Casa Peña, la ceramista a la que Málaga 'expulsó' y Jaén lleva a la feria más importante de París

Cristina Peña nació, se crio, estudió, se desarrolló como artista y ceramista y, se puede decir que, alcanzó el éxito en Málaga, donde forjó Casa Peña, su marca. Pero justo antes de la gran manifestación por la vivienda que se convocó en la ciudad por el alto precio de la vivienda tuvo que mudarse rumbo a Úbeda, en Jaén. Era una de las damnificadas por el alto precio del mercado inmobiliario. No importó que sus piezas de artesanía no durasen ni cinco minutos cada vez que subía una nueva remesa a la web. O sus stands quedasen vacíos al poco de abrir los mercadillos a los que acudía. Tampoco que llegase a colaborar en los Grammy Latino celebrados en Sevilla como muestra de la cultura andaluza. O que al taller en el que se pudo instalar en Churriana llegasen alumnos desde Madrid o Baleares sólo para poder aprender sus técnicas. El dueño del local le comunicó que iba a subirle el precio y no podía, ni quería mantenerlo. Mucho menos teniendo en cuenta que seguía viviendo con sus padres, ante la imposibilidad económica para emanciparse. Tampoco, critica, recibió "ninguna ayuda" por parte de las instituciones para que se quedase. Ahora, en la provincia vecina, la suerte es distinta: su obra está en París, de la mano de la asociación de artesanos de Úbeda en la Feria Maison et Objets, una de las muestras más importantes del continente de decoración y objetos del hogar.

Los platos, tazas o cuencos de Casa Peña se nutren de las raíces andaluzas y malagueñas. No sólo por los motivos geométricos y florales que los decoran, también por las frases que los presiden. 'No ni ná', 'Vengo de la tierra donde el compás se hace con los nudillos en la mesa' o 'Cuando pueda ser iremos a ese sitio, allí hace sol y tenemos tiempo de sobra para aprender a ser felices y no dejar de serlo' han hecho que su artesanía cale en sus compradores, que no sólo están en la comunidad autónoma. "Estar fuera de Málaga también afecta a mi arte, yo me nutro de lo que he vivido", dice la artesana, cuyas obras se pueden ver en la cita parisina estos días, entre el 4 y el 8 de septiembre. 'Me escoltan mis abuelas', dice otro de sus platos más celebrados. Y también es uno de los motivos por los que quiere volver, "siento que me estoy perdiendo los últimos años de mi abuela", afirma desde Jaén.

Lo ha intentado recientemente, aunque fuese por la vía de volver a casa de sus padres, en la treintena. "Pero Málaga está imposible: me pedían 250 euros al mes por un taller de nueve metros cuadrados. Ahí no me entra ni el horno ni un par de platos", afirma. Al final, tuvo que mudarse a Jaén capital, desde donde sigue asociada al grupo de Artesanos de Úbeda, con quienes está en la muestra parisina. "Tengo muchas ganas de volver a Málaga, pero la opción no existe, está imposible", asegura. Y eso pese a que cada vez que saca una nueva hornada de su slow atelier, de unos 100 o 150 ejemplares, a su web no tardan ni 15 minutos en agotarse y tener que colgar el todo vendido.

La artista, que ha representado a la comunidad autónoma en los Grammy Latinos y cuenta con el distintivo de Artesanía hecha en Andalucía, señala que sus últimas experiencias en Málaga no han sido "buenas". "No he encontrado ninguna ayuda, y eso que represento a Málaga donde voy", reclama. Sin embargo, en Jaén "al principio no tenía ni horno propio", pero se encontró con multitud de manos dispuestas a ayudarla, asegura, y poder seguir con su ritmo de trabajo.

Pese a todo, Peña no se resigna. Confía en volver algún día a la ciudad, si se consigue encauzar el mercado inmobiliario. Ya lo dejó ella en una de sus obras: 'Si te pierdes, búscate en las cosas que amas'. Y Cristina Peña, asegura, no dejará de amar a Málaga. Ni de pintarla en sus piezas de cerámica.