El ave fénix que renace de las cenizas de Atarazanas
Finaliza la recuperación de los dibujos que imitan el mármol rojo en la fachada del número 11 de esta vía
El mármol rojo resurge como el ave fénix de sus cenizas en el número 11 de la calle Atarazanas. Las tareas de rehabilitación de la fachada de la casona de este enclave y de sus cubiertas finalizaron ayer: desde bien entrada la mañana los operarios recogían el andamio y la red que cubría el edificio, dejando al descubierto el lienzo que conformará la nueva piel del inmueble. "No nos creemos que por fin hayan acabado y lo estén retirando", reconocía Cristina Solano, hija de Juan Solano, uno de los propietarios que regenta una pequeña tienda de productos y servicios agrícolas en el portal.
Cinco meses han durado los trabajos de este proyecto, el cual contemplaba la recuperación de los decorados simulando mármoles que han pasado de lucir el color ocre que mantenían desde hace más de un siglo a un rojizo con pilastras grises. Se trata del primer dibujo de estas características que aflora en un edificio histórico del centro de la capital. Los restaurados hasta día de hoy muestran formas geométricas o simulan elementos arquitectónicos pero ninguno exhibe recreaciones de mármoles como las del número 11 de Atarazanas.
La actuación aún no ha concluido: comprende la restauración de la puerta original -un portón de madera tallada- así como las ventanas -también de madera- y una claraboya de aires rococós que corona el acceso. Los técnicos descubrieron durante los meses de trabajo que este rosetón a través del que se ilumina el portal y la escalera no es de hierro forjado, sino tallas de madera ensambladas.
Los trabajos incluyen también la renovación de las cubiertas: se han cambiado las tejas y se ha recubierto de tela asfáltica la parte plana del tejado, para evitar la filtración de agua de la lluvia.
El proyecto de restauración ha estado dirigido por la arquitecta Amparo Balón y ejecutado por la empresa Rivervial. Estas tareas han devuelto el esplendor a un edificio que durante los últimos años ha formado parte de la lista roja del patrimonio que elabora la asociación de defensa del patrimonio Hispania Nostra. En su reseña, se alude a que el edificio se atribuye a Martín de Aldehuela, arquitecto del Tajo de Ronda y del Acueducto de San Telmo. Asimismo, se indica que las pinturas originales de la fachada se cubrieron en el siglo XIX, época en la que se añadieron los frontones de aires clasicistas.
La restauración del edificio, construido en la segunda mitad del siglo XVIII, ha sido financiada por los propietarios del inmueble -la familia Solano, que regenta la primera planta; la Junta de Andalucía, que posee la parte superior del edificio; y los titulares de los locales laterales- y cuenta con una subvención del Ayuntamiento de Málaga que alanza el 38% del coste total de las obras.
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