allí tenemos una buena vida, pero no tenemos ni la familia, ni la playa, ni los amigos, ni el clima ni la Feria".

José Manuel Ariza, de 39 años, es ingeniero industrial. Lo enamoró una sueca que vino a estudiar español. También tenía trabajo en España, pero emigró. Vive en Suecia y tiene un niño de once meses. Trabaja en General Electric reparando equipamiento hospitalario, aunque ahora está de permiso por paternidad. "Ocho meses de baja para mí y otros ocho meses para ella. Así que ahora, aprovechando mi baja, vengo con más frecuencia por Málaga", se alegra. José Manuel y Rubén vuelven varias veces al año a Málaga. Por lo menos, para Navidad y Feria.

La historia de Rafael Soto es similar, aunque a la inversa. Abogado, de 40 años, está casado con una irlandesa que conoció aquí. Tiene dos hijos. Es su mujer la que dejó su tierra por amor. Viven en Málaga.

Algunos de los niños de estas tres parejas son rubios. Uno, por la madre sueca. Otro, por la madre irlandesa. Todos comparten su mitad española y son producto de historias de amor a caballo entre dos países.

Rubén reflexiona sobre la pérdida de profesionales que está sufriendo España como consecuencia de la crisis: "Me parece triste que las universidades formen a personas para que emigren. Nosotros nos fuimos por amor. Pero muchos se van por necesidad. Un amigo, con 40 años, se ha tenido que ir a Arabia Saudí".

Aunque sea por amor, ellos también son emigrantes. Sus comentarios reflejan que no olvidan su tierra ni los problemas de su tierra. Pero hoy toca Feria y qué mejor que disfrutarla en familia y con amigos...

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