"El barrio de la Victoria se ha convertido en un estercolero"

Los vecinos denuncian la suciedad de calles que desde hace años presentan los mismos problemas · Creen que la zona está abandonada por no ser turística

Alrededores con basura de un parque infantil situado en calle Chaves, cerca de El Ejido.
Alrededores con basura de un parque infantil situado en calle Chaves, cerca de El Ejido.
Celina Clavijo / Málaga

27 de septiembre 2012 - 01:00

Las críticas de los responsables del grupo municipal socialista que invadieron hace unos días las redes sociales con imágenes para evidenciar el deterioro de algunas calles de Málaga consiguieron, en cuestión de horas, elevar el hastag #alcaldelimpiamlg a trending topic nacional. La reacción del Ayuntamiento no se hizo esperar: "Suciedad no siempre supone falta de limpieza. ¿Recuerdas la campaña con el lema 'Eso no se hace?". Una respuesta que no ha parecido convencer a los vecinos que padecen desde hace años el deficiente aseo de distintas zonas, entre otras el tradicional barrio de la Victoria. Manchas oscuras en el pavimento, chicles sellados en las lozas, edificios con acumulación de suciedad, además de excrementos de animales, han hecho aflorar las protestas.

El secretario y monitor de la asociación Tercera Edad Barrio de la Victoria, Fernando Castillo, explica que la principal preocupación de los residentes de calle Cristo de la Epidemia se refiere a la cantidad de baldosas que permanecen sueltas, lo que pone en peligro la "integridad física" de personas mayores con problemas de equilibrio.

Los charcos de orín que cualquier ciudadano puede encontrar en el parque infantil situado en calle Chaves, próxima a El Ejido, levantan un hedor "irrespirable". "Sueltan a los perritos y estos hacen sus necesidades. Está todo lleno de excrementos, tanto que el césped no tiene fuerza suficiente como para volver a crecer", explica Fernando, mientras señala una zona del jardín San Marcelino Champagnat. En él, detalla, viven plantas "adelfas", que son "tóxicas". "No pueden estar en un área en el que los niños vienen a jugar, por muy ornamentales que sean. En las inmediaciones también hay plantas autóctonas a las que acuden bichos de todo tipo", subraya. Según pudo comprobar este periódico, otro vecino que paseaba por la zona reclamaba la colocación de carteles que prohibieran ensuciar la vía pública y, por ende, que se multara a los dueños de mascotas que incumplen la normativa. "Se ha consolidado como un urinario para animales y también para adultos, que además se indignan si se les interrumpen", criticaba.

Junto al parque infantil se sitúan varias máquinas deportivas, muchas de las cuales han dejado de funcionar, lo que se añade a los escombros esparcidos por el suelo, que hacen de la zona una especie de fondo de saco donde reina la suciedad, acompañada de jeringuillas y preservativos.

Próximo al campus de El Ejido se ubica un solar de 56 metros cuadrados, que Urbanismo tenía previsto ceder a la hermandad del Monte Calvario, por un plazo de 75 años. El portavoz de la asociación apunta que se ha convertido "en un vertedero", al igual "que el barrio de la Victoria". "Pusieron la primera piedra hace dos años y ahí se ha quedado. Han abandonado el entorno porque no se trata de una zona turística, pero aquí también viven personas", matiza.

A esta situación se suma también otra inquietud: la de aquellos vecinos que se dedican a alimentar en plena vía a las palomas, concretamente en el número 5 de calle Gordón. Juan Sánchez, uno de los residentes de la zona, se siente "desesperado". "Una señora viene cada mañana desde hace un año a echar dos o tres kilos de trigo en la acera, lo que llama la atención de muchos animales. Es un foco de infección", denuncia el residente, quien afirma que las medidas de limpieza apenas son suficientes. "Queremos pintar la fachada pero no nos compensa. Hemos pedido ayuda y la única respuesta que obtenemos por parte del Consistorio es que hará lo posible", se lamenta. Los vecinos consideran que la única solución pasa por persuadir con sanciones elevadas a aquellos que deterioren los espacios públicos.

No es la primera vez que el entorno de la Victoria es noticia por circunstancias similares. En 2011, una vecina de la calle Zenete fue condenada a abandonar su vivienda durante año y medio al considerar el juez que realizaba actividades "insalubres y molestas". La mujer se dedicaba a dar de comer a palomas, gorriones y hasta gaviotas en la terraza y ventanas de su vivienda, sita en la cuarta planta del edificio Excelsior. "Pusieron trampas en la azotea del bloque. Ahora ni siquiera eso", señala uno de los vecinos que recuerda el caso.

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