La construcción no remonta
Será el único sector que se mantendrá en números rojos el año que viene El stock apenas se ha reducido en 12.000 viviendas en Málaga desde 2010
Creció como la espuma y se ha ahogado en ella, sin visos de reanimación a corto plazo. El sector de la construcción fue el gran artífice del auge económico experimentado en Málaga y Andalucía entre 2003 y 2007. Los promotores vendían los pisos sobre plano porque los compradores temían que se los quitaran y ese ansia de la clientela hizo que se dispararan los precios, llegando a situaciones surrealistas como que un piso costara 30.000 euros más que el de al lado pese a que se iban a construir todos al mismo tiempo. La excusa era que se había vendido un mes más tarde. Los bancos, lanzados, daban créditos de hasta el 120% -incluyendo el importe total de la vivienda y dinero extra para amueblarla- y todo el mundo, por un momento, se creyó que era rico y que los inmuebles no solo no perderían valor sino que lo triplicarían en poco tiempo. Nadie quería reconocer que se estaba inflando una burbuja que, cuando explotara, iba a hacer hasta daño, sobre todo porque los salarios eran prácticamente los mismos.
Cinco años después del estallido, el sector sigue aún noqueado y no parece que esté en condiciones de volver al ring. Analistas Económicos de Andalucía afirma que será la única actividad que caerá el año que viene, un -1,9%, en Andalucía y Málaga será una de las provincias más perjudicadas porque es donde la resaca está siendo mayor.
Se construyó casi sin mirar porque el negocio estaba, supuestamente, asegurado. Y de aquellos barros vienen ahora estos lodos. Según las estimaciones de Analistas, en la comunidad autónoma hay un stock de 160.446 viviendas, de las cuales 38.862 están en Málaga. Felisa Becerra, técnico de Analistas, explicó ayer que la buena noticia es que ese excedente se ha reducido en 30.000 inmuebles desde el año 2010 en Andalucía y en 11.900 en Málaga en el mismo periodo.
Hay varios factores que explican esa tendencia. El primero es que, tanto los residentes como los extranjeros, siguen queriendo viviendas en la Costa del Sol y los precios están a unos niveles muy bajos, por lo que aquellos que pueden permitírselo están adquiriendo inmuebles para uso propio o como inversión. El segundo es que, ante el concurso de acreedores o la liquidación de numerosas empresas, los bancos se han quedado con miles de viviendas que necesitan vender, incluso a costa de la depreciación de sus activos, para no acumular más deuda. Hay grandes grupos especulativos que están adquiriendo paquetes de inmuebles a precios de saldo para buscar una rentabilidad. En tercer lugar, los promotores no están haciendo nuevos proyectos hasta que no vendan lo que les sobra, por lo que la demanda, poco a poco, se come la oferta.
Nadie sabe cuándo se acabará con el stock ni de qué forma. Expertos del sector tienen claro que habrá inmuebles que, por su ubicación o características, nunca podrán ser vendidos e incluso hay quien aboga por su demolición. Francisco García Navas, consejero delegado de Analistas, indicó ayer que hay una "demanda contenida" como demuestra el hecho de que los depósitos bancarios de los hogares "están en máximos". La incertidumbre está favoreciendo el ahorro y, pese a que los promotores y bancos repiten por activa y por pasiva que ahora es el mejor momento para comprar una vivienda, es aún reducido el número de personas que se atreve.
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