La batalla
La apología de la anorexia en la Red complica la lucha contra la patología
Salud Pública El peligro de las nuevas tecnologías para algunas patologías
En la provincia hay unos 3.800 enfermos de anorexia y bulimia · Las edades oscilan entre los 11 y los 42 años y la abrumadora mayoría son mujeres · Los familiares piden mejoras en el tratamiento de las mayores de 18
"La mente puede más que el instinto de comer". Así lo explica una madre que luchó durante años para sacar a su hija de la anorexia. Lo consiguió. Pero hasta tuvo que dejar su trabajo para rescatarla de una enfermedad mental de la que ahora se habla menos, pero que cobra fuerza de la mano de internet. Dos asociaciones han alertado de que la apología que en los últimos años se hace de la anorexia y la bulimia desde páginas webs, foros y blogs complica la lucha contra estas enfermedades y roza la ilegalidad.
La Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y la Bulimia (Adaner) tiene contabilizados en la provincia unos 3.800 casos de ambas patologías, pero cree que pueden llegar hasta los 5.000. "A través de internet se están fomentando estas enfermedades porque las niñas que están dudosas, se meten y les comen el coco. Y como tienen baja autoestima, las captan", denuncia Rosa Sanz, delegada de Adaner en Málaga.
La advertencia de este fenómeno la lanzó esta semana la asociación Adicciones Digitales: "Nuestros hijos y sobre todo nuestras hijas tienen un acceso muy fácil a las webs que les enseñan a ser anoréxicos y bulímicos. Cada vez hay más. Crecen como setas. En ellas, los adolescentes aprenden cómo perder peso lo más rápidamente posible. Les enseñan a vomitar, a hacer lo que sea para no engordar y lograr una extrema delgadez, engañando a los padres. Estos pobres incautos muchas veces no se enteran hasta que es demasiado tarde".
Carmen, nombre ficticio, atajó el problema a tiempo. Un día, su hija se desmayó en la calle por la debilidad que tenía. La madre ignoraba el episodio y también lo que pasaba por la mente de la adolescente que entonces tenía 18 años. Un amigo de la chica le contó lo ocurrido a la mujer. Incluso le relató que cuando le dieron una Coca Cola para que recuperara los niveles de azúcar la chica preguntó: "¿Será light?". Pese a que la mujer conoció el problema de su hija en una fase inicial y que se dedicó de lleno a ayudarla, la joven tardó un año y medio en superar la anorexia.
Adaner ha acudido en muchas ocasiones a la asociación Protégeles para denunciar estas páginas y según sus datos ya se han cerrado en los últimos años más de 1.800. Con las webs, el proceso es más fácil; pero con los blogs es más difícil. A raíz de su proliferación, la asociación Adicciones Digitales ha iniciado una campaña para dar a conocer a los padres los mecanismos para actuar contra estas páginas que esta organización entiende que raya la ilegalidad "desde el momento que están promoviendo conductas no saludables en adolescentes y, en muchos casos, en menores de edad". Según esta organización, la mitad de las personas que sufren trastornos de alimentación se recuperan totalmente, un 30% puede llevar una vida normal y los demás acaban convirtiéndose en enfermos crónicos. En algunos casos se llega hasta la muerte.
El calvario de las familias no es poco. Una enferma en una fase más avanzada de la patología puede, con suerte, tardar cuatro años en superarla. En los casos más graves, los ingresos en el hospital son frecuentes. Además, muchas de estas chicas debido a su debilidad dejan de tener la regla lo que, a su vez, les impide ser madres. La abrumadora mayoría de las enfermas (en torno al 90%) son mujeres. En Adaner, hay anoréxicas y bulímicas de entre 11 y 42 años. Pero la mayor incidencia se da entre los 12 y los 18. Para las menores, hay unidades en el Carlos Haya y el Clínico en las que reciben tratamiento de equipos formados por psiquiatras, psicólogos, endocrinólogos y ginecólogos. Sin embargo, Adaner echa en falta que a partir de la mayoría de edad no exista un abordaje multidisciplinar del problema; una mejora que pide a la Administración sanitaria.
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