El parqué
Continúan los máximos
La Comic Con de San Diego Málaga 2025 convierte hoy la ciudad, y especialmente el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga, en un verdadero hervidero de gente. Se sabía sábado era el día grande de la convención, y no ha defraudado: se esperan entre 60.000 y 70.000 asistentes durante la jornada. La sensación al entrar, si es que puedes, es clara: miles de personas apretadas en un mismo espacio con un único objetivo, disfrutar de la gran fiesta de la cultura pop y de una oportunidad única que ha salido por primera vez de USA y llegado a España.
Lo primero que sorprende nada más poner un pie dentro es la cantidad de gente, y dentro de ello, la cantidad de cosplay. Resulta casi imposible dar dos pasos sin cruzarse con un Spiderman, una guerrera de anime o algún personaje de videojuego recreado con un nivel de detalle increíble. El ambiente supera las expectativas e incluso a ratos, la ficción supera la realidad; de hecho, uno de los trabajadores del evento comentaba con ironía que a él no le dejan pasar el casco de su moto pero ve a otros dentro con espadas, katanas o martillos enormes como parte del disfraz.
El gran problema del evento es el espacio. Todo está tan compacto que en muchos momentos cuesta avanzar unos metros. Hay zonas donde la densidad de gente es tal que “no entra ni una hormiga”, como decía un pequeño esperando cola cogido de la mano de su madre. La acumulación convierte en odisea cualquier trayecto y la experiencia se vuelve agotadora, a ratos, agotadora con calor, empujones y la sensación constante de estar atrapado en un pasillo interminable. A los más pequeños, esto no parece importables, ya que con sus palomitas en mano, su cosplay puesto y sus ojos brillantes no dejan de señalas a los super héroes y personajes que han cobrado vida fuera de las pantallas ante sus ojos.
Entre quienes se arman de paciencia en cola, hay visitantes llegados de Málaga, de otras partes de España y de diferentes países. Los asistentes se dividen entre quienes se quejan por la organización y quienes optan por el optimismo para vivir un día que llevan meses esperando.
Decenas de personas están presentando hojas de reclamaciones en la recepción principal del evento, principalmente por la organización y por las colas.
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Algunos de ellos han explicado que esperaron durante dos horas para entrar al recinto, pero que cuando han salido de nuevo para comer -la zona de restauración está fuera- han tenido que volver a hacer la cola, a pleno sol.
Pese a ello se respira entusiasmo, hay gente dispuesta a charlar y compartir la experiencia, y la oferta de actividades es tan amplia que siempre hay algo que ver o hacer.
Lo más destacado de la jornada son, una vez, las colas y la aglomeración, pero también al mismo nivel las ganas de pasarlo bien. Ganas de reír, de hacerse fotos, de compartir la pasión por esta cultura que no siempre tiene un escaparate de este tamaño. Y es que la Comic Con se queda en Málaga durante al menos tres años, una oportunidad para que no solo se hable de colas y apreturas, sino también de cómo estas críticas pueden servir para crecer, mejorar la organización y multiplicar la diversión por mil en futuras ediciones. Eso sí, quizás no convenga multiplicar tanto el número de asistentes.
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