La tradición de los baños árabes, característicos de la Al-Andalus de la Edad Media, ha sido recuperada por varias empresas que han apostado por este arte milenario, famoso en los días de esplendor de la región. La antigua Al-Andalus, además de ser amada por su belleza, estética y naturaleza, fue cuna de culturas, ya que dio cobijo a musulmanes, cristianos y judíos que dejaron un legado común: el uso y deleite del agua. Los baños árabes aúnan métodos de relajación que pueden disfrutarse en un entorno rodeado de historia que juega con la luz de las velas, los olores, sonidos y sabores de la época. Normalmente, cuentan con tres salas: la fría, la templada y la caliente. Estos habitáculos ofrecen la posibilidad de aspirar vapores que regeneran y revitalizan al visitante mientras degusta un té, donde más tarde podrá recibir los servicios de masajistas, que agasajan a los clientes con jabones naturales y aceites perfumados. El grupo empresarial Al Andalus, pionero en esta clase de turismo cultural y de relax, decidió impulsar este servicio en Granada. Tras el éxito logrado, el precursor, José María García, amplió a Córdoba y Madrid.

"Esta clase de turismo no sólo atrae a extranjeros, sino también a españoles", dice. "Las personas quieren conocer a fondo la historia de las ciudades que visitan, por lo que acuden a los baños para verse inmersos en sus costumbres y tradiciones".

Según García, Málaga contará a finales del año próximo con el "mayor baño árabe de toda España", ya que sus instalaciones, "de más de 1.500 metros cuadrados", podrán asistir a unas 60 personas por turno, más que incluso los baños de Madrid, que tienen capacidad para 40 usuarios. El grupo Aireradición tiene entre sus objetivos futuros Málaga, Almería y Valencia.