La artista malagueña que vivió dos años en una aldea aislada de Irlanda y volvió con una exposición
Laura Zambrana se mudo con su familia a un pueblo de 1.000 habitantes huyendo del "frenesí y el estrés" que le provocaba Málaga
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Por fuera, el cambio parecía una locura. Laura Zambrana, ZAM.ROD para el mundo artístico, dejó Málaga, su estudio y su rutina para mudarse con su pareja y sus tres hijas pequeñas a una aldea de apenas mil habitantes en West Cork, Irlanda. “Me faltaba el aire”, recuerda. La decisión, tomada en medio de una crisis vital, fue más radical de lo que muchos imaginaron y ella incluso podía esperar. Embalaron la casa entera, el estudio, cogieron al perro y subieron a un ferry. Lo dejaron todo atrás.
De aquella experiencia nace MOTH XXL, la pieza central de su nueva exposición, que se inaugurará este 5 de junio a las 19:00 en Casa Las Tejerinas, Estepona. Será su primera muestra individual tras su regreso y se presenta dentro de una exposición colectiva que reúne a tres artistas: ella, Maribel Alonso y Rafa .B. Más de 27 obras ocuparán las salas del edificio durante todo el verano, pero MOTH XXL tiene un valor especial. Es la obra en la que Laura ha condensado los dos años que vivió aislada en el campo, rodeada de silencio, mariposas nocturnas y muchas preguntas.
“El día que dije ya no puedo más, fue muy literal. Lo viví como un colapso”, confiesa. No fue una decisión impulsiva, sino el resultado de mucho tiempo sintiéndose fuera de lugar. Laura fue madre tres veces en tan solo 7 años, y esto sumado a la autoexigencia que se imponía como artista, las redes sociales, los encargos y el mundo en continuo frenesí, "hizo que perdiera el centro". “Estaba atrapada en una vida que no me daba espacio para respirar ni para pensar”, dice. Cuando apareció la posibilidad de parar, se aferró a ella.
En una cabaña modesta en medio del campo irlandés, la vida de la artista se redujo a lo esencial: su familia, la naturaleza y la introspección. “Era la primera vez que estaba tanto tiempo aislada del mundo”, recuerda. Y en ese silencio, empezaron a aparecer otras formas de sentir y sobre todo de crear.
La pintura, que siempre había estado al centro de su vida, desapareció al principio. No era una prioridad. No había taller ni materiales. Tampoco necesidad. Laura se permitió el lujo de parar y de dejar que el tiempo hiciera su trabajo. “Cuando desaparecieron las redes y los encargos me pregunté: ¿qué quiero hacer de verdad?”. En ese momento, por primera vez en muchos años, ya no era artista por obligación.
En sus paseos por el campo empezó a fijarse en las moth o mariposas nocturnas, un insecto super colorido, gordo y aterciopelado "con el que tuve una conexión brutal", cuenta Laura. La artista malagueña se puso a bocetearlas y ha retratarlas cada vez de más formas, y fruto de esto surgió su colección mariposas nocturnas. "Estuve estudiando su significado y estas simbolizan la transformación, justo algo que estaba viviendo de pleno con mi familia al haberme ido a vivir aislada", explica.
Ese proceso íntimo, lento, sin pretensiones, fue la semilla de las obras que ahora presenta en Estepona. No solo MOTH XXL, sino una colección de mariposas bordadas y una serie de pinturas abstractas que recogen su trayectoria como artista. No es un resumen de lo vivido, sino un eco. Un reflejo emocional y simbólico de una etapa transformadora.
El retorno no ha sido fácil. Volver a la ciudad, retomar el ritmo, recuperar la presencia en redes y espacios expositivos, confiesa Laura, "se hizo cuesta arriba, ni mis niñas se querían venir". Sin embargo, la artista ha vuelto con otro semblante y como una persona distinta. Alguien que practica el desapego y que ha priorizado su salud mental por encima de cualquier prisa de la ciudad.
Y aunque hoy vuelve a tener compromisos, fechas e inauguraciones, algo de la calma irlandesa le sigue acompañando. No como nostalgia, sino como brújula. “Lo volvería a hacer”, dice. “De hecho, queremos regresar dentro de unos años. Allí fuimos muy felices”, concluye la autora de la exposición MOTH XXL.
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