Málaga

La bicicleta como modo de vida

  • Sin distinción de edad, profesión, ni nivel de ingresos, estos amantes de la bici van y vienen al colegio, al trabajo, a la compra, al cine... Y lo consideran su medio de transporte

Un paseo por cualquier país nórdico resulta revelador. El uso de la bicicleta está tan extendido que los únicos que se sorprenden a su paso son los turistas. Sin distinción de edad, profesión, ni nivel de ingresos van y vienen al colegio, al trabajo, a la compra, al cine... Y lo consideran su principal medio de transporte. Las dos ruedas conviven con peatones, coches y autobuses en completa armonía y algún día eso será también una realidad en una Málaga que empieza a mostrar de manera tímida una sensibilidad mayor en torno a la movilidad sostenible, abandonando el coche en las distancias cortas y apostado por la bicicleta como un medio de transporte verde. Médicos, profesores, abogados, arquitectos; familias, niños, adolescentes y adultos se mueven en bicicleta, dejando además de lado los falsos prejuicios que asocian su uso con ingresos bajos o un estilo de vida hippy.

Todas las mañanas, de lunes a viernes, como cualquier otra familia con niños en edad escolar, Reyes Jiménez y su hija Martina se dirigen al colegio. Son las 8:30 y tienen que ir hasta el centro de la ciudad, por lo que cogen su vehículo, con la salvedad de que en lugar de encender el contacto y arrancar, pedalean por el paseo marítimo hasta llegar a la puerta del centro escolar. Sus bicicletas son su medio de transporte a diario y su medio para el ocio durante el fin de semana. Para que Martina no llegue demasiado cansada al colegio y para ganar algo de rapidez en el trayecto de ida, Reyes engancha la bici de Martina a la suya con un sistema homologado que las convierte en una especie de tándem. Al llegar, busca una zona para dejar la bicicleta de la niña, y la deja allí para la vuelta a casa por la tarde, con un buen candado para evitar su robo. "Si el colegio tuviera habilitado un aparcamiento en sus instalaciones, estoy segura de que muchos más niños irían en bici a las clases cada mañana", comenta Reyes Jiménez, que explica cómo su hija tiene tan interiorizado el uso de la bici que cuando casualmente cogen el coche se extraña muchísimo. "Hasta cuando era más pequeña la llevaba al cole en una sillita trasera", concreta. Según sus propios cálculos son unos 600 kilómetros los que ahorra al mes en gasolina. Los únicos días que se ve obligada a coger el coche son los martes y jueves, que tienen que trasladarse a la salida del colegio hasta La Cala, donde Martina recibe clases de patinaje, algo que también se podrían ahorrar, "de realizarse de una vez un carril litoral que una toda la costa de Málaga", critica Reyes Jiménez. Ella es fisioterapeuta y fue cuando se marchó a estudiar la carrera a Sevilla cuando introdujo la bici como medio de transporte en su vida diaria, para su ocio e incluso para los recados.

La francesa Laura Vidouta lleva instalada en Málaga casi 20 años, a excepción de un breve periodo de un año en el que se marchó a Múnich. Fue justo entonces cuando incorporó la bicicleta a su vida, una costumbre que luego mantuvo a su vuelta a Málaga. "Las infraestructuras lo permitían", explica como el principal motivo por el que se animó a usarla a diario, a la vez que se queja de que eso es precisamente lo que le falta a esta ciudad para que más gente utilice la bici. "Hay pocos carriles bici, no están conectados y los coches tienen poco respeto por las bicis, a pesar de que ya se va viendo algo más; pero creo que es porque nos hemos echado a la carretera y no les ha quedado más remedio que tenernos en cuenta", comenta Laura, mientras le pide al Ayuntamiento que apueste por impulsar el uso de las dos ruedas invirtiendo en infraestructuras y en aparcamientos vigilados. Su profesión de músico, Laura toca el arpa en la Orquesta Filarmónica de Málaga, le obliga a viajar mucho, lo que le impide utilizar la bici en la naturaleza tanto como le gustaría e ir descubriendo "entornos maravillosos", pero a cambio en cada lugar que visita siempre procura informarse de los sistemas públicos de alquiler de bicis para usarlas durante su estancia.

Nadie conoce mejor que un médico los beneficios de moverse en bici. Por eso Patxi Fernández utiliza dos tipos, una para ir a trabajar a diario al Hospital Carlos Haya y hacer gestiones por la ciudad y la otra, como "herramienta deportiva" dos o tres veces por semana. Desde hace más de 15 años la utiliza como medio de transporte y también para su ocio. "Creo que es algo que he heredado de mi padre", recuerda. Las excursiones de varias horas que realiza por el campo son para Patxi además de un entrenamiento, una forma de entretenimiento. Sobre la ciudad explica que es fácilmente manejable y que la mayor parte de ella es "territorio plano", por lo que utilizarla para los desplazamientos supone un ejercicio suave, "sin una sensación de esfuerzo fuerte".

Poco a poco desde que compraron las bicis hace unos diez años, el matrimonio formado por Mario Navas y Carmen Nieves Fernández las han ido integrando en su vida diaria, algo que recomiendan a todo el que quiera empezar a moverse sobre dos ruedas. Lo consideran "la mejor opción para moverse por la ciudad, a la vez que se hace deporte", comenta Carmen Nieves. Ella hace todas las gestiones en su bicicleta y a veces incluso adapta algún recado que tenga que hacer al uso de la bici, haciendo así recorridos más largos. Él trabaja como fisioterapeuta en el Hospital Civil y cada día llega a él en el mismo medio de transporte. Su ocio también gira en torno a las dos ruedas, "vamos al cine, a conciertos, a museos y siempre en bici", explica Carmen Nieves, que cuenta cómo a veces tienen problemas para encontrar un sitio dónde aparcarlas, algo que no les desanima para seguir utilizándola, mientras esperan como todos los usuarios de bicicleta, el cambio de mentalidad necesario para hacer que su uso sea natural.

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