"Es una barbaridad tener que cotizar casi 40 años para dejar de trabajar"

Enrique Gil. Comerciante

El presidente de la Federación de Comercio de Málaga asegura que la crisis ha convertido al comercio tradicional en el sector refugio a falta de otras alternativas y que ha atraído a gente joven con ideas

13 de febrero 2011 - 10:00

-¿Cómo ha cambiado el comercio tradicional en los últimos años?

-En los últimos dos años se ha producido una diferencia abismal en cuanto al ritmo de crecimiento del comercio de la provincia. Llevábamos un timo bastante interesante en la última década, pero la crisis que estamos padeciendo por la falta de consumo ha hecho que ese auge se haya paralizado y lógicamente la modernización del comercio. Ahora se ha impuesto un periodo de ralentización, pero sí ha habido ocho o nueves años atrás en los que los comerciantes han apostado por el escaparatismo, el uso de las nuevas tecnologías y eso se ha traducido en una importante mejora de la calidad del comercio.

-¿Son conscientes los comerciantes de que deben modernizarse si quiere mantenerse o aún cuesta hacerles llegar el mensaje?

-Hay que diferenciar por sectores y por ubicación. Una parte importante de comerciantes malagueños situados en los casos históricos de los principales municipios de la provincia han sabido mejor adaptarse. El problema es el abundante número de comerciantes que sobrepasa con creces la media de los 50 años y siguen manteniendo ciertas reticencias a la hora de modernizar sus negocios. El comerciante sí es consciente de que debe modernizarse, pero el hecho de que la mayoría lleva muchos años dedicado a la profesión hace que no quieran arriesgarse a perder ahora con la crisis el patrimonio que han conseguido durante los años de bonanza precisamente por la edad. Además, hay algo que se da mucho en esta profesión y es que casi ninguno de los comerciantes tradicionales hemos querido que nuestros hijos se dediquen a la misma actividad y so hace que en muchos casos no esté asegurada la continuación del negocio. Desde el año pasado la Junta de Andalucía apostó por una serie de incentivos para promover la sucesión de los comercios y no sólo a familiares sino a los propios empleados para que sigan con ellos. Lo bueno es que también cada día se incorpora al sector gente joven nueva con ideas muy interesantes y con una buena formación que hará que crezca la dinamización del sector.

-¿Está el pequeño comercio condenado a ser absorbido por las grandes superficies?

-No creo porque en Málaga tenemos una tradición muy arraigada de pasar mucho tiempo en la calle gracias a la climatología. Aunque es cierto que las grandes superficies comerciales llevan mucho tiempo intentándolo y haciéndole sombra al pequeño y mediano comercio influyendo en las costumbres del consumidor. Por eso vamos a seguir trabajando y no van a acabar con nosotros tan fácilmente. Hoy en día a las grandes superficies les queda poco inventar. Su fórmula de obtener beneficios ya no es exclusivamente la comercialización de productos porque trabajan con otras fórmulas para hacer un negocio que poco tiene que ver con el tradicional como el aparcamiento gratuito, la vigilancia, la limpieza y la iluminación. Y eso es lo que tenemos que hacer comprender al comerciante que participe de forma activa en este tipo de cuestiones y en el gasto que conlleva para convertir sus comercios en más atractivos.

-¿Ésa sería entonces una de las soluciones para garantizar el mantenimiento del comercio tradicional en un futuro?

-Es una de ellas. El problema es que en la provincia hay un concepto y una tradición del comercio que se remonta a hace más de 3.000 años. Es algo que está impreso en los genes de los malagueños y no es fácil hacerlo desaparecer. En tiempos de crisis además el comercio se ha convertido en un sector refugio a falta de otras alternativas laborales. El sector se ha convertido en una salida para muchos y, aunque se han cerrado muchos comercios por esta situación tan difícil, hay otros muchos que se han abierto.

-¿Se nota que el consumo ha empezado a remontar?

-Ahora parece ser que sí se ve un poco de más alegría en el consumo, al menos pequeñas pinceladas. Antes de que empezaran, el 53% de los comerciantes preveían aumentar las ventas en este periodo y el 74% de los consumidores pensaban gastar. Las perspectivas eran halagüeñas y en el ecuador de las rebajas podemos decir que se están cumpliendo los pronósticos.

-¿Se ha comprado más este año?

-De momento se está manteniendo, pero es muy difícil saberlo con exactitud porque ningún comerciante se atreve a decir exactamente lo que ha facturado. Creo que mantendremos el tipo en estas rebajas y a partir de marzo empiezan en toda Andalucía el periodo de fiestas que seguro mejorarán las ventas. Además, seguro que la situación convulsa que se vive en estos momentos en algunos países del Mediterráneo hará que incida sobre el turismo de aquí.

-Hay quien opina que las nuevas tecnologías son imprescindibles para la supervivencia del comercio, pero ¿qué implantación real tiene por ejemplo la venta on line?

