Jesús Sánchez. presidente de la asociación de hosteleros de Málaga (Mahos)

"Hay calles en las que puede ser necesaria una moratoria de licencias; decir basta"

  • Reclama una nueva ordenanza de Vía Pública y que se "rompa" la 'almendra' para incentivar la actividad en otras zonas "Levantaremos el hacha de guerra de ser necesario", advierte

En pleno debate sobre el modo en que se ha de ordenar la necesaria convivencia entre la hostelería, los vecinos y la ocupación de la vía pública, Jesús Sánchez pone voz al sentir de parte del empresariado malagueño. Reclaman una normativa ajustada a una nueva realidad económica en la que los bares y restaurantes son protagonistas indiscutibles de una ciudad abierta la turismo. Y advierte que una restricción de los espacios de terraza, como pone sobre la mesa la Gerencia de Urbanismo, tocaría y de lleno la creación de empleo.

-¿Málaga necesita una nueva ordenanza?

-Obviamente la necesita, pero ya. Durante casi cuatro meses Comercio y Vía Pública han estado trabajando en ella y han pedido el consenso de casi todos, incluidas las asociaciones de vecinos. Que esa nueva ordenanza pueda tener algo que limar, seguro, pero es más realista con la Málaga que vivimos hoy. Si se hace una nueva ordenanza se debe contar con el consenso de los vecinos, de la hostelería y de los comercios. Ahora nos enteramos por los periódicos y no debe ser así.

-Lo último que hemos conocido son las sugerencias de la Gerencia de Urbanismo...

-Las que nos están pegando más y nos dan mucho que pensar son las de Urbanismo. A Málaga también le hace falta una regulación del centro histórico y su almendra, porque ha crecido mucho en los últimos años, con gran importancia de la hostelería. Esto hay que regularlo porque no se puede mantener a todo el mundo en un fuera de la ley. Prima hacerla. Lo que queremos es colaborar y hacer algo lo más justo posible y duradero. Y que el empresario pueda trabajar a gusto, no a sus anchas y con libertinaje, como dicen algunos. A gusto es que sepamos dónde podemos estar y lo que podemos hacer.

-Eso lo saben a día de hoy, con la actual ordenanza...

-Es casi imposible de cumplir esa ordenanza, porque está hecha en otra Málaga. Se hicieron una serie de planes de aprovechamiento que son para ampliar o limitar, dependiendo de lo que vaya pidiendo el día a día, las circunstancias, el turismo que nos viene. Pero a la larga un plan de aprovechamiento no deja de ser un parcha y lo que intentamos es tener una norma coherente, con un punto de sensatez y que no obligue luego a hacer 200.000 planes de aprovechamiento. Creo que eso es lo que quieren la ciudadanía y los políticos.

-¿Creen los empresarios que hay suficiente espacio para terrazas en el momento actual?

-Si aplicásemos la norma presente a rajatabla un 35% de las terrazas iría fuera, pero no solo del centro, sino también de Pedregalejo y Teatinos. Esa norma está obsoleta, nació en un periodo en que no estaba la ley antitabaco. Hay que tirarla a la basura y hacer algo nuevo. Málaga no tenía el nivel de peatonalización que ahora ni el nivel de turismo que ahora. ¿Qué hacemos con los cruceros, ponerlos a pasear sin que se tomen nada? Que no piensen que queremos una anarquía...

-Urbanismo quiere impedir mesas y sillas en calles de tres metros o menos...

-Hay calles como La Bolsa, pero que cuentan con otra calle paralela que está sin terrazas y permite el tránsito. El centro hay que estudiarlo como un ente propio, debe tener casi un plan de aprovechamiento propio y de sentido común. Sánchez Pastor no solo la veo llena de negocios de hostelería, sino también de souvenir. ¿Qué hacemos? ¿Quitamos los negocios de souvenir?

-Sabe usted que el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) también pone el acento sobre estos negocios...

-Sí, pero el OMAU no puede pretender que el empresario invierta donde él quiere. Puede recomendar, pero debemos recordarle al OMAU que tiene que dejar de trabajar para Urbanismo y que lo haga para todos los malagueños. El OMAU ahora trabaja para la Gerencia de Urbanismo y eso no es justo, porque el que se verá dañado luego es el malagueño.

-¿Cómo afectarían al sector la aplicación de algunas de las medidas propuestas por Urbanismo?

-Por lo menos el 35% de las zonas de terrazas quedarían afectadas en sus metros y cerca de un 30% de los trabajadores que estamos contratando. A lo mejor una terraza que ahora tenga ocho mesas podría quedarse en tres.

-¿Se sienten maltratados con el debate de las terrazas?

-Las asociación de hosteleros se siente desatendida más que maltratada. Si se atienden a otros grupos y sectores de la económica se tiene que atender a este también. El empresariado está muy indignado. Levantaremos el hacha de guerra de ser necesario. Esto está provocando cada vez más unión entre los nuestros porque estamos viendo que peligra nuestro negocio.

-¿No es el suyo un sector preferente y beneficiado por el Ayuntamiento en estos años?

-Preferente no lo veo, pero sí que ha habido un trato sabiendo de que atravesábamos una crisis económica y que el Ayuntamiento apostaba por un sector que era el único que podía crecer. Comercio se fijó en la hostelería. En dos años y medio la hostelería ha crecido un 48% y en toda la ciudad casi un 20%. Ese es un crecimiento amplio y hay que pensar que cada negocio crea entre 5 y 10 empleados, a lo que sumar las tasas... Pero si no hubiese demanda el empresario no abriría.

