El campo de Málaga en 2025: Mejora puntual de campañas sin rentabilidad y la lengua azul como "golpe sanitario"

El secretario general de UPA hace un balance de un año marcado por el mildiu, la crisis sanitaria sufrida por los ganaderos, unas cosechas medias y unos precios que aún se mantienen lejos de cubrir los costes

La lengua azul provoca ya la muerte de 1.500 ovejas en Málaga: "Es un problemón el de los ganaderos"

Ovejas durante una feria ganadera.
Ovejas durante una feria ganadera. / Javier Flores

UPA Málaga hace balance de 2025, que califica como "un año de contrastes y claroscuros". El secretario general, Francisco Moscoso, explica que la provincia tiene un campo diverso, con enorme capacidad de generar valor, pero también evidencia sus fracturas: agua, sanidad, costes y cadena alimentaria. En agricultura, el mildiu golpeó donde más duele (pasa y viña) y en subtropicales, el mango enseñó el límite de un mercado que no protege al productor. En cuanto a la ganadería, la lengua azul fue una crisis total que no puede repetirse sin un sistema de prevención y respuesta mejor dotado. “Las últimas lluvias, caídas en momentos clave, permitieron respirar a parte del campo, pero la rentabilidad ha seguido siendo un grave problema en 2025, con costes altos, tensión en la cadena alimentaria y crisis específicas que han puesto al límite a las explotaciones familiares. A ello se le sumó la lengua azul, que ha castigado especialmente al ovino y ha dejado un impacto social y económico muy grave en comarcas como la Serranía de Ronda y el Guadalhorce”, afirma Moscoso.

Para UPA Málaga, 2025 confirma que el agua sigue siendo el factor que más determina el futuro de la agricultura, sobre todo en los subtropicales. “La recuperación parcial de recursos hídricos dio oxígeno a muchas fincas, pero el modelo continúa expuesto a restricciones, incertidumbre y competencia de usos. En paralelo, se mantuvo la presión de costes de producción (energía, fertilización, tratamientos, mano de obra), y volvimos a denunciar un patrón que se repite: en varios sectores el consumidor paga un precio alto mientras el agricultor recibe precios que no compensan, lo que alimenta el abandono y la pérdida de relevo generacional”, destaca Moscoso.

En olivar, 2025 fue una campaña claramente mejor que las anteriores. Ahora bien, desde UPA Málaga se insiste en que el año no puede medirse sólo por kilos. Al respecto, Francisco Moscoso hace hincapié: “El gran debate ha sido el precio en origen. En 2025 hemos visto cómo, tras máximos previos, el mercado presionaba a la baja y el aceite de oliva virgen extra se ha vendido, a veces, por debajo de los 4 euros, lo que nos obligó a alertar del riesgo de que el olivar tradicional quede de nuevo sin margen real. Nosotros seguimos defendiendo la estabilidad en el precio en origen, en el entorno de los 5 euros, para garantizar la rentabilidad de los productores y que el consumidor tenga una referencia asumible para mantener su fidelidad”, concreta Francisco Moscoso.

Pero si hay un sector que simboliza la crudeza de 2025 en Málaga, es el de la uva pasa moscatel, un cultivo con valor económico, cultural y paisajístico en la Axarquía. “Alertamos de una caída media cercana al 80% por la combinación de sequía y una incidencia muy fuerte de mildiu, con explotaciones que quedaron prácticamente sin cosecha. Comparado con 2024, 2025 no fue un año regular, sino un golpe que reabre el debate sobre seguros, medidas fiscales y laborales, y apoyo directo para evitar abandono en un territorio que no puede permitirse perder agricultores”, afirma el secretario general la organización agraria.

En cuanto a los subtropicales, califica al cultivo como el “termómetro” social y económico del campo malagueño. Al respecto, señala: “2025 nos ha dejado dos lecturas muy claras. En aguacate, el año vino acompañado de un repunte de producción gracias a lluvias de primavera, que mejoraron calibres y disponibilidad. Además, las cifras de comercio exterior reflejan la potencia del sector. En mango, en cambio, 2025 fue el año en que denunciamos con más fuerza la ruina por precios en origen, entre 70 y 80 céntimos para el agricultor, mientras al consumidor le llegaba multiplicado en tienda. Para UPA Málaga, esto no es un mal año, sino la prueba de que la cadena funciona en contra del productor y de que hace falta actuar sobre márgenes, contratos y poder de negociación”.

En cuanto a los retos para el año 2026, adelanta que UPA Málaga tiene tres prioridades encima de la mesa: “una política de agua realista y ejecutable (no sólo anuncios), una respuesta sólida a la sanidad vegetal y animal (seguros, ayudas, vacunación y planificación), y actuaciones que obliguen a que la cadena alimentaria deje de expulsar a agricultores y ganaderos vendiendo por debajo de costes”. En palabras del secretario general de UPA Málaga, “afrontamos 2026 con dedicación plena, disponibilidad total y compromiso firme” para defender la agricultura y ganadería familiar.

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