-Creo que vamos muy tarde. Es cierto que se han hecho avances y que las administraciones públicas incentivan la modernización del comercio tradicional, pero nos queda mucho por recorrer y la gestión de las nuevas tecnologías todavía deja mucho que desear. Afortunadamente cada vez somos más los que nos damos cuenta de que es una salida y de que hay un espectro mayor de clientes fuera de nuestros escaparates que dentro de la tienda. El potencial que tiene el comercio en la Red es importantísimo y es hora de saltar del mostrador pero sin tener que salir a la calle.

-¿Abrir los domingos sería también otra opción como propone el sector turístico? Pero, ¿cuál es realmente la reticencia del comerciante para hacerlo?

-El problema es que el convenio colectivo del comercio establece la jornada laboral de lunes a sábado y sólo el grupo de alimentación puede trabajar hasta el domingo. En la negociación del convenio que toca este año, los empresarios del comercio pusieron sobre la mesa tratar este asunto. Lo que pasa es que la exigencia de los sindicatos era impensable poder asumirla por los costes que conllevaría. La apertura de los comercios de los domingos sólo se podría llevar a cabo si la hace el propio propietario o se pone de acuerdo directamente sobre lo que le ofrecerá a sus empleados. Pero es cierto que estamos en una ciudad turística que cada vez recibe a más turistas, muchos a través de los cruceros que se quedan en el centro histórico, y quizás habría que plantear esta posibilidad.

-El centro comercial Vialia fue el único que plantó cara ante esta posibilidad pese al rechazo de los comerciantes tradicionales, ¿la batalla está ganada?

-Es que no había que ganar nada si no que la administración competente, en este caso la Junta de Andalucía, para equilibrar durante el tiempo que tardaba la tramitación de los expedientes contra los comercios que abrieron los domingos, decidió qué espacio podía abrir porque era usado directamente por los viajeros del tren y cuál no. Pero resultó ser absurdo porque permitía a unos abrir y justo a los que estaban enfrente no. Al final se ha decidido que Vialia es una unidad comercial y deben regirse por las mismas normas.

-¿Está a favor o en contra de la jubilación a los 67 años?

-Estoy a favor de la jubilación a los 65 y que incluso se permita a los 61 como ocurre en el sector del comercio. Considero que debe haber libertad para elegir cuándo jubilarse en función de la actividad laboral porque habrá sectores en los que se pueda trabajar hasta los 69 pero otros muchos no. Lo que me parece una barbaridad es tener que cotizar cerca de 40 años para poder dejar de trabajar. A lo mejor habría que buscar una alternativa y no pensar en la jubilación como papá Estado, por lo que debería haber una vigilancia por parte del propio Estado para ver que las empresas funcionen correctamente porque sino la única salida en el futuro será recurrir a los planes de pensiones quien se lo pueda permitir.

-¿Y cuál sería la solución?

-Los comerciantes abogamos por una reestructuración política. Hace falta que los partidos políticos dejen de pensar solamente en los números de las grandes empresas multinacionales y miren más al pequeño y mediano comercio porque en la actualidad los 3 millones de personas que viven en España de esto no pueden ser siempre los olvidados. Cuando la canciller alemana Angela Merkel dijo la semana pasada que el pago de los salarios debería hacerse atendiendo a la productividad, me resultó curioso porque en nuestro sector se lleva haciendo desde siempre. Si el comercio a finales de año obtiene beneficios el primero que los recibe es el empleado. Y cuando no hay, no hay para nadie. Eso no ocurre en una gran superficie comercial.

-¿Es de los que piensan que ya nada volverá a ser igual cuando termine esta crisis?

-No va a ser igual. Tenemos que cambiar muchas cosas y adquirir nuevas costumbres. Aunque sigamos disfrutando, todos vamos a ser más cautos a la hora de consumir. El consumo desorbitado que ha habido hasta ahora no va a volver a repetirse. Estoy seguro de que a final de año vamos a empezar a ver un nuevo periodo de bonanza, pero tenemos que cambiar el chip.

-¿Debe entonces Málaga cambiar su modelo productivo?

-Eso le corresponde al sector político pero con la ayuda de los ciudadanos. Porque no nos terminamos de creer que nosotros somos los responsables de que el político esté ahí y el político no se da cuenta de que está ahí para servir al resto de la ciudadanía. Y no al revés porque no es al partido al que se debe el político sino al ciudadano que le vota. Nos falta entenderlo a nosotros y exigirle al político que asuma su responsabilidad.

-Una economía basada en la construcción y el turismo ya no es sostenible, ¿no?

-No, porque con la instalación de grandes superficies comerciales en algunos sitios se ha creado alrededor un fuerte crecimiento urbanístico. Eso ha sido una manera fácil de los ayuntamientos de hacer política mientras han ido aumentando su endeudamiento y siguen sin pagar a sus proveedores que en la mayoría de los casos son pequeños comerciantes que se han visto obligados a cerrar. Me parece una vergüenza que la propia administración sea la que no paga.

-Si tuviera la posibilidad de elegir, ¿qué haría con el río Guadalmedina?

-Embovedarlo pero por lo menos hasta Las Virreinas y quitaría esa ruptura que sufre Málaga. El uso que se le debería dar no lo se, pero crear aparcamientos públicos sería una opción.

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