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Llegar a una academia con tres o cuatro asignaturas pendientes en verano parece algo de lo más habitual, "raro es el que llega a la academia con solo una asignatura", señala Guillermo Castilla, director de la academia Luis Vives. Aunque a éstas parece que cada vez les está costando más hacer su agosto. Según las academias consultadas por este periódico, la mayoría han experimentado un descenso aproximado de entre el 6 y el 10%, mientras que otras mantienen cifras similares a años anteriores.
Esta pequeña bajada también va ligada a un cambio en el perfil del alumnado que acude a clases de apoyo: familias con un alto nivel adquisitivo y alumnos más comprometidos con sus quehaceres. Y es que, como apunta Nuria de Haro, cogerente del centro de estudios Harlo: "Se trata de la última opción para pasar de curso". La gran mayoría se juega su acceso a la Universidad, alumnos de 17 años que cursan segundo de bachiller o que directamente se preparan para las pruebas de selectividad en septiembre. El último curso de Secundaria es también otro de los años clave para reforzar algunas asignaturas antes de pasar al siguiente grado.
La academia Luis Vives ha pasado de 70 alumnos a 50 este verano. La razón, según Castilla, no se debe solo a una crisis económica que afecta al bolsillo de muchos familiares si no, también, a la poca exigencia de las escuelas: "Ahora los alumnos pueden aprobar en la ESO y pasar de curso casi sin esfuerzo. O incluso aunque les queden asignaturas los padres no los apuntan a las academias porque pueden pasar de curso igualmente", comentó. Este cambio también se ve reflejado en las materias más demandadas este año. Las ciencias puras, como las Matemáticas o la Física y Química, continúan siendo las asignaturas más consultadas, aunque esta última ha bajado considerablemente debido a que cada vez está más ramificada y a que su preparación para selectividad no es obligatoria. Sin embargo, sí se ha experimentado una subida en asignaturas de letras como Lengua o idiomas.
Suspender durante el curso varias asignaturas puede traer quebraderos de cabeza durante la etapa estival, comenzando por un reajuste en los planes del verano para toda la familia. Y es que el precio mensual de una academia oscila alrededor de los 120 euros, aunque esta cifra puede variar dependiendo del número de asignaturas y el reparto de horas en el centro. No obstante, no deja de ser la opción más económica. Recibir clases particulares a domicilio es otra de las alternativas, aunque en este caso el precio podría superar hasta los 200 euros al mes.
Una opción más cara, pero con una atención más personalizada: "Si durante el curso la clase en grupo no funcionó, ¿por qué va a funcionar en verano?", expresó Carmen Martín, responsable del grupo Catedrae, equipo especializado en clases individualizadas a domicilio que este año ha experimentado un descenso de hasta el 50%. Según Sebastián Triviere, director general de Educa-system, se trata de la única alternativa que se adapta al 100% a los alumnos: "Es el único sistema que permite a la persona que ayuda al alumno a adaptarse a todas sus necesidades, tanto a nivel académico como a su entorno". La adaptación de horarios y la comodidad de estudiar sin tener que salir de casa son otras de las virtudes de este método de enseñanza. Al final, según un estudio elaborado por la empresa Educa-system, el 40% de los alumnos que contratan clases de refuerzo pide repetir con su profesor particular al año siguiente. Aunque estudiar en clases conjuntas con un máximo de ocho alumnos por aula también tiene sus ventajas: "Es más dinámico. Y al haber más alumnos la duda que no se le ocurra a uno se le ocurre a otro", comentó De Haro.
Según Acadomia, empresa gestora de profesores particulares a domicilio, el descenso en inversión en educación también se ve reflejado en el número de horas contratadas de media, que ha pasado de las 43 horas de clase que consumía una familia durante el curso anterior a las 39 horas actuales. A la semana, un alumno puede pasar una media de 12 horas semanales en una academia dependiendo del número de asignaturas. Otra de las causas que está produciendo el descenso en estos servicios es, según Triviere, que sectores como el de las clases particulares a domicilio no están regulados. Según el estudio elaborado por Educa-system, el 93% de las familias recurre a profesores que no son profesionales como a estudiantes que no han acabado la licenciatura. Una manera de poner en práctica los conocimientos y sacar algo de provecho al verano. En definitiva, una de las alternativas que para los padres se acaba traduciendo en la más barata. Aunque a coste cero están aquellos que prefieren dar un repaso al temario en casa o con los apuntes en la playa. Una opción mucho más económica pero más arriesgada para quienes les cuesta seguir un ritmo de trabajo.
De lo que no hay duda es de que en mes y medio tienen que aprender lo que dan en un año. Un temario muy ajustado en vistas a "aprobar" en septiembre, aunque no todo el trabajo se queda en las academias, también en casa hay que continuar la tarea. Al final, el resultado es positivo en ambos casos aunque haya sido a coste de sacrificar un verano tumbado en la playa a gusto del sol. El nivel de aprobados supera siempre el 80%. Un ejemplo de que gracias a la constancia se puede conseguir un buen resultado: "El que ha trabajado, aprueba", concluye De Haro.
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