El nuevo espacio para quimios del Clínico de Málaga empieza a funcionar: "Es más humano y cálido"
"El cambio es brutal", afirman el primer día de apertura del área, que triplica la capacidad del espacio anterior y ha diseñado para conseguir un entorno "agradable"
Moreno inaugura, tras casi un año acabada, la nueva área para quimioterapias del Clínico de Málaga
Por fin, el nuevo Hospital de Día Oncohematológico del Clínico de Málaga, el lugar en el que los pacientes con cáncer reciben las quimioterapias, ha echado a andar a primera hora de la mañana de este lunes. El espacio no solo triplica en capacidad al anterior, sino que además se ha diseñado para que sea "más humano" y "más cálido". La idea era conseguir un entorno "agradable", según ha explicado la oncóloga médica María José Bermejo Pérez, que ha insistido en que "esto es un éxito para la ciudad, para los pacientes y también para los profesionales sanitarios". En comparación con el espacio anterior, el recién estrenado "no tiene color", según las palabras de la jefa del Servicio de Hematología y Hemoterapia, Ricarda García Sánchez, que cuenta que una de las pacientes le ha comentado que "no da la sensación de estar en un hospital". "El cambio es brutal", decía José Aldecoa, presidente de la Fundación Malagueña de Asistencia a Enfermos de Cáncer (FMAEC), que lamentó que su apertura se ha alargado "más de la cuenta".
El espacio no solo es más grande, sino más moderno y funcional. Las doctoras Toñi Márquez y María José Bermejo se han encargado de darle el toque humano, y según esta última el resultado "supera todas las expectativas". "Tiene una calidez que hace que rompamos con esa arquitectura poco humana que a veces tienen los hospitales", afirma Bermejo, subrayando que "queríamos algo especial para los pacientes, que todo esto favoreciese un poco y que el hecho de venir aquí no sea tan dramático, porque ya de por sí tienen que sufrir con el proceso oncológico como para estar en un sitio que encima es frío, tenso y distante".
"Para los que llevamos muchos años en este servicio, ver este espacio es un sueño, sobre todo para ellos -los pacientes-, porque es verdad que veníamos trabajando en condiciones un poco complicadas", manifestó Laura Rollán Serrano, enfermera supervisora de la planta de Oncohematología.
Tres espacios diferenciados y farmacia
Las instalaciones, cuyas obras estaban terminadas pero sin uso desde el pasado enero, a causa de la falta de mobiliario y diversas trabas burocráticas, se dividen en tres espacios fundamentales: sala de espera, sala de tratamientos y consultas. La intención era hacer "agradables" todos ellos. Así, en la sala de espera se han diseñado distintas áreas para que las horas que pasan allí no sean "un tiempo muerto", sino que "si necesitan trabajar un sitio, si quieren estar más cómodos tienen sillones, si quieren estar charlando tienen mesas redondas con sillas...".
Mientras, en las consultas se ha buscado que la relación entre el enfermo y el médico sea más cercana: "Hemos puesto un mobiliario con una mesita baja para que no haya un ordenador que interfiera en la mirada directa con el paciente. Que se sienta escuchado y entendido por el médico". "Que perciban que se les está cuidadando es clave en el proceso", asegura la oncóloga Bermejo.
En cuanto a la zona en la que se ponen los tratamientos, supone el cambio más llamativo. La sala -que tiene el triple de espacio- cuenta con 31 sillones de color mostaza, 12 camas y cuatro boxes, está insonorizada y tiene las vistas despejadas, con mucha luz natural. Además, se ha pensado también en los acompañantes, que ahora tienen sitio para poder estar al lado de los pacientes.
Al respecto, la jefa de Sección del Área de Consultas del Hospital de Día, Nuria Ribelles, que afirmó que los pacientes reaccionaban "como si les hubieran hecho un regalo", recordando que "el sitio antes era horroroso, con sillones tercermundistas, con el codo del paciente de al lado pegado, un frío que hacía que no era normal. La intimidad era cero". Ribelles, quien se ha mostrado "muy ilusionada", ha contado que lleva más de 30 años trabajando en el Hospital Clínico y que en el primer espacio que ocupó este servicio, cerca de Urgencias, "teníamos dos consultas, seis sillones, la sala de espera en el pasillo y nuestra sala de estar era el cuarto de baño, literalmente". "De allí, haber conseguido esto me parece un sueño, por nosotros y sobre todo por los pacientes".
Otro de los cambios fundamentales es que el servicio de Farmacia ahora está integrado dentro del mismo espacio. Marga Garrido, responsable de Farmacia Oncológica, considera que es "un salto cualitativo" porque antes los pacientes que tienen tratamiento oral "tenían que salir del hospital, dar la vuelta por la calle e ir a una sala de espera que no es exclusiva sino compartida con pacientes de otras especialidades y en un entorno mucho más pequeño", lo que hacía que al final tuvieran "doble turno de espera". Ahora salen del hospital de día con su tratamiento oral en la mano.
Más de 400 pacientes al día
El Clínico atiende a diario en este Hospital Oncohematológico a más de 400 personas, de los que 170 reciben tratamiento. Al año son 1.400 nuevas consultas y 28.000 consultas sucesivas. Este primer día en el nuevo espacio, los tiempos de espera se han alargado un poco más de lo normal porque la mayoría de los pacientes llegaban algo despistados, pero voluntarios de FMAEC y el personal sanitarios los han atendido y orientado. "Las cosas van saliendo", señalaba la jefa del área de consultas, que puso en valor el trabajo de los profesionales de Enfermería, de los Técnico en Cuidados Auxiliares (TCAE) y del personal de administración.
María de las Nieves Rojas, vecina de Arroyo de la Miel, era una de las pacientes que acudió este lunes a recibir su sesión de quimio para tratar un cáncer de mama, y a la que el cambio le ha parecido "muy bonito". Sobre todo, alabó que el trato de las enfermeras era "estupendo". Dos sillones más allá, Paqui del Río Ruiz, de Benalmádena, agradecía que se hubiese valorado la comodidad tanto para los pacientes como para las enfermeras. "Llevo dos años en tratamiento, estaba en el otro sitio y no me esperaba esto así", afirmó. Su marido, Oliver Aragüez, destacó que ahora podía sentarse con ella y que la compañía hacía más llevadera la estancia allí: "Eso para el paciente diario es buenísimo, porque hemos tenido quimios de 6-8 horas y se las tiraba sola en una cama".
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