Un estudio determina que la gran calima que tiñó Málaga en 2022 trajo material radiactivo pero sin riesgos para la salud
Así lo certifica un trabajo conjunto de las universidades de Oviedo y París-Saclay, que también concluye que estas partículas no están relacionadas con las pruebas nucleares realizadas por Francia en el desierto argelino en los 60
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El próximo mes de marzo se cumplirán tres años del gran episodio de calima que tiñó de ocre varios países de Europa (entre ellos, el este y el sur de España, con especial incidencia en la provincia de Málaga). Transcurrido este tiempo, una investigación liderada por las universidades de Oviedo y París-Saclay ha examinado aquellas tormentas de polvo sahariano, determinado que el material radiactivo transportado en párticulas, presente en la arena de por sí en niveles muy bajos, no está relacionado con las pruebas nucleares realizadas por Francia en el desierto argelino en los años 60, así como que este se presentó en niveles "muy inferiores" a los autorizados por la Unión Europea.
La investigación, encabezada por Germán Orizaola, profesor de Zoología de la Universidad de Oviedo, y Olivier Evrard, de la Universidad París-Saclay, acaba de ser publicada en la revista Science Advances de la Academia Americana para el Avance de las Ciencias.
Así, Orizaola ha destacado que "estos fenómenos de calima son muy llamativos y suelen generar cierta alarma social por la cantidad de material radiactivo que pueden contener, y porque uno de los principales lugares de origen coincide con la zona en la que Francia realizó pruebas de 17 bombas nucleares en la década de los 60".
Sin embargo, el trabajo ha constatado unos parámetros que no son peligrosos para la salud tras obtener unos niveles medios de cesio radiactivo en esas muestras de 14 Bq/kg, cuando los niveles autorizados en productos alimenticios se sitúan en 1000 Bq/kg y en 400 Bq/kg en el caso de productos de alimentación infantil.
Realizando cálculos de la cantidad de cesio radiactivo suspendido en aire durante estos fenómenos de calima, el estudio estimó que en marzo de 2022 estos niveles fueron "muy inferiores" a los autorizados a nivel europeo. "Nuestro trabajo demuestra que el material radiactivo transportado en este episodio de calima no representó ningún riesgo para la salud humana", ha añadido Orizaola.
Los investigadores examinaron la composición mineralógica y geoquímica de todas las muestras, además de un análisis detallado de la concentración de 31 elementos químicos y de isótopos de plomo en una selección de localidades. Estos datos, junto al estudio de fotografías satélite tomadas durante marzo de 2022 y de los datos existentes de estaciones de medición de calidad de aire en Europa, se utilizaron para identificar con precisión el origen de este episodio de calima. La abundancia del mineral arcilloso palygorskita, sumada al análisis de las proporciones de isótopos de plomo y de tierras raras, mostró un patrón característico de sedimentos localizados en el sur de Argelia, lo que también corroboraron las imágenes de satélite.
Pruebas nucleares francesas en el Sáhara
La zona del sur de Argelia identificada como origen de la calima de marzo de 2022 incluye la región de Reggane, donde se realizaron las primeras pruebas de bombas nucleares francesas en 1960. Francia llevó a cabo en el desierto argelino un total de 17 ensayos nucleares, 4 atmosféricos entre 1960 y 1961 y 13 subterráneos entre 1961 y 1966.
Una preocupación frecuente cuando se producen fenómenos de calimas saharianas es la probabilidad de que estos episodios transporten a Europa material procedente de esas pruebas nucleares disperso en el desierto argelino. Este trabajo examinó esa posibilidad a través del análisis detallado de la concentración de diferentes isótopos de plutonio (240Pu,239Pu) y cesio (137Cs).
El análisis de las proporciones de esos elementos radiactivos no se correspondió con la señal generada por las pruebas atómicas francesas. En cambio, coincidió con la señal global de radiación detectada a lo largo del planeta, dominada por los ensayos nucleares realizados por la Unión Soviética y Estados Unidos durante las décadas de 1950 y 1960. "Este trabajo representa el primer análisis sólido que descarta que con las calimas llegue material radiactivo asociado a las pruebas nucleares realizadas en el Sáhara", ha afirmado Orizaola.
110 muestras recogidas por colaboradores en España, Francia y Austria
Este estudio se organizó alrededor de una llamada a través de redes sociales para fomentar la colaboración ciudadana en la recogida de muestras a lo largo de diversos países europeos. La recogida de muestras, coordinada por Ana Elisa Valdés, investigadora del IMIB-Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo-CSIC-Principado de Asturias), obtuvo un total de 110 muestras de polvo sahariano recogidas por 69 colaboradores provenientes fundamentalmente de España (80 muestras), Francia (14) y Austria (12).
La gran participación ciudadana en este proyecto, junto a la interacción entre diversas instituciones públicas internacionales, y el uso de datos generados y mantenidos por agencias climáticas y medioambientales proporciona lecciones muy útiles acerca del interés social en la ciencia y el valor de mantener estructuras científicas públicas.
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