-La sensación extendida es que hay una sobreoferta de la hostelería, al menos en el casco antiguo.

-Como asociación empresarial no podemos limitar pero sí hemos llamado la atención a Comercio y les hemos dicho que tiene que tener cuidado, que tenemos que llegar al consenso para romper la almendra... Al Ayuntamiento le está costando que la ciudad crezca hacia La Malagueta, el soho, el río o Lagunillas. Debería contar con nosotros para abordar este asunto. El empresario podría decir qué necesita para ir a esas zonas. En ello ya se estaba trabajando y les decíamos que era algo que se nos podía venir encima. Hay una línea muy fina entre el crecimiento al posible decrecimiento. No queremos que llegue ese momento. Puede haber zonas peatonalizadas, muy bonitas, ¿pero qué más hay ahí? ¿Qué pretendemos que haya, 200 o 300 personas paseando por allí sin tomarse algo? ¿Si se sientan todas esas personas faltarán sillas, no? Nunca deberíamos espantar la inversión hostelera.

-¿Cómo se logra esa ruptura de la que habla?

-Creo que mediante ciertos incentivos pero sobre todo creando ambiente en esas otras zonas. Siempre digo que hemos puestos unas luces maravillosas en calle Larios, pero me quejo de lo que pasa en calle Nueva, o calle Carretería. Saliendo de calle Larios poco más. Podemos tener las luces más bonitas en Larios, pero tenemos que romper el esquema, hacer que la gente pasee por otros sitios.

-¿Existe riesgo de que el centro muera de éxito en lo que a hostelería se refiere?

-Si no trabajamos todos de la manos podría existir. Porque las limitaciones que se plantean desde Urbanismo son muy excesivas. ¿Lo que queremos es solucionar los problemas o buscar subvenciones? Si es lo primero, los análisis deben ser objetivos y una vez se dispongan de ellos, plantear ideas.

-¿A qué se refiere?

-El OMAU es un ente que lo que más hace es gestionar subvenciones y fondos Feder. ¿Qué hay detrás de todo esto? Es como cuando leo lo del parque-bosque en los sueños de Repsol, ante lo que se dice que va a suponer mucho coste. Es que lo vamos a pagar los malagueños. ¿O lo va a pagar el concejal de su bolsillo? Los malagueños demandan una organización del centro y los políticos deben hacerla, pero no restringirlo ni machacarlo.

-¿Hoy por hoy hace falta una moratoria de licencias a los negocios de hostelería en el centro?

-Habría que estudiar como se podría hacer eso. Si el Ayuntamiento decide hacerlo, como en su día hizo con los bancos, habría que analizar cómo. El tema es delicado. Me parece bien que en algunas calles se pretenda, hay calles en las que puede ser necesario decir basta.

-¿Dónde?

-Las calles las conocemos todos. Pero hay una subalmendra dentro de la almendra que debemos tener en cuenta. Hay calles que pueden estar saturadas, la Plaza de las Flores, donde no caben más negocios de hostelería o al menos más terrazas; y el triángulo desde Plaza del Obispo, Strachan, Plaza de la Constitución y Uncibay donde habría que estudiar calle a calle para ver cuántos vecinos viven realmente ahí, cuántos vecinos pasean por ahí y cuántos negocios podemos mantener ahí, porque llega un momento en que nos comemos a nosotros mismos. Pero de eso a que de golpe y plumazo se pretenda hacer una normativa para toda Málaga, es una barbaridad. El centro debe tener un tratamiento especial, para bien o para mal.

-¿Hasta qué punto asumen que los hosteleros incumplen la actual ordenanza de vía pública?

-Según el OMAU era más de un 80%, pero ese dato se basa en una normativa que es obsoleta. Si aplicas los planes de aprovechamiento autorizados ahora mismo podemos hablar de un 12% y 15% de empresas que incumplen en el centro. Igual que en el tema de la basura. Yo llamo la atención a los míos cuando me dicen, por ejemplo, que es el día de la madre y que le han venido dos mesas más. Si tienes ocho mesas deja que coma el otro... Hay que respetar lo que se tiene por que si no entramos en la anarquía y el libertinaje.

-¿Cree que una multa económica es suficiente?

-Nosotros hemos planteado la posibilidad de cerrar la terraza cuatro días a ciertos empresarios por incumplir la ordenanza. Es necesario convencer para que todo el mundo se ponga el cinturón con las terrazas, pero no porque la gente no se lo ponga vamos a penalizar al fabricante del automóvil. Pero eso hay que hacerlo cuando tengamos una norma consecuente.

-Urbanismo acaba de dejar claro que no permitirá la invasión del entorno de la Catedral ni del mercado de Atarazanas. ¿Qué le parece?

-Me parece muy bien siempre que lo que se permita sea de sentido común. También le digo a Urbanismo que el malagueño y el turista no salen solo a pasear. Hay que tener muy en cuenta que el turismo también viene por las compras y la gastronomía. Tampoco se puede crear una explanada y robar al malagueño y al empresario un espacio para parking o zonas verdes para hacer un espacio desolado. No digo que haya que llenarlo de terrazas, pero si se peatonaliza tiene que tener algo de sentido.

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