Apicultores de Málaga: "En el Valle del Guadalhorce hay más del 50% de las colmenas muertas por el avispón oriental"

El sector apícola está más "alertado" por el aumento de la presencia del avispón asiático en Málaga. En el Valle del Guadalhorce, los apicultores aseguran que la situación es "insostenible". "El punto de vista que tenemos nosotros es de desastre total, en la zona del Guadalhorce hay más del 50% de las colmenas muertas por el avispón oriental y, al paso que vamos, el año que viene lo mismo aumenta en el Valle del Guadalhorce”, denuncia el responsable de Apicultura de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Andalucía, COAG Andalucía, Antonio Vázquez.

El panorama es "desolador" para quienes viven de la miel y de la polinización que generan las abejas. "El problema para los apicultores es como si a un ganadero llegan los lobos y matan a la mitad de su ganado, una ruina total. Nos quedamos sin colmenas para el año que viene poder iniciar la campaña, es un desastre y una ruina total", lamenta Vázquez. Según explica, el sector ya atravesaba dificultades y esta situación es "la gota que colma el vaso", hasta el punto de que "mucha gente va a tener que dejar la apicultura".

La mortandad de colmenas se concentra en varias zonas del Guadalhorce. Los puntos más fuertes donde hay más concentración del avispón asiático son en Pizarra y Alhaurín. "Ya hay un 50% de las colmenas muertas", advierte el representante de COAG Andalucía. Lo más preocupante, dice, es que en lugares donde el año pasado no había avisos ahora empiezan a detectarse ejemplares, lo que apunta a una "expansión rápida".

El impacto no se limita únicamente a la miel. El avispón ataca también a la biodiversidad y a los cultivos. "No es solo a las abejas a las que atacan, atacan a todos los insectos polinizadores silvestres, a la uva le hace mucho daño también, porque no es solo a abejas, a plantas con abundante azúcar también las ataca bastante y deja de tener un valor comercial", señala Vázquez, preocupado por las pérdidas que sufren los agricultores.

Los apicultores se sienten cada vez más desprotegidos, con una "desesperación y una frustración tremenda" cuando llegan a su colmena y ven que a la mitad las han matado el avispón. "Te quedas sin colmena para poder iniciar los enjambres y la campaña del año siguiente, dan ganas de abandonar la actividad y dedicarse a otra cosa", admite Vázquez.

El responsable de COAG Andalucía asegura que llevan años pidiendo medidas a la administración. "Los apicultores no somos los que tenemos que aportar estas soluciones, las soluciones las tiene que aportar la Consejería de Medio Ambiente, la cual no está haciendo absolutamente nada, está haciendo caso omiso a reuniones de cuatro o cinco años que llevo con ellos, y a día de hoy no ha hecho absolutamente nada", denuncia.

Desde la Junta de Andalucía, sin embargo, recuerdan que la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente actúa frente a la presencia del avispón asiático (vespa velutina), considerada especie exótica invasora, en el marco de sus competencias y de la normativa estatal y autonómica en vigor. En zonas rurales, montes públicos, caminos o equipamientos donde pueda verse afectada la seguridad de las personas, la retirada de nidos se lleva a cabo a través de equipos especializados de la empresa pública TRAGSA.

En el caso de áreas urbanas, la competencia corresponde a los ayuntamientos, mientras que en fincas privadas son los propietarios quienes "deben solicitar autorización" para la retirada. En lo que respecta a Málaga, la Consejería informa de que este año se ha intervenido en tres nidos localizados en Ardales, dentro del Programa de Control de Especies Exóticas Invasoras.

Además de las intervenciones puntuales, la Junta subraya que ha impulsado medidas de prevención y formación, como jornadas específicas dirigidas a Agentes de Medio Ambiente y técnicos provinciales, o la dotación de kits completos —equipos de protección, pértigas y productos insecticidas— para facilitar la localización y neutralización de nidos. El objetivo, según explican, es reforzar la capacidad de respuesta ante una especie que amenaza tanto la biodiversidad como a sectores económicos estratégicos.